Cirugía Contemporánea

Argentina

INFINITAS GRACIAS A TODOS MIS MAESTROS !!!

Doy gracias a mis maestros; ya que por todos ellos, hoy "soy quien soy..."

Mis primeros maestros por supuesto fueron mis padres, quienes me enseñaron a ser una buena persona y me marcaron los códigos de ética y moral, que simplemente se absorbían con el ejemplo.


En la escuela primaria y secundaria, tuve muchos maestros y profesores, todos excelentes y que me dedicaron tiempo y paciencia en momentos especiales de salud. Mi memoria falla, pero voy a mencionar a la Srta. Susana Diaz, a la Srta. Olga Pó, a la Srta. Olga Torresi, a la inigualable Sra. Coca...

Y especialmente al Profesor Fernando Akselrad (Fundador del Instituto Grilli); que fué quien me enseñó a leer, escribir y a usar un diccionario, a la edad de cinco años usando diarios en lugar de libros de lectura.


En la Facultad tuve muy buenos profesores, pero en donde aprendí verdaderamente este oficio de médico es en el practicantado (en el Policlínico Sofía Terrero de Santamarina), en donde conocí a profesionales que me fueron enseñando cada cual de su especialidad. Gracias: Dr. Guillermo Gorini (Clínica Médica), Dr. Enrique Covello (Cirugía General), Dra. Patricia Garino (Clínica Médica y Ginecología), Dr. Rubén Fernández (Ginecología y Obstetricia), Dr. Rodolfo Galván (Pediatría y Neonatología), Dr. Carlos Ratto (Traumatología y Ortopedia), Dr. Hector Outeiro Ferro (Clínica Médica y Cardiología), Dr. Alejandro Andriani (Cirugía General), Dr. Martín Battistessa (Clínica y Pediatría), y a una Obstétrica que me enseñó a traer chicos a este mundo, pero solo recuerdo su nombre: María Julia.

Le doy gracias a todas las buenas enfermeras (las elegía), que me enseñaron el arte de la enfermería.


En la Escuela Quirúrgica de Finochietto en el Hospital Ramos Mejía, gracias a los Prof. Dres. Roberto Gárriz y Héctor Santángelo. Pese a mis corto paso por la escuela (la deje para inicir mi residencia de cirugía), me ofrecieron su inmenso saber, y especialmente el Dr. Gárriz nos ofrecía su casa y su impresionante biblioteca personal a cargo de su secretaria la Srta. Violeta.


En la Residencia de Cirugía del Hospital de San Isidro, tuve grandes maestros. Gracias: Dr. Jorge Alberti (Cirugía General y Gastroesofágica), Dr. Carlos Faganello (Coloproctología y Hepatobiliar, Medio Interno, y Alimentación Enteral y Parenteral, y Postoperatorio), Dr. Alvaro Torres (Cirugía General y Torácica), Dr. Domingo Chimondegui (Cirugía Torácica), Dr. Martín Kury (Cirugía General), Dr. Roberto Salgado (Cirugía General y hepatobiliopancreática), Dra. Liliana Castillo (Terapia Intensiva), Dr. Horacio Sovani (Cirugía de Cabeza y Cuello y Cirugía Mamaria), Dra. Alvarado (Anestesiología), Dr. Horacio Fontana (Neurocirugía), Dr. Julio Bodor (Cirugía General), Dr. Emilio H. Fuenzalida (Coloproctología), Dr. Rene Bun (Coloproctología), Dr. Jorge Abelleyra (Cirugía Vascular Periférica), Dr. Abel Pasqualini (Cirugía General), Dr. José Mercadé (Cirugía General), Dr. Romeo Fazzini (Cirugía General), Dr. Jorge Grondona (Cirugía Gastroesofágica), y muchos otros.


En el Hospital Italiano, gracias al Dr. Fernando Bonadeo Lasalle (Coloproctología), Dr. Mario Benatti (Coloproctología), Dr. Guillermo Ojea Quintana (Cirugía General y coloproctología), Dr. Eduardo De Santibáñez (Cirugía Hepatobiliopancreático y Trasplante Hepático), Dr. Enrique Beveraggi (Cirugía General), Dr. Enrique Sivori (Cirugía Esófago-Gastro-Duodenal), Dr. Jorge Sivori (Cirugía de Hígado, Vías Biliares y Páncreas), Dr. Pablo Argibay (Cirugía General, pionero de trasplantes de páncreas, intestino y regeneracion con células madre).


En la vida tuvo el honor de compartir y aprender de notorios cirujanos y especialistas: Dr. Jorge Trainini (Cirugía Cardiovascular), Dr. Juan Viaggio (Cirugía General)), Dr. Hipólito Waisman (Cirugía General), Dr. Horacio Capizzano (Gastroenterología y Endoscopía Digestiva), , Dra. Gloria Diaz (Radiología, Radiología Intervensionista, y Cateterismos), Dr. Alfredo Graciano (Coloproctología), Dr. Rodolfo Mazzariello (Cirugía General y Tratamientos Percutáneos de la Litiasis Biliar), Dr. Jorge Cigorraga (Cirugía Flebológica), Dr. Gustavo Nouche (Terapia Intensiva), y tantos otros.


Le doy gracias al Dr. Enrique Elli (Cirugía General), quien me enseñó su amplio repertorio quirúrgico, sus decisiones de emergencia y cambios de estrategia, y me transmitió su increíble velocidad para operar. Y además cuando se retiró; me confió la jefatura del servicio de cirugía.

