Cirugía en la Edad Media

EDAD MEDIA

La "Edad Media" es el período comprendido desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 d.C., hasta el descubrimiento de América en 1492.

CIRUGÍA EN LA EDAD MEDIA

Todas las ideas desarrolladas desde la antigua Grecia hasta el Renacimiento, pasando por las de Galeno, se basaron en el mantenimiento de la salud a través del control de la dieta y de la higiene. Los conocimientos anatómicos estaban limitados y había pocos tratamientos curativos o quirúrgicos.

Los médicos fundamentaban su trabajo en una buena relación con los pacientes, combatiendo las pequeñas dolencias y calmando las crónicas, y poco podían hacer contra las enfermedades epidémicas que acabaron expandiéndose por medio mundo. La medicina medieval fue una mezcla dinámica de ciencia y misticismo.

En la temprana Edad Media, justo tras la caída del Imperio Romano en manos de los Godos (476 d.C.) y hasta el siglo XV, en el mundo occidental, la superstición impidió la realización de estudios serios de anatomía y patología quirúrgica. El conocimiento médico se basaba básicamente en los textos griegos y romanos supervivientes que quedaron preservados en monasterios y otros lugares (Herrera, 2008). Prevalecía el concepto de Galeno del "laudable pus", encontrar una sustancia milagrosa para prevenir la infección e inducir la curación. Su dogmatismo perduró durante siglos al amparo del oscurantismo en que se vio sumido el mundo occidental tras la caída del Imperio Romano.

Los monasterios recogieron y transmitieron conocimientos con la veneración por lo antiguo y el desinterés o alejamiento de la realidad. Sin embargo, su labor permitió la supervivencia de un cuerpo doctrinal en Occidente. La terapéutica abandonó los incipientes criterios científicos y volvió a las simplificaciones de la medicina popular y a las interpretaciones sobrenaturales. La influencia del cristianismo otorgó a la medicina un importante componente de misticismo religioso. Por otra parte, la asociación de los primeros hospitales cristianos de beneficencia y el desarrollo de las órdenes monásticas permitió que los monasterios asumieran parte de la asistencia médica de occidente. Paralelamente, la práctica de la cirugía se devaluó, siendo ejercida por profanos, iletrados y charlatanes. Así, los curanderos germánicos daban masajes, reducían luxaciones y fracturas y curaban heridas.

No fue hasta el siglo XII cuando Europa comenzó a despertar gradualmente de su edad oscura. Empezaron a fundarse universidades y hospitales, la disección humana se reanudó y los importantes textos griegos comenzaron a traducirse del árabe al latín. Sin embargo, hasta el siglo XVI, todos los avances se realizaron a la sombra de Hipócrates. Los primeros hospitales de la época medieval surgieron en Bizancio. De ellos, el más importante fue el de Constantinopla, fundado en el siglo XII, y que de un total de 50 camas dedicaba 10 a pacientes quirúrgicos.

En confluencia con el mundo árabe, se organizaron en torno al Mediterráneo algunos centros de excepción en los que el saber médico era transmitido. La Escuela de Salerno, o la de Montpellier, comenzaron el desarrollo de la enseñanza médica organizada, recibiendo influencias desde el mundo islámico.

Cirugías e Instrumental quirúrgico utilizado en la edad Medieval.

CIRUGÍA DE GUERRA

La pólvora negra se inventó tras una mezcla de nitrato potásico, carbón vegetal y azufre. Fue inventada en China para hacer fuegos artificiales y armas, aproximadamente en el siglo IX de nuestra era, aunque no concibieron las armas de fuego como nosotros las conocemos. Los bizantinos y los árabes la introdujeron en Europa alrededor del 1200. La cirugía fue durante mucho tiempo el último recurso al que acudían los pacientes que no tenían otra alternativa. Mucho más tarde, las heridas de guerra son también el objeto esencial de las investigaciones de Ambrose Paré, que se preocupa de las heridas contusas pro­vocadas por las nuevas armas de fuego y por la pólvora, que se considera entonces como un veneno. Así, en cierto modo, el auge de la cirugía va a la par con el desarrollo militar.

El cirujano militar francés del siglo XVI Ambroise Pare es considerado por muchos el padre de la cirugía moderna.

En la Edad Media los cirujanos especializados con estudios universitarios eran más bien pocos. ...

Es que caer en manos de un cirujano promedio era caer en manos de algo así como un herrero del cuerpo humano. La anestesia ni siquiera existía, y cuando se inventó era de uso exclusivo de quienes podían pagarla. La enfermedad es la misma desde la Prehistoria, pero no así la forma de tratarla.

Es una época en la que el cuerpo es despreciado por ser un mero recipiente del alma: en la que se pensaba que la enfermedad era un castigo divino para la que la mayoría de las veces solamente servían rezos, penitencia y amuletos.

Durante muchos años las hemorroides se trataron aplicando hierro al rojo vivo en el ano, un recurso que solamente se usaba si la prescripción de plegarias previa no surtía efecto. Menos mal que en el esplendor de Al-Andalus el médico Maimónides escribió un tratado sobre su curación... aconsejando un buen baño de agua caliente.

El dolor era parecido y el éxito de la operación no siempre estaba asegurado...


¿O están pensando en la anestesia?


La anestesia no existía, aunque usaban sustancias para inducir al sueño a los pacientes, como el opio o la cicuta, ésta última potencialmente muy venenosa. No sin antes ofrecer una buena ingesta de vino para dejar "fuera de combate" al pobre mortal que iba a ser operado.

