Transfusiones y Trasplantes

Historia de la transfusión de sangre

En 1492, Juan Bautista Cibo (Papa Inocencio VIII) sufría de insuficiencia renal crónica, lo que lo mantenía críticamente enfermo, alternando periodos de estupor o de somnolencia tan profunda que la corte llegaba a pensar que estaba muerto con momentos de lucidez. Un episodio legendario basado en el relato de Stefano Infessura cuenta que, habiendo agotado los médicos del pontífice todas las terapéuticas de la época, recurrieron a un médico judío de nombre Abraham Meyre, que ofreció cambiar la sangre del viejo Papa “por la de jóvenes plenos de vigor y salud”; se obtuvieron tres donadores voluntarios, autorizados por sus respectivas familias, mediante el pago de un ducado de oro a cada una. sin embargo, lo que no ha quedado claro es si al pontífice le fue introducida la sangre en su sistema circulatorio por algún método o si sólo se le dio a beber el líquido.

La primera investigación en la transfusión de sangre data del siglo XVII en que el médico británico Guillermo Harvey describió por completo la circulación y las propiedades de la sangre en 1628. Las transfusiones de primera sangre también tentativa alrededor de este tiempo, aunque éstos fueran a menudo fatales fracasos y probados en seres humanos.


En febrero de 1665, Richard Lower y Edmund King practicaron la transfusión entre perros. Samuel Pepys escribió en su Diario el 14 de noviembre de 1666: “En la sesión del Colegio Gresham hubo esta noche el interesante experimento de sangrar a muerte a un perro y pasar toda su sangre a otro perro, al que a su vez le dejaron salir su sangre. El primero murió inmediatamente, pero al otro no le pasó nada y probablemente no le pasará. Esto dio pábulo a muchos buenos deseos, como el de pasar la sangre de un cuáquero a un arzobispo y otras cosas por el estilo. Como dice el doctor Croone, si esto cuaja, puede ser muy útil para mejorar la sangre mala, tomando prestada la de otro cuerpo más sano…”.

En 1667, Jean-Baptiste Denis (que era médico del rey Luis XIV) y Paul Emmerets, realizaron la primera transfusión de sangre de un animal a un ser humano. Denis hizo una transfusión la sangre de una oveja a un muchacho de 15 años y más adelante a un trabajador, ambos de los cuales sobrevivieron las transfusiones.

Fue realizada el 15 de junio de 1667, por Juan Bautista Denis, y publicada en "Philosophical Transactions of the Royal Society" el 22 de julio del mismo año; el procedimiento se efectuó en un enfermo de 15 años, quien “se volvió loco algunos días después” y murió en una segunda tentativa de transfusión. J. B. Denis fue el primero en describir una reacción hemolítica postransfusional, que ocurrió después que realizó una segunda transfusión de un ternero a Antoine Mauroy, el 19 de diciembre de 1667, quien sufría de un “frenesí ocasionado por una desgracia que había recibido en algunos amores”; la reacción fue referida de la siguiente manera: “…En cuanto la sangre comenzó a entrar en sus venas, su brazo se calentó, su pulso se aceleró, el sudor brotó sobre su frente, observamos mucho sudor en toda su cara y gran inquietud, se quejaba de fuertes dolores en los riñones y en el estómago, mientras cerrábamos la herida vomitó todo el tocino y la manteca que había comido media hora antes, obligado a acostarse se durmió hasta la mañana, y entonces tuvo una epistaxis, su orina era obscura, negra de hecho, como si hubiese sido mezclada con hollín de las chimeneas, parecía próximo a la asfixia si persistía en tal estado…”. Afortunadamente Mauroy logró sobrevivir en esta ocasión, y la transfusión pareció hacer maravillas, pues: “…Mauroy recobró su buen sentido, dejó de injuriar y de pegar a su esposa e hizo cuatro veces el amor con ella. Era la Nochebuena de 1667, había luna llena y Mauroy no intentó golpear a su mujer –siempre lo hacía en estos días– y se confesó con extraordinaria lucidez, según testimonio escrito de su sacerdote…”. Pero cuando pasó la Navidad de 1667, Mauroy volvió a sus desequilibrios, otra vez a los cafés, a los burdeles, injurias y faltas al trabajo, por lo que la señora de Mauroy rogó a Denis que le fuese efectuada a su marido una tercera transfusión. Cerca de dos meses después de una tercera transfusión, murió Mauroy y su viuda, Perrine Mauroy, acusó de asesinato a Denis, aunque éste fue exonerado por el tribunal de Chatêlet el 17 de abril de 1668, al demostrarse que Perrine Mauroy había asesinado a su esposo dándole arsénico en la sopa. Debido al caso Denis-Mauroy, la Facultad de Medicina de París, por voz de uno de sus miembros, Pierre de la Martiniere, en 1668 prohibió la transfusión por medio de un decreto diciendo que ese procedimiento “era un método monstruoso que amenazaba la existencia misma de la especie humana, una práctica bárbara evocadora del canibalismo y que provenía de la trastienda de Satán”.