Al Dr. José Bugallo (ex Director Médico de la ex Clínica Bruzzone), quien me aceptó como médico (cuando todavía no estaba recibido, No lo comenten). Después me dejó pertenecer al Servicio de Terapia Intensiva y Unidad Coronaria siendo muy jóven, ser Cirujano, y luego Jefe del Servicio de Cirugía General y de Terapia Intensiva.


A los Dres. Arturo Payaslian, Dr. Antonio Mazzitelli y al Dr. Mauro (ex Directores del Sanatorio U.O.M. de Avellaneda), que me ofrecieron su confianza, su "paternalidad" y afecto; me permitieron trabajar en puestos de alta responsabilidad con total libertad de acción, y me dieron la posibilidad de ser médico de Terapia Intensiva, ser jefe de Clínica Médica (y a cargo de la Residencia de Medicina Interna), me dieron la jefatura del Servicio de Cirugía General, y me incentivaron fundar una Residencia de Cirugía General.


Además, hay dos colegas que fueron mis compañeros de ruta durante muchos años; y no sólo fueron mis compañeros y hermanos en este oficio, sino que aprendí mucho de ellos: el Dr. Miguel Niro, y el Dr. Marcelo Izzula. Marcelo me dijo que yo tambien era un maestro, y creo que la mejor enseñanza que puedo dejar, es el ejemplo.


En la vida no importa lo que tengas, o cuantas cosas tengas, lo importante es como sos con las personas, y lo que les enseñas y aprendés de ellas; lo importante es dejar tu huella.

Piénsen un poquito en esas personas que ya no están con ustedes físicamente, esas personas que extrañan tanto a su lado; acaso las extrañan por sus cosas materiales?. O realmente los extrañan por como eran con ustedes y por las enseñanzas que les dejaron?.

En ésta vida estamos de paso, hay que saber disfrutar, respetar, aprender y más que nada, esforzarnos por ser una mejor persona todos los días, al fin y al cabo, lo único que dejamos para los demás cuando ya no estamos es nuestra forma de ser, lo que transmitimos día a día como personas, nuestras enseñanzas, nuestra esencia, nuestra "huella"...

Queridos Maestros; algunos ya no están, de algunos no recuerdo exactamente su nombre (ya mi memoria no es la misma), pero a todos los tengo en mi corazón, y les estoy muy AGRADECIDO !!!.

Dr. Carlos Aníbal Ruffini.


Ahora sí, veamos una muestra de algunos profesionales

que han hecho historia en la Cirugía Argentina...

PRIMERA TRANSFUSIÓN SANGUÍNEA EN EL MUNDO

Dr. Luis Agote

El Dr. Luis Agote nació en Buenos Aires el 22 de septiembre de 1868 y falleció en Turdera (provincia de Buenos Aires) el 12 de noviembre de 1954.

Fue un médico e investigador argentino. Luis Agote hizo sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Central (actual Colegio Nacional de Buenos Aires) de su ciudad natal. Ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1887, donde se graduó de médico en 1893 con una tesis sobre hepatitis supurada.

En 1894 asumió como Secretario del Departamento Nacional de Higiene y en 1895 se hizo cargo de la dirección del Lazareto de la isla Martín García.

En 1899 fue designado Médico de Sala del Hospital Rawson (ciudad de Buenos Aires), donde más tarde fue Jefe de Sala.

En 1905 fue nombrado Profesor Suplente de la Facultad de Medicina, y en 1915 Profesor Titular de Clínica Médica de la Universidad de Buenos Aires, cátedra esta última que tuvo a su cargo hasta su renuncia en 1929.

En 1914 fundó el Instituto Modelo de Clínica Médica del Hospital Rawson, donde llevó a cabo un vasto programa de investigación, enseñanza profesional y asistencia a enfermos. Allí fue donde desarrolló y puso en práctica el método de conservación de sangre para transfusiones por adición de citrato de sodio.

Fue el primer profesional en el mundo que realizó transfusiones de sangre indirectas sin que la sangre se coagulara en el recipiente que la contenía al utilizar citrato sódico.

Dr. Luis Agote

Primera transfusión mundial de sangre citratada. La realizó el Dr. Luis Agote en Hospital Rawson de Buenos Aires (Argentina), el 9 de noviembre de 1914.

NEUROCIRUJANO

Dr. Teodoro Fracassi

El Doctor Fracassi nació el primero de mayo de 1888 en la localidad de Caserta (Italia), donde sus padres alternaban períodos de su vida sociocultural. Trasladada su familia a Buenos Aires, donde residió desde su niñez, es en su Universidad donde obtuvo el título de médico.

Una vez graduado se traslada a la ciudad de Rosario donde se une al equipo de trabajo del Dr. Clemente Alvarez, y junto con Sara Avalle Pujadas, rosarina, funda su familia. Tienen tres hijos, los dos varones se convierten en reconocidos especialistas en enfermedades mentales, siguiendo la tradición paterna.

Desde sus inicios se siente atraído por la especialidad de Neurocirugía y Psiquiatría, por lo que se traslada a Europa donde profundiza estudios con figuras de la época en Alemania, Francia y Suiza. Es allí donde comienza su entusiasmo por la investigación en su especialidad, escribiendo trabajos que publica en distintos países.