Sin embargo, con la introducción de la medicina en las enseñanzas universitarias, a partir del siglo XIII, los avances teóricos y prácticos fueron a más.

La Edad Media es una época oscura con una incipiente medicina que tuvo que hacer frente a plagas devastadoras y a prejuicios religiosos.

El año 1215 fue un año aciago para la medicina medieval: el Papa Inocencio III prohibió a los clérigos practicar la cirugía por su “carácter cruento”, menospreciando este oficio por el aborrecimiento que la Iglesia tenía a la sangre.

La labor manual fue desdeñada y se quedó en manos de los "Barberos". Si en esa época se hubiera podido protestar, el lema podría haber sido “los recortes del barbero matan”, aunque sería injusto ya que el cirujano-barbero fue una figura esencial durante muchos siglos. El estudio de muchos cráneos demuestran que sus trepanaciones funcionaban.

LOS BARBEROS-CIRUJANOS:


Por supuesto que al comienzo de esta historia, ya existían los peluqueros y barberos (que en realidad datan desde la prehistoria).

Hace unos cuantos siglos, a mediados del siglo XIII, existía una peculiar profesión que era la de “Cirujano-Barbero”. Los cirujanos barberos tuvieron gran auge durante finales de la Edad Media y el Renacimiento. Uno de los personajes más peculiares en la historia de la cirugía, pero a la vez, menos valorado durante la misma, ha sido el barbero. Este singular trabajador, cargó por mucho tiempo con el pecado de la impureza, por tocar, cortar o derramar sangre del cuerpo humano, prácticas consideradas por mucho tiempo impropias y pecaminosas.

Su labor era de lo mas dispar... Así como cortaban el cabello y la barba, los cirujanos-barberos hacían sangrías, extraían muelas, blanqueaban los dientes con aguafuerte o realizaban amputaciones de miembros y otras cirugías menores.

En la historia hubo muchos momentos en que los hombres (guerreros especialmente) usaban el cabello largo y barba, por lo que los barberos no tenían mucho trabajo, se dedicaban a las mujeres y a la confección y mantenimiento de pelucas, tan usadas por la nobleza.

En el Imperio Romano, hasta esa época los hombres usaban barbas y cabellos largos. Pero la influencia de los griegos les trajo la moda de los barberos y las barberías. En el año 296 a.C., Ticinius Mena, un senador romano, vuelve a Roma desde Sicilia e introduce la costumbre de las barberías. Según cuenta Plinio el Viejo, el primer romano importante que apareció afeitado fue el general y cónsul Escipión el Africano. Así aparece su imagen en una moneda del siglo III a.C.. A partir de esa fecha, ése será el estilo de los hombres en Roma, hasta casi la caída del Imperio, donde vuelven a usarse las barbas y los cabellos largos. Los barberos se llamaban “tonsores”, y también entre los romanos, la profesión de tonsurar era muy respetada. Los romanos cuidaban mucho su aspecto, y pronto las ”tonstrinae” (barberías), al igual que en Grecia, se volverán un punto de reunión y de sociabilidad importante para los romanos. La operación del afeitado de las barbas era hecha sólo con agua y navajas de bronce afiladas con piedras, ("novaculae") o por medio de depilación con cera de abejas y pinzas depiladoras. Además de cortarles el cabello, los masajeaban, les hacían manicura y pedicuría, y los perfumaban. Los romanos pasaban varias horas en las barberías para estos cuidados. E incluso en esa época los barberos comenzaron a hacer también extracciones dentales (noten la similitud del viejo sillón reclinable de barbero con los primeros sillones de Odontología). Los patricios, gente de mejor posición social, tenían sus propios barberos dentro del conjunto de su servidumbre. Y las mujeres contaban siempre con barberos personales entre sus esclavos.

Cuando se produce la caída del Imperio Romano y los pueblos llamados por ellos "bárbaros" invaden Europa, todos lucían muy afeitados. Pero los francos, visigodos, y los demás pueblos germanos traen la moda de los cabellos largos y las barbas.

En la Era Medieval, se produce un ascenso importante en la actividad de los barberos. Todas las operaciones quirúrgicas habían pasado a manos de los clérigos, quienes eran las únicas personas ilustradas en la sociedad medieval. Los nobles, incluso, no sabían en su gran mayoría leer ni escribir. Los clérigos toman como asistentes de sus intervenciones médicas a los más capacitados para esa tarea, por entonces: los barberos, quienes estaban ya familiarizados con extracciones dentales y algunas otras curas menores. El Concilio de Letrán de 1123 prohibió la práctica de la medicina a monjes y sacerdotes. En el Concilio de Tours de 1163, el Papa Alejandro III prohíbe a los clérigos seguir realizando operaciones quirúrgicas. Y en 1215 el Papa Inocencio III lanza un anatema contra los clérigos que practiquen “cirujía”. Se declara que extraer sangre de seres humanos (la mayoría de las curaciones eran sangrías) sería, de allí en más, un pecado de sacrilegio para los ministros de Dios. Como consecuencia, los barberos pasan a tomar en sus manos íntegramente estas funciones. La profesión de barbero adquiere entonces una categoría no conocida anteriormente. Y también comienza, en el transcurso de los próximos seis siglos, una lucha y una competencia entre barberos y médicos cirujanos. Hasta la mitad del siglo XV los barberos continuaron haciendo cirujías y todo tipo de curaciones, sin mayores problemas. Su imagen no fue aceptada y comprendida en sus inicios, relegándolo muchas veces a bufón, habilidoso, charlatán, sin recordar que gracias a su trabajo y tesón se esbozaron los caminos que nos conducirían a la cirugía actual. Los barberos-cirujanos o romancistas, ocupaban un estrato inferior al de cirujano de toga larga o latinista quienes, consideraban que los primeros no debían ocuparse o entender la medicina (pese a que estos venían ejerciendo la práctica médica aun antes de que se instauren los títulos académicos). Los barberos eran hombres autodidactas con gran sentido de la naturaleza, como enunciaba Paracelso: “Comadronas, curanderos, nigromantes, barberos, pastores y campesinos saben muchas cosas que aparentemente no han sido tomadas en consideración por los doctores eruditos.