La primera transfusión de humano a humano la realizó James Blundell en 1818, quien hizo una trasfusión con éxito sangre humana a una paciente que tuvo hemorragia durante el parto. Aunque aún persistían los problemas de la coagulación y de la compatibilidad.

  • Problemas de la Coagulación: Lo intentaron resolver Jean Louis Prévost y Dumas en 1821, usando hidróxido de sodio (sosa o soda cáustica) como anticoagulante;

  • Problemas de la compatibilidad: Empezó a resolverse en el siglo pasado, cuando en 1901, Karl Landsteiner describió los grupos sanguíneos A, B y O. En 1901, Karl Landsteiner, un médico austríaco descubrió los primeros grupos sanguíneos humanos, que ayudaron a la transfusión para convertirse en una práctica más segura. Realizándose experimentación, en la cuál él mezcló las muestras de sangre recogidas de su estado mayor, Landsteiner descubrió los grupos sanguíneos A, B y O y estableció los principales básicos de la compatibilidad del ABO. Posteriormente descubrió el factor Rhesus (Rh), que logró identificarlo en experimentación con monos Macacos Rhesus (de ahí su nombre). Es una proteína heredada que se encuentra en la superficie de los glóbulos rojos. Si la sangre contiene esta proteína, es Rh positivo. Si la sangre carece de esta proteína, es Rh negativo. Rh positivo es el factor sanguíneo más frecuente.

En 1907, un cirujano americano llamó Reuben Ottenberg sugirió que la sangre paciente y dispensadora de aceite ser agrupado y cruzado fueran igualados antes de un procedimiento de la transfusión de sangre.

Entre 1914 y 1918, los anticoagulantes tales como citrato de sodio fueron encontrados para prolongar la vida útil de la sangre y de la refrigeración que también demostraron ser los medios efectivos de preservar sangre.

La primera transfusión mundial de sangre citratada, la realizó el Dr. Luis Agote en Hospital Rawson de Buenos Aires (Argentina), el 9 de noviembre de 1914.

En los años 20 y los años 30, la donación voluntaria de la sangre para el almacenamiento y el uso fueron comenzados. Aproximadamente el mismo tiempo, Edwin Cohn desarrolló el fraccionamiento frío del etanol, un método de analizar sangre en sus piezas para obtener la albúmina, la gamaglobulina y el fibrinógeno, por ejemplo. Productos que fueron llamados "hemoderivados".

Durante la Segunda Guerra Mundial, la transfusión de sangre fue utilizada a gran escala para tratar a soldados heridos y llegó a ser bien conocida como procedimiento de la salvación de vidas.

Primera transfusión mundial de sangre citratada. La realizó el Dr. Luis Agote en Hospital Rawson de Buenos Aires (Argentina), el 9 de noviembre de 1914.

TRANSFUSIONES

La transfusión de sangre y de hemoderivados, debe considerar como un variedad de transplante, dado que se la introduce aun organismo tejido de otro.