De regreso en la Argentina es el primer profesor de la cátedra de Clínica Neurológica en la Facultad de Medicina de Rosario, la cual se constituye en un modelo tanto científico como docente en el país, proyectando sus actividades a nivel internacional.

Docente por vocación, con sus conocimientos contribuyó a la formación de innumerables profesionales especialistas y sembró la vocación por la disciplina psiquiatría en renombradas figuras locales del país y de América Latina. Su dedicación por los problemas de la mente humana lo lleva a ser organizador y primer director del Hospital de Alienados, y luego a crear un centro asistencial de su especialidad, que hoy lleva su nombre.

Sus cualidades científicas y éticas lo convierten con el correr de los años en una figura referente de la Neurología argentina y esto es reconocido en el país al ser nombrado como Miembro Correspondiente y luego Miembro de Número por la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires. También integró sociedades y academias americanas y del viejo continente.

Dr. Teodoro Fracassi

Profesor titular, decano y Rector de la Universidad Nacional del Litoral en distintos tiempos, demostró siempre en sus gestiones su preocupación profunda por difundir el conocimiento, así como la formación de nuevos profesionales. Creó en 1935 la Revista Argentina de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía y también fue impulsor de la creación de la Revista Médica de Rosario, órgano de expresión del Círculo Médico de Rosario.

Era austero, de pocas palabras salvo las que orientaban o eran imprescindibles. Infundía con su presencia una actitud de respeto y atención, que era lo que se les dispensaba en esos días a aquellas personalidades descollantes. Serio en su gesto pero con una actitud afectiva hacia sus pacientes, que rápidamente era entendida por ellos, y con gran influencia en su recuperación.

En el medio científico argentino el nombre de Fracassi simboliza las ciencias psiquiátricas, y para Rosario es una de las figuras médicas de mayor relieve.

Teodoro Fracassi presidiendo el 4to Congreso Argentino de Neurología

PREMIO NOBEL DE FISIOLOGÍA Y MEDICINA 1947

Dr. Bernardo Alberto Houssay

Toda reseña biográfica de quien fuera distinguido por la Real Academia de Suecia con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1947 incurrirá en un exceso de síntesis, en una suerte de abreviatura desbordante de omisiones. Y esto es así porque el doctor Bernardo Alberto Houssay, nacido en el seno de una familia de origen francés el 10 de abril de 1887, alcanzó la posición de quienes ya no son considerados maestros, sino maestros de maestros, inscribiendo su nombre en la privilegiada nómina de los investigadores más importantes del siglo XX. Dotado de un intelecto superior, a los pocos meses de haber comenzado a cursar el ciclo primario debieron inscribirlo en quinto grado, dada su inteligencia extraordinaria. Y tras aprobar velozmente el nivel secundario concluyó la carrera de farmacéutico en cuatro años. Sus compañeros lo llamaban "el francés" y su condición de estudiante sobresaliente no fue obstáculo para que también practicara deportes- especialmente el remo, el fútbol y el rugby- con relativa intensidad. En 1911 Houssay tenía sólo veinticuatro años y ya era doctor en Medicina con Diploma de Honor, naturalmente, y había comenzado su brillante carrera académica, desempeñándose entre 1907 y 1915 como Ayudante y luego Jefe de Trabajos Prácticos en la Cátedra de Fisiología. Paralelamente, entre 1910 y 1919 fue catedrático de esa materia en la Facultad de Veterinaria y, entre 1915 y 1919, ejerció la Jefatura de Patología del serpentario del Instituto Bacteriológico.

Casado con María Angélica Catán (con quien tuvieron tres hijos: Alberto, Héctor y Raúl), el doctor Bernardo Houssay, pese a las absorbentes tareas propias del investigador tenaz, logró disfrutar de una vida familiar plena y armoniosa. Sus hijos recuerdan que paseaba con ellos los domingos para visitar el zoológico o las casas de sus hermanos en Olivos y Devoto. Durante las vacaciones, Houssay los llevaba al que por entonces era un pequeño balneario uruguayo, Punta del Este, que le habían recomendado unos amigos; alternaba ese destino con Mar del Plata o con los campos de unos parientes en la provincia de Buenos Aires, sitio este último que lo atraía especialmente porque allí podía entregarse a largas cabalgatas.

Así fue la vida del doctor Houssay: simple en su riqueza, y austera. Profesor titular (períodos 1919-1943 y 1945-1946) en la Facultad de Medicina, en esa alta casa de estudios ejerció la dirección del Instituto de Fisiología, donde realizó gran parte de sus destacables investigaciones, en especial las referidas al funcionamiento de la hipófisis, sus relaciones con el metabolismo de los carbohidratos y las disfunciones de dicha glándula, que le valieran el merecido reconocimiento mundial. Más aún, recibió el Premio Nobel, según los considerandos de la resolución de la Academia de Suecia, en mérito al "descubrimiento del papel de la hormona del lóbulo anterior de la hipófisis en el metabolismo de los carbohidratos". Los resultados de esas investigaciones habían sido presentados en la Sociedad Argentina de Biología y también, traducidos por el propio Houssay, dados a conocer en los Comptes redus de la Société de Biologie de Francia.

Dr. Bernardo Alberto Houssay

Houssay en la Cena de Honor para los galardonados con el Premio Nobel. Estocolmo, 1947.