En 1450, en Inglaterra, los barberos, por decisión del Parlamento, quedarían restringidos a sangrías, extracciones dentales y corte y cuidado del cabello. En los siglos XVI y XVII, los barberos ocuparían altas posiciones en las cortes reales. Una ordenanza de Enrique VIII los autorizaba a recibir una vez por año cadáveres para diseccionar y estudiar anatomía humana.

El oficio de “Cirujano-Barbero” surgió por las disputas de los gremios de cirujanos y barberos, ya que los primeros eran gente con estudios, y cobraban más caro sus servicios; los barberos eran más solicitados por la diversidad de servicios que prestaban, y muchos contaban con la confianza de nobles a los que asistían y que no creían demasiado en la medicina de aquella época.

Algunos de estos barberos se dejaban aconsejar o incluso estaban acompañados en su aprendizaje por un cirujano, pero la mayoría tomó el oficio heredado de sus padres, que a su vez tampoco tenían demasiados conocimientos lo cual, en la mayoría de los casos acababa en desastre y era peor el remedio que la enfermedad. Por ejemplo, en esta época los cirujanos-barberos solían remediar un dolor de cabeza con una trepanación, pues pensaban que cortar un trozo de cráneo aliviaba la presión sobre el cerebro, causante del dolor de cabeza e incluso curaba la locura. Aunque han curado a más de un paciente con hipertensión endocraneana.

En la primavera, era común que la gente acudiera a hacerse una sangría, pues se creía que sacándose el exceso de sangre, se equilibraban los humores del cuerpo y se era más resistente ante las enfermedades. Millones de sanguijuelas eran usadas para este fin, pero la mayoría usaba un método más drástico. Se sumergía el brazo del paciente en agua caliente para que las venas resaltaran y poderlas ver mejor, luego el paciente se agarraba con fuerza a un poste donde las venas se hinchaban y el barbero hacía una incisión en la vena elegida (cada una era asociada a un órgano) para que la sangre brotara y cayera en un recipiente, que hacía las veces de medidor de la cantidad de sangre extraída, llamada “sangradera”.

Cuando los “cirujanos-barberos” que tenían prestigio y no eran ambulantes se establecían en un local, adoptaron como símbolo para colocar en sus puertas y que la gente los reconociera, un cartel con una mano levantada de la que chorreaba sangre que caía a la sangradera. Como las manchas de sangre del poste no daban buena impresión a los clientes, el poste se pintó por completo de rojo y en él se ataban trozos de venda blancas.

Entonces el gremio decidió cambiar la mano chorreando sangre y colocaron el poste blanco y rojo que era mas discreto para señalizar su establecimiento, y que el viajero fatigado y herido pudiera,. conocer a distancia adónde podía recurrir.

Esto explica el significado del símbolo, pero no de dónde proviene. Por qué un palo? En 1658 fue publicado un trabajo titulado "Comenii Orbis Pictus", por un Obispo de Moravia, Iohannes Amos Comenius, que se dice fue el primer libro escolar ilustrado e impreso. En una de sus páginas, podemos ver la imagen del interior de una barbería. Un barbero-cirujano le está practicando una flebotomía a un paciente. El paciente sostiene con su mano derecha un bastón, el cual le permite tener su brazo horizontal, y tiene una venda arrollada alrededor del bastón. Ese fue el motivo de la insignia del barbero. Seguramente fue un instrumento de uso común en las barberías, y ayudó fácilmente a identificar el lugar para el viajero. Lo que sí es claro, es que el origen de este símbolo va muy atrás en el tiempo, posiblemente hasta la Antigua Roma.

Los barberos, los médicos del pueblo, saben el arte de curar, no a merced de los libros sino a través de la luz de la naturaleza o por la tradición procedente de los antiguos magos”, y por ende eran sujetos prácticos. No es de extrañar que en una pugna entre Gourmelen (Decano de la Facultad de Medicina de París) y Ambrosio Paré (cirujano-barbero), este último le recriminara “¿Os atrevéis a enseñarme Cirugía, vos que nunca habéis salido de vuestro estudio? La Cirugía se aprende por los ojos y por las manos. Vos, no sabéis otra cosa que charlar en una cátedra”. El barbero, ejerce su profesión en la barbería, lugar de confluencia de varias vertientes: la primera, la curación, mediante la ejecución del rol de sacamuelas, sangrador, enfermero, echador de ventosas y lo que hoy se denominaría cirugía menor; la segunda, como punto de reunión y tertulia durante la actividad de peluquero y rapabarbas. Muchas veces el barbero era considerado un charlatán locuaz que se preocupaba más de los acontecimientos ocurridos en el vecindario que en sus otras actividades, “su verborrea y su versatilidad, que lo mismo analiza la política que cuenta el último cliente, le han servido de verdad para atraer a la clientela, que no se aburría mientras esperaba o mientras se cortaba el pelo”.