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DONACIÓN Y TRASPLANTE DE MÉDULA ÓSEA

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TRASPLANTES DE ÓRGANOS

En la medicina, un trasplante,​ o injerto es un tratamiento médico complejo que consiste en sustituir un órgano que está enfermo y que pone en peligro la vida de una persona, por otro que funcione adecuadamente proveniente de otra. No siempre es necesario trasladar el órgano completo, sino que a veces es suficiente con trasplantar parte del órgano, algún tejido o simplemente células. El órgano trasplantado reemplaza y asume la función del órgano dañado del receptor, salvándole la vida o mejorando la calidad de ella. Una variedad de órganos macizos y tejidos pueden ser trasplantados, incluyendo riñones, pulmones, corazones, y precursores hematopoyéticos. Hay algunos riesgos asociados con este procedimiento que dependen del tipo del trasplante, que frecuentemente incluyen infección y rechazo del injerto.

HISTORIA DEL TRASPLANTE

Los primeros trasplantes (o intentos de trasplante) de los que se tiene conocimiento datan del siglo VII a. C. y se hallan en el tratado médico Sushruta Samhita, del cirujano indio Sushruta, en el cual se describen métodos para reconstruir una nariz amputada por medio de los tejidos de la frente.

En la China del siglo XI, el médico Hua To administraba narcóticos a sus pacientes y trasplantaba órganos dañados. Sin embargo, es muy probable que la gran mayoría de las personas tratadas no haya sobrevivido, pues en aquel entonces no se conocía nada acerca del rechazo o incompatibilidad de los órganos, los tipos sanguíneos o la higiene necesaria antes, durante y después de las cirugías.

En la tradición cristiana, también se incluyen historias relativas a trasplantes: se dice que los santos patronos de la medicina, San Cosme y San Damián, reemplazaron la pierna gangrenada de un diácono con la de un gladiador muerto en el siglo III o IV.

Ahora bien, la primera persona que realizó trasplantes de forma exitosa y que se dio cuenta de la existencia del rechazo al órgano trasplantado (antes que nadie y en una época en la que ni siquiera se podría entender el concepto) fue Gaspare Tagliacozzi, médico boloñés autor de "De Curtorum Chirurgia per Insitionem", texto que es considerado el primer tratado específico de cirugía plástica, en el que se abunda acerca de los trasplantes faciales de piel.

En el siglo XVIII, el escocés John Hunter, "el padre de la cirugía experimental", realizó los primeros xenotrasplantes y autotrasplantes en animales. En las décadas siguientes, se avanzó mucho con los procedimientos de piel y córnea, así como en que hubiera una mejor cicatrización y curación tras las operaciones, pero aún era muy alto el porcentaje de mortandad por septicemias, rechazos e infecciones.

Ahora bien, los trasplantes exitosos comenzaron a ser relativamente viables hasta que se conocieron las investigaciones microbiológicas del francés Louis Pasteur, se descubrieron las tipologías sanguíneas (hallazgo del austriaco-estadounidense Karl Landsteiner), se obtuvieron mayores avances en los métodos quirúrgicos, se implementaron nuevas medidas de higiene y se logró una mejor preservación de los órganos de injerto.

Finalmente, el siglo XX fue el que aprovechó estos avances y cosechó los éxitos. En 1902, el austriaco Emerich Ullmann consiguió extraer un riñón de un perro y se lo injertó en el cuello; el uréter (conducto por donde desciende la orina a la vejiga desde los riñones), conectado a la piel, dejaba brotar un líquido que se parecía a la orina, emisión que se detendría en unas horas por trombosis de los vasos sanguíneos, producida por la falta de compatibilidad.

Ullmann continuó experimentando con xenotrasplantes entre animales y entre animales y humanos, lo que lo convirtió en un pionero de los trasplantes de riñón, al tiempo que estimuló el desarrollo de la medicina quirúrgica de los vasos sanguíneos y la inmunología. En esa misma época, y por medio de un procedimiento similar, el francés Alexis Carrel, Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1912, logró importantes innovaciones en la sutura y en el trasplante de vasos sanguíneos.