La nómina de los títulos más importantes obtenidos por Houssay, así como también la de los premios que recibiera, excederían largamente la extensión de esta reseña. Pero no puede omitirse que fue Miembro Titular de las academias argentinas de Medicina (de la cual ocupó la Presidencia), Letras y Ciencias Morales y Políticas de Buenos Aires, que fue Doctor honoris causa en Medicina de las universidades de París, Ginebra, Montreal y Lyon, entre otras, y Doctor honoris causa en Ciencias de las universidades de Oxford, Harvard y San Pablo. En 1934 fue uno de los socios fundadores de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, entidad que luego inspiraría la creación del CONICET, el cual presidió desde 1948 a 1971, el año de su muerte. Respecto de los galardones y recompensas, además del Premio Nobel, recibió entre otros el Premio Nacional de Ciencias (1923), el Charles Mickle Fellowship de Toronto, Canadá (1945), el Research Award de la American Pharmaceutical Manufacturer's Associations (1947), y la medalla James Cook, otorgada en 1948 por la Royal Society of New South Wales de Sidney, Australia.

El doctor Bernardo Houssey falleció el 21 de septiembre de 1971.

Equipo de hipertensión del Doctor Houssay (al centro). Lo rodean los doctores Foglio, Braun Menéndez, Muñoz, Taquini, Pasciola y Leloir. (M.B.H.)

Con el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, en la Casa Blanca. 1962. (M.B.H.)

PRIMERA MUJER MÉDICA ARGENTINA

Dra. Cecilia Grierson

Cecilia Grierson (Buenos Aires, 22 de noviembre de 1859 - Buenos Aires,10 de abril de 1934), fue una profesora, filántropa y la primera médica de nacionalidad argentina.

Fue hija de una familia de inmigrantes escoceses​, la mayor de seis hermanos. Cecilia era hija de la irlandesa Jane Duffy y de John Parish Robertson Grierson, hijo del inmigrante escocés William Grierson, (abuelo paterno de Cecilia) que se estableció en Argentina en 1825, para asentarse en la colonia Santa Catalina, Monte Grande en la primera y única colonia escocesa en Argentina.​

Fue bautizada en la Basílica de Nuestra Señora de La Merced (conocida como Iglesia de la Merced) uno de los templos católicos más antiguos de la Ciudad de Buenos Aires, el 26 de diciembre de 1859. Pasó su infancia en los campos de sus padres, en el distrito de Gená, del departamento Uruguay (Entre Ríos) y en la República Oriental del Uruguay. A los seis años fue enviada a estudiar a Buenos Aires, cursó la primaria en colegios ingleses, y una vez finalizados sus estudios debió regresar a causa de la muerte de su padre. En ese momento, a pesar de su corta edad, comenzó a ayudar a su madre con el cuidado de sus hermanos. Y además se desempeñaba como institutriz en una casa de una familiar de buena posición económica lo que permitió ayudar aportando ingresos a la economía familiar, a los 10 años de edad. Y con solamente 14 años de edad instaló con su madre en una dependencia de la estancia de su fallecido padre una escuela donde ejerció la docencia sin poseer título habilitante, en esa época era práctica habitual ante la escasez de profesionales en el ámbito rural. Como era menor de edad el sueldo lo cobraba su madre, y posteriormente logró el título habilitante de esa profesión terminando en 1878 sus estudios.

Una vez obtenido el título, Domingo Faustino Sarmiento por entonces director de Escuelas la nombra maestra en la Escuela Mixta de San Cristóbal, y con su sueldo traslada a su familia a Capital Federal.

Cecilia tenía ojos azules vivaces, su cara era redonda y sus cabellos eran castaños ensortijados. Nunca se casó ni tuvo descendientes.


Dra. Cecilia Grierson

La enfermedad y posterior fallecimiento de una amiga íntima, Amelia Kenig, que padeció una enfermedad respiratoria crónica que le hizo sufrir una prolongada convalecencia produjo en Cecilia Grierson la vocación de dedicarse a la medicina. Tarea que no sería fácil, la carrera de medicina en Buenos Aires era por aquel entonces reservada a los varones, y hasta el momento ninguna mujer había logrado recibirse con el título de Médico. Consiguió recibirse (se graduó el 2 de julio de 1889) y ejercer la profesión a pesar de ser mujer, un impedimento casi insalvable en ese entonces.

Un grupo de estudiantes disconformes, entre los que se encontraban José María Ramos Mejía y Juan B. Justo, por considerar a la carrera de medicina muy teórica y carente de prácticas creó el Círculo Médico en donde funcionó una escuela práctica de medicina con consultorios de especialidades varias y un centro dedicado a la difusión y a la investigación. En este establecimiento Grierson creó la "Primera Escuela de Enfermeras de América Latina" con un plan de estudios formal y donde se estableció el uso de uniforme para las enfermeras y posteriormente fue adoptado por la mayoría los países latinoamericanos. Se desempeñó como directora hasta 1913. Se desempeñó como obstetra y kinesióloga, especialidades en las que construyó una extensa trayectoria, y llegó a publicar libros específicos sobre el tema. No logró, en cambio, trabajar como cirujana, a pesar de ser la primera mujer que obtuvo el título habilitante.

Su tesis de graduación se tituló Histero-ovarotomías ejecutadas en el Hospital de Mujeres, desde 1883 a 1889, y la presentó el 2 de julio de 1889, a los 6 años de haber iniciado sus estudios, el plazo normal de esa carrera.