Hasta 1745, las corporaciones de cirujanos funcionaron junto con las compañías de barberos. A partir de ese año, por decisión del rey Jorge II de Gran Bretaña, las corporaciones serán separadas y los barberos deberán limitarse a sus funciones de corte y arreglo del cabello. El rey Luis XIV en Francia tomará la misma medida pocos años después. Esto producirá una declinación y una pérdida de prestigio en la profesión de barbero. A partir de la segunda. mitad del siglo XVIII, las barberías se vuelven lugares frecuentados por gente de bajo nivel social, y los barberos pierden respeto y categoría social.

A finales del siglo XIX, en la mayoría de ciudades, la presión de los cirujanos consiguió que los barberos lograran por separado un gremio independiente, y a pesar de ello conservaron el famoso poste que hoy en día seguimos viendo en muchas barberias y alguna peluquería que están rescatando este símbolo: un poste con rayas helicoidales rojas y blancas.

Algunos de estos postes incluyen el color azul, introducido por los franceses y posteriormente por los americanos para resaltar los colores de su bandera. Como curiosidad, en algunos países de Asia, este poste no indica exactamente un lugar donde afeitarse, sino un prostíbulo, así que si van a Asia y se tienen que cortar el pelo, tengan cuidado en donde se meten...

En el siglo XIII, mientras en Francia reinaba la dinastía de los Luises y las grandes pelucas estaban a la orden del día, un peluquero (profesión que en esa época correspondía sólo a plebeyos) realizó un trabajo tan perfecto para la Corte que fue nombrado Caballero. Tal acontecimiento quedó grabado en la historia, siendo elegida esa fecha para festejar todos los años, y a nivel mundial "El Día del Peluquero". El 25 de agosto, “Día del Peluquero”, fecha en que se ha universalizado la profesión, se recuerda la Santificación de la Iglesia Católica de Luis IX, Rey de Francia, quien gobernó de 1261 a 1270, y que en su reinado jerarquizó a su peluquero declarándolo hombre libre, equiparándolo a los caballeros, jueces, médicos y magistrados, autorizándole el uso en su atuendo de un espadín que era símbolo de tal distinción.

Con el correr de los años (y siglos) los cirujanos seguimos siendo “cirujanos”, y los barberos pasaron a ser peluqueros y actualmente “Estilistas”, marcando las tendencias de la belleza especialmente femenina.

Enrique VIII los autorizaba a recibir una vez por año cadáveres para diseccionar y estudiar anatomía humana.

Medicina y Cirugía, Religión y Universidad


No es justo ofrecer una visión de la medicina y cirugía medievales tan simple como la anterior. Fue en un principio monástica, al ser estos lugares unos auténticos cruces de caminos en los que se conservaban los manuscritos griegos y romanos. Un saber que se encontraba enclaustrado entre textos de Galeno y terapias basadas en milagros de santos y hierbas mágicas.

Con la creación de las universidades, ligadas también a la Iglesia, el foco de interés se traslada a Éstas. Con ellas, llega un mejor conocimiento del cuerpo, a pesar de la tensión latente entre médicos de falda corta (barberos) y de falda larga (universitarios).

A la vez, seguía vigente la pronoia (en cristiano: el diagnóstico sin preguntar al paciente). Se demonizaba a los enfermos psíquicos y se creía en la magia de los amuletos y reliquias de santos.

En la Universidad de Bolonia, se hizo la primera autopsia (1281) y tuvo lugar la primera disección metódica del organismo humano, aunque no siempre se contaba lo que se veía empíricamente, sino que se copiaban antiguos tratados. También se avanzó en la anestesia, con una especie de soporífero que consistía en una esponja mojada, entre otras sustancias, con opio y mandrágora. Eso así, el vino seguía usándose para todo.

En Salerno y otros centros universitarios, se concebía la enfermedad como una causa natural y se avanzó en cirugía estudiando los cuerpos desgarrados de los cruzados. De esta ciudad es un famoso poema médico que recomienda moderación al comer y beber, desayunar pan mojado en vino, comer queso tras las comidas, cebolla picada como crecepelo y ciruelas como laxante.

La orina, el emblema del médico medieval: Lo fundamental para un buen médico medieval era el estudio del pulso y de la orina de los pacientes. Se reverenciaba el pis porque se pensaba que filtraba los cuatro humores orgánicos de los que se pensaba que estaba formado el cuerpo. De ella se estudiaban los sedimentos, el color y su densidad y se enviaba en tarros de cristal cubiertos de mimbre, iniciándose así el diagnóstico a larga distancia.

Existe una anécdota muy graciosa, protagonizada por el Duque Enrique I de Baviera, que puso a prueba a un médico monástico enviándole la orina de una dama de la corte. Éste escribió después: “Dios está ahora casi haciendo un portentoso y jamás oído milagro, que un hombre pueda dar a luz una criatura".

El duque se avergonzó al verse descubierto.

SANGRÍAS


Las soluciones “médicas” que se usaban en el Medievo eran un poco de "terror". Las sangrías adquirieron estatus de solución universal, ya que se pensaba que la mayoría de las enfermedades eran por exceso de líquido corporal. Esto se basaba en la teoría de los cuatro humores clásica, según la cual el cuerpo está compuesto de los cuatro elementos (bilis negra, bilis, flema y sangre).

Las sangrías se hacían de dos maneras:

1) Efectuando una "herida cortante" (habitualmente en brazo o pierna) y dejar que sangre durante unos minutos.

2) O usando "sanguijuelas" que chupaban la sangre de la zona afectada o directamente abriendo una vena del brazo para su posterior drenaje.