Fue en 1905, en Olomouc (hoy República Checa), cuando el doctor Eduard Zirm logró realizar, con un éxito sin precedentes, un procedimiento en humanos, al trasplantarle la córnea de un niño de once años a un trabajador ciego que se había quemado con cal viva y que recuperó la vista en cuestión de horas. Más tarde, en abril de 1933, tuvo lugar el primer homotrasplante mayor, cuando Yu Yu Voronoy, un cirujano de Ucrania, trasplantó el riñón de un hombre a una mujer. Aunque ella murió unos días después, esta intervención marcó un hito.

La II Guerra Mundial, además de todos los descubrimientos médicos que produjo, reavivó el interés por los trasplantes, sobre todo en el campo de la medicina estética (principalmente para curar quemaduras). En 1954, una vez que se conoció la estructura molecular del ADN, un equipo de varios médicos realizó el primer isotrasplante en Boston, EE. UU.: un riñón entre una pareja de gemelos idénticos, varones de 23 años que reanudaron sus vidas sin mayor problema.

Luego siguieron trasplantes de médula ósea en 1958, de hígado y pulmón en 1963, de páncreas en 1966 y de intestino en 1967. No obstante, fue un sudafricano, el doctor Christiaan Barnard, quien atrajo los reflectores de la fama ese mismo año, al realizar el primer trasplante de corazón.

La experimentación continuó, aunque la tasa de supervivencia de los pacientes seguía siendo muy baja, al menos hasta que, en 1972, el científico suizo Jean François Borel desarrolló el primer fármaco inmunosupresor (ciclosporina), que reduce las posibilidades de rechazo a un órgano ajeno. Y, aunque la medicina continúa avanzando -con los primeros trasplantes de mano y antebrazo (1998) y de rostro (2005)-, los trasplantes de cerebro y la creación de la vida a partir de "pedazos" se reducen sólo a la ciencia ficción.

El primer trasplante de riñón fue en el Peter Burke Brigham Hospital, en 1954, y el primero de corazón lo realizó el 3 de diciembre de 1967 Cristiaan Barnard, en un hospital de Ciudad del Cabo.

Dr. Cristiaan Barnard. 1° trasplante cardíaco en el mundo (1967)

TIPOS DE TRASPLANTES

En función de la relación existente entre donante y receptor, se distinguen los siguientes tipos de trasplantes:

  • Autotrasplante, autoinjerto o trasplante autólogo: El donante en cuestión y el receptor son el mismo individuo. Entonces no existe ningún problema con la incompatibilidad, porque el injerto y el receptor son genéticamente idénticos. Ejemplos de este tipo incluyen trasplantes de piel (de un lugar corporal a otro) y trasplantes de médula ósea autólogos.

  • Isotrasplante o trasplante singénico: El donante y el receptor son individuos distintos, pero genéticamente idénticos, como gemelos univitelinos. Casi no hay riesgo de rechazo.​

  • Alotrasplante u homotrasplante: El donante y el receptor son genéticamente distintos y de la misma especie. Este es el tipo de trasplante más común de células, tejidos y órganos entre humanos. Para evitar el rechazo generalmente se necesita tener en cuenta la inmunocompatibilidad entre donante y receptor. En la mayoría de casos es necesario seguir tomando fármacos inmunosupresivos por la vida del injerto.​

  • Xenotrasplante, heterotrasplante o trasplante xenogénico: El donante y el receptor son individuos de diferentes especies. Por ejemplo, los reemplazos valvulares pueden usar válvulas bovinas o porcinas. En julio de 2019, se publicó el logro de la realización de una quimera mono-ser humano, que servirá para trasplantes a seres humanos.


TRASPLANTE RENAL DE PERSONA VIVA.doc
DONANTE VIVO.doc
TRASPLANTE HEPÁTICO PROCEDENTE DE DONANTE VIVO.doc
TRASPLANTE DE LÓBULOS PULMONARES PROCEDENTES DE DONANTES VIVOS PARA PACIENTES CON FIBROSIS QUÍSTICA.doc
Mantenimiento de donante de organos.doc