En 1891 fue miembro fundadora de la Asociación Médica Argentina (AMA), de la que fue elegida presidente de la sesión el 27 de julio de 1907.​ Y en 1892 fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios que más adelante se fusionaría con la Cruz Roja Argentina. Además fue la precursora de la idea de abrir Salas de Primeros Auxilios en los diferentes pueblos para ayudar con la asistencia primaria de los enfermos.

Nunca abandonó su tarea docente. Creó escuelas y otros tipos de establecimientos educativos con actividades distintas de la medicina y fue pionera en el tratamiento de niños con discapacidades y otros problemas. Cuando se retiró de la actividad docente, fue agasajada públicamente.

Además, luchó intensamente por el reconocimiento de los derechos de la mujer. Participó en congresos internacionales y elaboró un estudio sobre el Código Civil, gracias al cual se aprobó un importante cambio en la ley, que incluyó importantes derechos para la mujer casada. A principios de abril de 1886 la ciudad de Buenos Aires tuvo una epidemia de cólera, la tercera epidemia del siglo, y todos los estudiantes de medicina fueron convocados a prestar servicios en Salud Pública. Cecilia Grierson fue destinada a la Casa de Aislamiento, uno de los lugares de atención y refugio para los pacientes de esta enfermedad que se tuvieron que improvisar a lo largo de la ciudad. Tuvo como grupo de trabajo a los médicos Penna y Estévez.

Escribió numerosos libros y otras publicaciones sobre medicina, educación y temáticas diversas. En 1897 publicó Masaje práctico, uno de los primeros libros sobre técnicas kinesiólogicas y en 1901 fue fundadora de la Asociación Obstétrica Nacional y de la Revista Obstétrica que concibió como una herramienta para ofrecer a las parteras argentinas un enfoque científico y médico para la profesión que por entonces era ejercida por las "matronas". En los años siguientes no abandonó la docencia, en 1904 y 1905 dictó los primeros cursos de “Gimnasia Médica y Quinesioterapia” en la Facultad de Medicina, siendo el primer antecedente de la kinesiología en Argentina14​ Además fue docente adscripta en la Cátedra de Física Médica y Obstetricia.

Fue homenajeada y premiada tanto en vida como en forma póstuma, dando lugar a que muchas calles y escuelas argentinas lleven su nombre, una estampilla emitida por el gobierno argentino, como así también un retrato suyo que es parte del salón dedicado a las mujeres en la Casa Rosada de la República Argentina. Vivió los últimos años de su vida en la localidad de Los Cocos en Córdoba, donde siguió haciendo beneficencia. Fundó la primera escuela del pueblo. Aun hoy se conserva su casa, "El Espinillo".

Primera filmación de una cirugía en el mundo.

El cirujano de la vida corta.

Dr. Alejandro Posadas

Alejandro Posadas (o, mejor dicho, Posada, el apellido original), fué médico y cirujano argentino, nacido en Saladillo (Buenos Aires, Argentina) el 28 de diciembre de 1870; y falleció en París (Francia) el 21 de noviembre de 1902 a la corta edad de 31 años.

Sus padres fueron Alejandro Posadas y Josefa Martínez. Su padre, oriundo de Vigo (España), llegó a la Argentina en 1854. Se dedicó al comercio y a la explotación agropecuaria. Alejandro estudió en el Colegio del Salvador, institución jesuita.

Ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1888. Sus escasos años que lamentablemente viviría los aprovecharía muy intensamente. Rápidamente se incorporó como asistente en clases de anatomía. Con calificaciones destacadas, en 1891 fue practicante en el viejo Hospital de Clínicas que funcionaba donde ahora está la Plaza Houssay. Cuando lo demolieron quedó la capilla original, que es la respuesta a los que preguntan a quién se le había ocurrido construir una iglesia en el medio de una plaza.

En 1892 pudo estudiar la clínica y la anatomía patológica de un soldado con lesiones nodulares cutáneas recurrentes afectado por una parasitosis, a la que llamó "Psorospermiosis infectante generalizada". Junto a su profesor Robert Johann Wernicke, pudo profundizar el estudio microscópico. Sus observaciones, que originalmente fueron interpretadas como una neoplasia, continuaron por siete años hasta que el paciente falleció y llegó a practicar la necropsia de ese soldado, dedicando su tesis doctoral a la descripción completa del proceso, que hoy se llama "enfermedad de Posadas-Wernicke" (coccidioidomicosis).

En 1893 fue practicante en el Hospital de Clínicas con el Dr. Ignacio Pirovano y fue médico concurrente de la Cátedra de Pediatría de la Universidad de Buenos Aires, donde realizó toda su carrera, como estudiante, investigador y docente. Completó sus estudios en diciembre de 1893 y se graduó con diploma de honor el 10 de mayo de 1894.

Fuera del Hospital investigó en el laboratorio de Cirugía Experimental. En 1895 inaugura la cirugía torácica endocavitaria al idear un método que consistía en el arponamiento pulmonar a través de una vía de acceso que preconizaba el cirujano francés Edmond Delorme. Mediante el uso de este procedimiento impedía el neumotórax espontáneo y la aplicó para el tratamiento quirúrgico de la hidatidosis pulmonar con pleura libre, un gran aporte a la cirugía torácica. En 1896 fue nombrado Profesor Adjunto de Medicina Operatoria y en 1898 fue nombrado Titular del Servicio de Cirugía de la Sala de Niños. En 1898 presentó su tesis para el cargo de Profesor Suplente de Cirugía: "Cirugía del pulmón (lesiones asépticas). Toracoplastia temporaria y parcial para la extirpación de los quistes hidatídicos de pulmón". Posadas realizaba unas tres operaciones por semana, de ocho a trece horas de duración cada una.