Si quieren saber mas sobre el tratamiento con sanguijuelas, hoy llamado "Hirudoterapia"...

Sanguijuelas_Sanadoras.pdf

MEDICINA ÁRABE


Tras la muerte de Mahoma en el año 632 comienza el período de expansión musulmana. En apenas cien años los árabes ocupan Siria, Egipto, Palestina, Persia, la península Ibérica y parte de la India. Durante esa expansión se van incorporando, por mandato del profeta («Buscad el saber aunque tengáis que ir a China»), los elementos culturales más relevantes de cada territorio, pasando en poco tiempo de practicar una medicina primitiva (empírico-mágica) a dominar la medicina técnica helénica de clara influencia hipocrática.

Otra cita atribuida al profeta Mahoma dice que sólo hay dos ciencias: la teología, para salvar el alma, y la medicina, para salvar el cuerpo. Entre los musulmanes Al Hakim (El Médico) era sinónimo de "sabio maestro". Los médicos árabes tenían la obligación de especializarse en algún campo de la medicina, y existían clases dentro de la profesión: De mayor a menor categoría encontramos al Hakim (el médico del maristán, hospital), el Tahib, el Mutabbib (médico en prácticas) y el Mudawi (médico cuyo conocimiento es meramente empírico) (Herrera, 2008).

La medicina árabe también nos ayudó a tratar las cataratas avanzadas, porque en un primer momento la cosa se hacía “a pelo” con un objeto punzante introducido en la córnea. Menos mal que se introdujo una jeringa hipodérmina para extraer la catarata por succión.


Es muy interesante la historia de la Jeringa...

Historia de la Jeringa.doc

Abul Qasim al Zahrawi

El andalusí que revolucionó la cirugía

Los descubrimientos realizados por Abul Qasim Jalaf ibn Abbas al Zahrawi fueron únicos y revolucionaron la cirugía. Él inventó y perfeccionó más de 150 instrumentos. Los métodos utilizados por él son todavía relevantes y fueron totalmente revolucionarios en la Europa medieval.

Abul Qasim Jalaf ibn Abbas al Zahrawi nació en el año 936 en un lugar destacado: la ciudad de Medina Azahara, entonces capital del Califato de Córdova y situada a unos 8 kms al oeste de la ciudad de Córdova. Él recibió una esmerada educación y se interesó, sobre todo, por la medicina.

Él consideraba el conocimiento de la anatomía como absolutamente indispensable para el cirujano y recomendó estudiarlo siguiendo las obras de Galeno. Al mismo tiempo creía que la práctica de la cirugía y la observación eran muy importantes para todos los médicos. Incluso en la cima de su popularidad, Al Zahrawi practicó mucho sin hacer una distinción entre pacientes ricos y pobres.

Él fue el primero en usar un hilo para la sutura en la cirugía abdominal y para las suturas subcutáneas. Se trata de un hilo quirúrgico que, con el tiempo, se disuelve en el cuerpo humano sin dejar rastro, ya que su composición es orgánica. Muy a menudo está hecho de los intestinos de ovejas.

Al Zahrawi fue el primero en utilizar la posición reclinada para operaciones en la pelvis pequeña (que más tarde se convirtió en un clásico).

En sus escritos, describió en detalle lo que hoy se llama daño óseo tuberculoso e introdujo la cirugía de cataratas en la cirugía ocular occidental. Por cierto, el término “catarata” fue acuñado por él.

Al Zahrawi fue y sigue siendo el único autor que describió y presentó todo el procedimiento para la extracción de cataratas. Anteriormente, los secretos de esta operación bastante simple se transferían solo a una élite de médicos.

Aunque el proceso de infección aún no había sido estudiado completamente, Al Zahrawi logró un alto grado de supervivencia entre sus pacientes mediante el uso de la cauterización.

Por cierto, ella todavía se usa en cirugía vascular para detener el sangrado. Pero fue Al Zahrawi quien comenzó a utilizar ampliamente el método de cauterización no solo para el tratamiento de lesiones cutáneas, sino también en cirugía. Para hacer esto, desarrolló herramientas especiales de cauterización, pero también empleó nitrato de plata. Los contemporáneos lo criticaron diciendo que había reemplazado el cuchillo por un hierro al rojo vivo.

El trabajo enciclopédico de Al Zahrawi, “El libro sobre la provisión del conocimiento médico para aquellos que no pueden compilarlo”, comúnmente conocido como “Kitab at Tasrif”, está compuesto por 30 volúmenes que resumen la experiencia de toda su vida.

“At Tasrif” es una guía práctica ilustrada de medicina y cirugía. Incluso a partir de una versión abreviada de la enciclopedia de 1.500 páginas, se puede entender que Al Zahrawi no solo era un científico médico, sino también un gran sanador y cirujano.

Intentos de trasplante de un miembro inferior.

Este trabajo tuvo un gran impacto en la cirugía y avanzó en esta área de la ciencia muy por delante de la situación que existía en Europa.

At Tasrif incluye 30 conferencias. Estaba destinado a estudiantes de facultades y profesionales de la medicina, para quienes era un asistente indispensable en diversas situaciones difíciles que surgieron, ya que en esta enciclopedia se podían obtener respuestas a casi todas las preguntas sobre problemas clínicos.

El libro ilustra y describe unos doscientos instrumentos quirúrgicos, así como imágenes de las operaciones quirúrgicas en las que se utilizan. Las conferencias 1 y 2 se tradujeron al latín y en 1519 se publicaron en Augsburgo.

Al Zahrawi clasificó 325 enfermedades y explicó su sintomatología y tratamiento. En la página 145, por primera vez en la historia de la medicina, describió una enfermedad hemorrágica transmitida de una mujer no infectada a un niño varón. Se trata de lo que hoy llamamos hemofilia.

Maimónides

Moshéh ben Maimón, más conocido como "Maimónides" o como Rabí Moisés el Egipcio entre los cristianos, nació en Córdova (España) en 1135 y falleció en El Cairo (Egipto) en 1204.

Maimónides fue el médico, filósofo, rabino y teólogo judío español más celebre de la Edad Media. Su concepto integral del ser humano y el criterio racionalista y amplio de su filosofía hacen que su obra mantenga vigencia y siga siendo admirada. Hijo de un juez, se educó en colegios musulmanes y judíos de Córdova.

Cuando Córdova fue conquistada por los Almohades que impusieron el Islam e

instalaron la intolerancia en al-Ándalus, él tenía 13 años. Su familia tuvo que aparentar su conversión al Islam y cambiar a menudo de residencia. Sufrió persecución por motivos religiosos y se vio obligado a huir a Fez (1158), antes de emigrar a Oriente: Palestina, Alejandría y hacia 1165, se traslada finalmente a El Cairo (Egipto), donde residió el resto de su vida. Ejerció la medicina obteniendo gran fama y admiración en la corte del sultán Saladino y, luego, en la de su hijo al-Fadl. Su obra trascendió fronteras y el tiempo, y hasta la actualidad han perdurado muchos conceptos que él planteó, en filosofía, medicina y otros campos.


Su Filosofía

Su principal labor consistió en asentar la teología judaica sobre los principios de la razón según la filosofía de Aristóteles, papel comparable al que cumplieron Averroes en el Islam y Santo Tomás de Aquino en el cristianismo. La "Guía de los perplejos" (1190) es su obra más relevante en ese terreno.

Su importancia como filósofo fue enorme en la época medieval, habiendo influenciado el pensamiento de personalidades de generaciones posteriores como Spinoza, Tomás de Aquino, Newton y Leibniz. Su pensamiento práctico y abierto hizo que su obra filosófica, además de muy reconocida, también fuera cuestionada por el judaísmo conservador que lo llegó a considerar hereje.

La "Mishne Torá" también conocida como "Código de Maimónides", es su obra legal-teológica en la que sintetiza y organiza la ley bíblica y rabínica. El mal lo explica por la limitación de la criatura y por sus desórdenes.


Maimónides

Su Obra Médica

Allí llegó a ser médico del último rey fatimí, al-'Adid, y nagid o guía espiritual de la comunidad judía de Egipto. Maimónides realizó también aportaciones notables a la medicina y a la jurisprudencia talmúdica. Sufrió continuas dificultades y persecuciones, tanto por parte de los musulmanes (denunciado como apóstata del islamismo, sólo la protección personal de al-Fádl, visir de Saladino, al que le salvó de la muerte), como de los judíos tradicionalistas que recelaban de su tendencia racionalista (llegando incluso a recurrir a la Inquisición para que condenara sus obras).

Como médico, dejó una importante huella en la tradición popular que lo muestra, sobre todo, como un médico a quien se atribuyen milagros que le elevan al nivel de santo y sabio. En medicina escribió un buen número de tratados, como el que dedicó al sultán Saladino, el "Tratado sobre los venenos y sus antídotos", al hijo del sultán, Al-Fadl, "Guía de la buena salud" y la "Explicación de las alteraciones".

Sus 10 tratados médicos muestran su humanismo como médico, su énfasis en la medicina preventiva y su visión del paciente como un todo, incluyendo la mente y el cuerpo. Hizo descripciones extraordinarias de hepatitis, neumonía, diabetes, asma y otras enfermedades. Las recomendaciones de Maimónides a las personas de edad avanzada son de particular interés y muy actuales. Recomendaba meriendas pequeñas y más frecuentes, dio importancia a la intolerancia a los lácteos y a la necesidad de alimentarse con fibra. Insistió en la necesidad de actividad física, en especial al caminar, que semeja la recomendación actual de ejercicio de bajo impacto.

El Juramento Médico de Maimónides es reconocido por muchos como lo más cercano al ideal de la profesión médica. En varias universidades del mundo y en todo Israel, los médicos hacen su juramento profesional con este, en reemplazo del tradicional Juramento de Hipócrates.

Avicena

Avicena, famoso sabio y eminente médico de la Edad Media fue uno de los pensadores más importantes de la denominada filosofía islámica y de la medicina universal, en ellas recreó su capacidad de concentración y su fuerza intelectual, estudió, comentó y revolucionó las obras médicas de antecesores griegos como Hipócrates, Claudio Galeno, Dioscórides, el naturalista y del polímata Aristóteles, lo que lo llevó a ser reconocido por muchas centurias como el médico más completo y capaz dotado de una inteligencia privilegiada. Definió que el objeto material de la medicina es el cuerpo humano y estableció el límite entre salud y enfermedad.

Abú Alí al-Husayn ibn´Abdallah ibn´Alí ibn Sina, conocido en la tradición latina y en Europa con el nombre españolizado de "Avicena", nació en el mes de agosto del año 980, siglo X (año 370 de la Hégira) en Afshana (Afsina), pequeña aldea cerca de Bujára (Bukhara), un sitio de la metrópoli Turquestán, en el Asia Central, parte integrante del Imperio Samánida (abasida), hoy actual Uzbekistán. Fue educado por su padre Abdallah, un funcionario de la administración pública que llegó a ser gobernador de Balja un pueblo situado en la zona septentrional del Afganistán actual y prefecto de un distrito en Bujára. Sitora, su madre, procedía de una familia campesina humilde.