El Cine y la Cirugía

En la calle Bolívar, frente al Colegio Nacional de Buenos Aires, estaba el negocio del belga Henri Lepage, que vendía artículos de fotografía. Junto al gerente Max Glucksmann fueron los organizadores de las primeras funciones donde se pudieron ver los primeros cortometrajes de los hermanos Lumiere.

Eugenio Py era un francés que había emigrado con toda su familia, suegros incluidos, y se había radicado en Rosario, donde fue empleado en el ferrocarril. Posteriormente se mudó a San Martín, donde se hizo aficionado a la fotografía. Concurría habitualmente al negocio de Lepage a comprar insumos y de tanto ir, fue el gerente Glucksmann el que sugirió emplearlo debido a sus conocimientos en este incipiente arte de la imagen.

Py renunció a su empleo en el ferrocarril y se pasó al rubro de la fotografía. Quiso comprarles a los hermanos Lumiere un aparato para filmar en estas tierras, pero debió conformarse con adquirir el “Cronotógrafo Elgé”, de Gaumont, y un Cinematógrafo Phate.

Se dedicaba a registrar, en pequeños cortometrajes, escenas de las calles de Buenos Aires, una ciudad que crecía vertiginosamente a causa de la inmigración. Filmaba desde el flameo de la bandera argentina, pasando por casamientos, reuniones sociales, y a presidentes en apariciones públicas. Personalidades como Bartolomé Mitre y Julio A. Roca quedaron registrados por su lente. Hasta colocó una cámara en el frente de una locomotora para filmar el cruce de la cordillera del ferrocarril andino. Sin saberlo, se había convertido en un pionero en el género noticioso.

El cine, para la gente, era toda una novedad que consumía con sorpresa, y aún no lo tomaba como un entretenimiento. Py era un talentoso fotógrafo y laboratorista que hacía su trabajo con pasión; y pionero del cine en la Argentina. Los domingos reunía a los chicos del barrio y les pasaba películas.

Posadas habría contratado a Py como camarógrafo para que filmase dos operaciones, y utilizó un "Cronofotógrafo Elgé", desarrollado por Léon Gaumont.

Se presume que la película fue hecha por 1899. La operación se filmó con luz natural, aparentemente al lado de una ventana, en el Hospital de Clínicas. Otros aseguran que fue en uno de los patios internos.

En la película, que no llega a los 10 minutos, se ve a Alejandro Posadas operando a un hombre de un quiste hidatídico, alojado en el pulmón derecho del paciente. La hidatidosis es una enfermedad parasitaria provocada por consumir alimentos contaminados con excremento de animal o por comer carne cruda, alojándose el parásito dentro de un quiste. Sobre una camilla común acompañan al cirujano, los practicantes Roccatagliata y Viale, asistidos por el enfermero Vázquez.

Llama la atención el contraste con lo que ocurre ahora: entonces, los médicos estaban operando con un guardapolvo, con las mangas arremangadas, sin guantes ni barbijos.

Dr. Alejandro Posadas

Eugenio Py

Uno de los ayudantes de Posadas se ocupaba de la máscara por donde se goteaba cloroformo, que funcionaba como anestesia. Y los entendidos en cine dicen que la película no está acelerada, sino que los médicos debían apurarse por los efectos del cloroformo y, en este caso en particular, para no perder la luz natural.

La película, se extravió y fue rescatada antes de la demolición del viejo Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires. La Cinemateca Argentina determinó que esta película es el primer filme argentino que se conoce y ha sido reconocido por las Cinematecas de París y Bélgica como el primer documento fílmico de una cirugía en el mundo. Posadas, entusiasmado con la nueva tecnología, vislumbró tempranamente su potencial para la comunicación y la labor científica.


Su muerte precoz

Si bien no tenía registro alguno de fecha, como el Dr. Posadas enfermó y murió de tuberculosis en el 1902, se supone que este corto tiene que ser anterior a esta fecha.

Desde 1898 sufrió una afección pulmonar, por lo que interrumpió sus tareas y viajó en varias oportunidades a Europa y a los Estados Unidos buscando una cura. De allí, trajo el primer equipo de rayos X del país, instalado en el Hospital de Clínicas.

Su carrera profesional se redujo apenas a ocho años, en los que Posadas pudo trabajar intensamente e innovar en el campo de la medicina, descubriendo enfermedades nuevas, aplicando nuevos métodos de cirugía y advirtiendo las posibilidades de las nuevas tecnologías en la disciplina médica. En 1902 su estado de salud se agravó. Reunió a su equipo y les anunció que haría un nuevo viaje a Europa. Tal era la gravedad que estuvo por morir durante la travesía. Falleció en París el 21 de noviembre de 1902, asistido por el médico argentino Luis Acuña. En un mes hubiera cumplido 32 años, y le quedó la decepción de un romance con una inglesa que no pudo llegar a más debido a su enfermedad.

Fué sepultado en el Cementerio de Recoleta, en el panteón de la familia. El antiguo Instituto Nacional de la Salud, uno de los hospitales más grandes de la Argentina, lleva desde 1970 el nombre de Hospital Alejandro Posadas. También el hospital zonal de su ciudad natal (Saladillo), recibe su nombre desde su inauguración en 1906.