Desde niño aprendió griego y latín, ya joven mostró interés y realizó estudios de geometría, cálculo indio, gramática, mística, poesía, música, derecho, religión, filosofía y medicina. Memorizó y recitaba los 114 capítulos del Corán a los 10 años cuando ya había concluido sus estudios escolares. A los 16 años, Avicena dominaba todo lo que se conocía de las anteriores ciencias y a los 18 fue considerado un experto en medicina y escribía literatura científica variada, cuya influencia alcanzó todo el Islam y floreció en Europa, primero por la España musulmana o al-Andalus y después por el sur de Francia, lo que contribuyó al florecimiento del pensamiento racionalista europeo.

A los 22 años, con la muerte de su padre siente un vacío sentimental y fortalece su espíritu emprendedor y de superación personal, marchándose a la ciudad de Gurgäny (Gurgan o Gurán). Avicena escribió o se le atribuyen más de 450 libros en árabe y 23 en persa, sus obras sirvieron de conexión o puente entre el Oriente y el Occidente, repercutieron como ningunas en el pensamiento escolástico de Europa Medieval, abarcando casi todas las aristas del conocimiento de entonces.


Avicena y la medicina

Estudió esta ciencia desde su adolescencia, leyendo prácticamente todo lo que estaba escrito por sus predecesores, comentando fundamentalmente el estilo teorizante de Galeno que restaba importancia a la práctica y sólo se enfrentaba brevemente a los enfermos. En el año 1002 compuso una obra para corregir supuestos errores apreciados en los tratamientos médicos. No por casualidad, en un grabado anónimo del período medieval, aparece Avicena con una corona de laurel y un bastón sentado en un trono y a ambos lados increíblemente Hipócrates y Galeno.

Por sus conocimientos y seguridad, a los 17 años se convirtió en el médico y consejero del sultán samánida o emir de Bujara, el que lo convocó por sentirse enfermo, con el que fracasaron numerosos médicos y le salvó la vida curándolo de una intoxicación por plomo adquirida por beber en una copa pintada con pigmentos de ese metal, éste le dio acceso a su biblioteca, que se conocía como "El santuario de la sabiduría", para estudiar y consultar tratados. Cuando por un incendio accidental esta biblioteca fue destruida, los pobladores decían que todo su legado ya estaba en la "cabeza" del sabio. También atendió a varios gobernantes persas, siendo impresionante además su curación de la melancolía del emir Mayd al-Dawla.11

En el 1012, a los 32 años escribió el Canon de Medicina (del griego: regla), conocido como "El Al-Qanum fi at-tibb", el libro de medicina más conocido, principal obra estudiada por todos los conocedores e interesados en la materia en la Edad Media, que abarcaba todo el saber de su tiempo e incluía análisis de tesis y preceptos de médicos más antiguos

El Canon de Medicina se convirtió en el texto básico de las Escuelas de Medicina del oriente y occidente en el siglo XIII, específicamente en la educación médica española, en la universidad de Salamanca. Se constituyó de cinco libros con los siguientes contenidos:

- Primero: Descripción general del cuerpo humano, facultades mentales, temperamentos, higiene y medicina preventiva, causas y complicaciones de enfermedades más frecuentes, "necesidad" de la muerte natural como algo fisiológico, terapéuticas generales, dietas para las distintas edades y efectos del clima.

- Segundo: Revisión de Farmacología simple y de la materia médica de Dioscórides, obra máxima en botánica aplicada a la salud. Se enumeran alfabéticamente 760 fármacos.

- Tercero: Diversas enfermedades de órganos y sistemas padecidas por el hombre.

- Cuarto: Dolencias o síntomas que afectan al organismo, signos, diagnóstico y pronóstico. Además, estudios sobre la fiebre, fracturas, heridas, tumores, cirugía menor y cuidados de "la belleza" del hombre. Desacreditó a la alquimia (producción de venenos, remedios y pociones "mágicas"), práctica muy difundida en el mundo islámico.

- Quinto: Administración y composición de medicamentos, tratamientos originales y otros aspectos de farmacopea (formulario o en árabe "agrabathin").


Aseveraba: "La Medicina es una teoría y una práctica, donde ambas están en perfecto equilibrio".

"Los desequilibrios orgánicos o humorales conllevan a desórdenes mentales y viceversa".

Escribió sobre las infecciones de transmisión sexual, sus vías de contagio y la relación con prácticas desordenadas; del equilibrio hidromineral que debe existir en el ser humano para el control de las funciones vitales de los aparatos o sistemas metabólico, cardiovascular, neurológico y digestivo, por citar algunos; de la vinculación de los animales con diversas zoonosis que afectan al hombre y del tratamiento precoz y radical de las enfermedades neoplásicas, combatiéndolas precozmente, extirpando todas las células y tejidos invadidos como única solución curativa. Enumeró reglas que deben equilibrarse sobre la conservación y la prevención de la higiene del temperamento (medio interior); elección de los alimentos y las bebidas (higiene del medio ingerido); desinfección de las excreciones; higiene de la constitución (física); desinfección del medio inhalado (atmósfera); higiene de la indumentaria; higiene de la actividad corporal e higiene de la actividad mental.

Entre otros descubrimientos de este genio universal encontramos la primera descripción de las meningitis, del ojo y sus partes, incluyendo el quiasma, el nervio óptico y las cataratas, así como observaciones relacionadas con la distinción entre la mediastinitis y la pleuresía y sobre lesiones de la piel. Por otra parte, hizo importantes contribuciones a la Anatomía, Pediatría y Ginecología, estudiando el sistema circulatorio, especialmente decenas de variantes del pulso, los ventrículos, las valvas de la válvula aórtica, su apertura y cierre, además la contracción muscular, la percepción del dolor por los nervios, describió una prueba para comprobar la permeabilidad del conducto naso-lagrimal e incluso practicó la traqueostomía y se especializó en el método de la percusión para diagnosticar, el cual fue después redescubierto por el vienés Leopold Auenbrugger . Explicó la naturaleza contagiosa de la lepra y de la tisis o tuberculosis,6 lo que paradójicamente se demostró en 1865 y luego, en 1882, fue descubierto el agente transmisor de esta última por el bacteriólogo alemán Robert Koch. hizo un análisis del "aumento de los azúcares en la sangre" que marcó pautas para la fundamentación científica de la diabetes mellitus en Europa 800 años más tarde. Describió la viruela y el sarampión, que no se conocían hasta entonces.

Falleció en el desierto, cerca de la ciudad iraní de Hamadán el viernes 18 de junio del año 1037 (el Ramadán del año 428 de la Hégira), a los 57 años de edad.

EUROPA


A fines de la Edad Media, quedarán cuestionadas primero, corregidas y superadas después las afirmaciones de Galeno (siglo II) que fueron verdad dogmática repetida sin confrontación empírica durante doce siglos.

ITALIA

Entre los siglos XI y XIII se desarrolló al sur de Nápoles una escuela médica de especial interés: la Escuela Médica Salernitana. La situación geográfica privilegiada de la Campania, en el sur de Italia, nunca del todo abandonada por la cultura tras la caída del imperio, ya que fue refugio de bizantinos y árabes, permitió el surgimiento de esta protouniversidad, fundada según una leyenda, por un griego (Ponto), un hebreo (Helino), un musulmán (Adela) y un cristiano (Magister Salernus), dándose originalmente el nombre de Collegium Hippocraticum.

En ella, para la obtención del título de médico y, por tanto, el derecho de ejercicio de esta práctica, Roger II de Sicilia estableció un examen de graduación. Algunos años después (en 1224) Federico II reformó el examen para que este fuese realizado de forma pública por el equipo de maestros de Salerno, y regulando para la práctica de la medicina un periodo de formación teórico (que incluía cinco años de medicina y cirugía) y un periodo práctico de un año.

La historia del estudio de la anatomía humana fue una difícil carrera de obstáculos con períodos en los que se daban pasos adelante y otros en los que se retrocedía, si bien todo resultaba un tanto irregular porque dependía de la autoridad de cada sitio y del momento. No obstante, hay que desterrar la idea generalizada de que diseccionar cadáveres estaba comúnmente perseguido porque hay numerosos ejemplos documentales de que se autorizaba a hacerlo, incluso en épocas tradicionalmente de mala reputación como la Edad Media.

Es el caso de la famosa Escuela Salernitana, a la que se pasó de autorizarle una disección cada cinco años en el siglo XIV (en sustitución de la de cadáveres de cerdos, considerados anatómicamente similares al ser humano) a poder realizar una o dos anuales en la centuria siguiente.

Las primeras disecciones humanas se practicaron en Alejandría. Luego viene un largo período sin disecciones, hasta 1315 en que Mondino de Liuzzi (o de Luzzi) (1275-1326) realizó las primeras disecciones en cadáveres

Mondino de Luzzi hacía disecciones públicas en Bolonia. Cierto es que el territorio italiano era más abierto en ese sentido y la veneciana Universidad de Padua fue la primera en disponer de un anfiteatro específico para anatomía en 1490 (sería permanente a partir de 1584).

Lección de anatomía. Mondino de Luzzi.

ALEMANIA - PRUSIA

En otros lugares solía resultar necesario acreditar la condición científica de los interesados. Aunque otras veces era al revés y, por ejemplo, en el año 1230, el emperador Federico Guillermo II (Alemán, cuarto rey de Prusia) supeditó la licencia para ejercer la medicina a haber estudiado un mínimo de un año de anatomía sobre cuerpos auténticos.


INGLATERRA

En el siglo XIII Roger Bacon (1214-1294) anticipó en Inglaterra las bases de la experimentación empírica frente a la especulación. Su máxima fue algo así como "duda de todo lo que no puedas demostrar", lo que incluía a las principales fuentes médicas clásicas de información. En el "Tractatus de erroribus medicorum" describe hasta 36 errores fundamentales de las fuentes médicas clásicas. Pero tendrían que pasar doscientos años, hasta la llegada del Renacimiento, para que sus ideas se pusieran en práctica (Herrera, 2008).


ESPAÑA

En España, la noticia más antigua al respecto es la disección de cadáveres que se llevaba a cabo desde 1322 en el Monasterio de Guadalupe (de aquella todavía era un simple priorato), donde los monjes contaban con un privilegio para poder practicar autopsias a los peregrinos que fallecían en el cenobio y averiguar la causa del óbito. Unas décadas después, en 1391, el rey Juan II de Aragón concedió otro privilegio a la Universidad de Lérida para que pudiera recibir y analizar los cadáveres de reos ejecutados. Y saltando un siglo, el rey Fernando, esposo de Isabel, también otorgó un privilegio en 1488 a los médicos de Zaragoza en ese sentido.

Así se llegó al Renacimiento, que fue el período en el que la anatomía dio un gran paso adelante de la mano de Andreas Vesalio.