La primera operación filmada de la historia de la medicina (Dr. Alejandro Posadas)

Así fue la primera operación filmada de la historia de la medicina: se hizo en Buenos Aires hace más de 120 años.

EL CIRUJANO DE GUERRA EN FRANCIA DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Dr. Pedro Chutró

Pedro Chutró nació en la provincia de Buenos Aires el 18 de febrero dc 1880, siendo sus padres de origen vasco. Se trasladó a la capital para iniciar los estudios secundarios, y a los 17 años ingresó simultáneamente a las Facultades de Medicina y de Farmacia.

Como estudiante sobresaliente, obtuvo la plaza de disector, revelando ya su habilidad manual para preparar las piezas anatómicas que serian usadas en las clases para los alumnos de la materia. También por sus altas calificaciones fue nombrado practicante interno del Hospital de Clínicas, donde conocería a un hombre de gran influencia en su carrera ulterior: Alejandro Posadas. Este, pese a su juventud, era uno de los más talentosos y destacados cirujanos de Buenos Aires. Su personalidad influyó profundamente al joven Chutró, que asistía a sus clases y a sus operaciones, admirando la elocuencia y la destreza del joven maestro, que era a la sazón Jefe de la Sección de Cirugía Infantil de la Sala VI del Hospital de Clínicas, a cargo del doctor Manuel Blancas. Lamentablemente, Posadas falleció en Paris víctima de una tuberculosis pulmonar cuando solo contaba con treinta y dos años de edad. Si bien esta muerte prematura privaba a Chutró de su admirado maestro, el destino le brindaba una nueva oportunidad.

En efecto, el doctor Marcelino Herrera Vegas fue designado para ocupar el puesto del malogrado Posadas, y al lado de su nuevo maestro, Chutro no solo aprendió día a día el arte de la cirugía, sino también la influencia de un espíritu superior que unía a la brillantez quirúrgica las cualidades éticas de un verdadero médico hipocrático.

Dr. Pedro Chutró

Chutró se graduó de medico y presentó su tesis en el año 1904, la que versaba sobre "Fracturas de la extremidad inferior del humero en los niños". Decidido a ampliar sus conocimientos, emprendió viaje en 1906 a los grandes centros medico-quirúrgicos europeos, donde se dictaban las normas seguidas en el resto del mundo. Visitó Viena, Berlín y Paris y alii conoció a maestros de la talla de Heidelberg, von Bergman y Gasset. Con este último estrecho una solida amistad, nacida sin duda por la afinidad de sus espíritus y su amor común por la clínica quirúrgica. En Paris, con Gosset especialmente, pero también con Faure y Tuffier, Chutró encontró la armoniosa combinación de la técnica operatoria impecable y de la clínica, desarrollada a la cabecera del enfermo, tan bien cultivada por la escuela francesa.

En 1908 regresó a Buenos Aires, renovado con el contacto de tan destacadas personalidades científicas. Poco después fue designado Jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Teodoro Álvarez, y en 1909 Profesor Suplente de Medicina Operatoria.

En 1912 realizó un nuevo viaje de perfeccionamiento, esta vez a Norteamérica, siguiendo un curso de cirugía experimental en el Instituto Rockefeller. También visito la Clínica de los Hermanos Mayo en Rochester, Minnesota, en la que pudo apreciar las ventajas de la organizaci6n sistemática y del trabajo en equipo.

En 1914, tomó una decisión de considerable trascendencia. Decidió ofrecer sus servicios de medico a Francia, en cuyos campos, en los que se libraba la primera gran guerra, se desangraba la juventud de Europa. Chutró abandonó en Buenos Aires no solo una situación cómoda y próspera, sino también una brillante y ascendente carrera hospitalaria y universitaria. Al partir para Francia no conocía su destino como cirujano ni la duración de su estadía. Al llegar a París se dirigió a Antonio Gosset, su maestro y amigo, el que conociendo los quilates del cirujano argentino lo nombró su primer ayudante en el Hospital Buffon, antiguo liceo que había sido transformado en nosocomio por las exigencias de la conflagraci6n.

Cuando Gosset debió partir para operar en el frente de batalla, aconteció un hecho sin precedentes en la historia de la medicina francesa: Pedro Chutró, un médico argentino operando en Francia, recibió el nombramiento de Jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Buffon, que involucraba el grado de comandante, y que era la primera vez que se concedía a un extranjero.

La actuación de Chutró en Francia es legendaria. Operando día y noche sin descanso, hasta treinta horas seguidas, brindó además su experiencia a un gran número de médicos franceses, ingleses y norteamericanos, que visitaban su servicio. Concurría asiduamente a la Sociedad Francesa de Cirugía, donde presentaba sus resultados operatorios obtenidos en el Hospital Buffon. Chutró accedió a ensayar el método de irrigación continua de las heridas de guerra ideado por Alexis Carrel, y empleó por primera vez en el mundo el suero antigangrenoso preparado por Roux en el Instituto Pasteur. Durante su estadía, Chutró mantuvo una actividad quirúrgica ininterrumpida, sin tomarse ningún día de licencia ni cobrar sueldo. Sus cualidades le hicieron ganarse el respeto y la admiración de todos sus colaboradores, aun cuando tuviera con ellos una exigencia implacable en cuanto se refería a trabajo y rendimiento.

Chutró entregó su servicio en enero de 1919, incluyendo cuarenta volúmenes que contenían historias clínicas escritas de su puno y letra, los que al cerrarse el «Buffon» pasaron al servicio de Gosset en la Salpetriere. Francia supo premiar la desinteresada dedicación de Chutró al cuidado de sus soldados y oficiales heridos, condecorándolo con el grado de Caballero de la Legión de Honor. Desde Paris, Chutró partió para Madrid y desde allí a Norteamérica. En Nueva York dicto conferencias, y rechazó una oferta ventajosa de la Universidad de Columbia para contratarlo como profesor de cirugía, pues estaba decidido a regresar a la Argentina.

Después de cuatro anos de ausencia, Chutró regresó a Buenos Aires, sin grandes recursos materiales, pero rodeado de una merecida aureola de heroísmo, de dedicación y de sacrificio. Poco después fue designado Profesor Titular de Clínica Quirúrgica, al renunciar el profesor Diógenes Decoud, haciéndose cargo del servicio correspondiente en el Hospital San Roque cuando contaba 39 anos de edad. Después de trabajar temporariamente en el Hospital Durand, el profesor Chutró tomó posesión de la Sala IX del Hospital Ramos Mejía (ex-San Roque), asiento de su cátedra, y en el que trabajo hasta su muerte. Chutró tenia un elevado concepto de la docencia universitaria, y siempre trató de mantener la jerarquía de da enseñanza, aún contando con medios materiales precarios para llevarla a cabo.

Quienes lo conocieron, como Brachetto Brian y Gosset, lo describen como alto y fuerte, de porte distinguido, de cabeza grande y frente amplia, de ojos magníficos pero de mirada triste. Sin duda, no era un hombre corriente. Su autodisciplina y los sacrificios que se imponía le hacían intolerable en el prójimo la torpeza, la negligencia o la falsedad. No ocultaba su desagrado y solía manifestarlo abiertamente a quienes procedían con incorrección o de mala fe.

Además de los trabajos científicos publicados en revistas medicas nacionales y del extranjero, Chutró nos ha dejado sus “Lecciones de Clínica Quirúrgica”, publicadas en forma póstuma en 1938 y dedicadas a su maestro, el doctor Marcelino Herrera Vegas. A través de sus páginas podemos apreciar la completa y profunda formación clínico-quirúrgica del autor, quien con estilo claro describe en forma magistral el diagnostico y tratamiento de los diferentes cuadros nosológicos que se presentan ante el cirujano.

Chutro unía a sus magnificas condiciones de clínico y cirujano un espíritu culto y erudito. Amante de los libros antiguos, poseía una selecta colección, que como verdadero bibliófilo, conocía y amaba profundamente. Su biblioteca, una de las más completas que han existido en nuestro país, está actualmente en la Facultad de Medicina de Buenos Aires. El mundo lo aclamó como el gran especialista en medicina de guerra pero siempre regresó a Buenos Aires. Se casó grande, no tuvo hijos con Maria Livingston. Falleció en Buenos Aires el 19 de octubre de 1937, como consecuencia de una antigua estrechez mitral que ya había dado indicios de su gravedad con dos accidentes embólicos previos, y lo despidieron como una eminencia.

El cirujano diplomático

Dr. José Arce

La vida del doctor José Arce fue casi novelesca. Nacido en 1881 en Lobería, provincia de Buenos Aires, donde su padre poseía un importante establecimiento agropecuario, se graduó de médico con Medalla de Oro el 6 de junio de 1903. Al preguntársele por sus profesores más admirados respondía sin vacilación alguna: Juan José Naón, el gran maestro de Anatomía, y Alejandro Posadas, el cirujano que murió tan joven". Respecto a este último, Arce tenía en su despacho del Instituto de Cirugía del Hospital de Clínicas (Instituto que fue una de sus grandes iniciativas) un magnífico retrato de Alejandro Posadas. Y sobre el escritorio, una pequeña fotografía de su única hija, muerta a los 13 años luego de padecer una grave enfermedad. Esta pérdida implicó la disolución de su matrimonio con María Castro Escalada. Y que el doctor Arce hiciera construir otra casa, donde estableció su residencia, la cual después sería donada a la Universidad de Buenos Aires y destinada al Museo Julio Argentino Roca.

El detalle de su nuevo domicilio importa porque allí Arce instaló un órgano, y el hecho fue debidamente registrado en una nota periodística que data de mediados de la década de los 30 (firmada con el seudónimo "Doctor Meco Chea Drab"). En efecto, Arce era un discreto ejecutante de órgano, así como el doctor Mariano Castex lo era de piano, y desde su casa se transmitieron algunos conciertos a cargo de artistas profesionales, naturalmente, por Radio Splendid.

En 1921, 1924, 1932 y 1933 viajó a Europa y visitó las principales clínicas de la época. En 1922 visitó Estados Unidos, y también viajó varias veces a Brasil, Chile, Cuba y Uruguay. A la edad de 25 años ya era profesor de Anatomía Descriptiva, dictando clases en reemplazo de su respetado profesor Juan José Naón. La carrera académica de Arce no se detuvo hasta ocupar el rectorado de la Universidad de Buenos Aires, desde 1922 hasta 1926. Antes había sido profesor de Anatomía y de Cirugía, Consejero de la Facultad de Medicina en tres oportunidades y Decano interino en 1918.

En el Instituto de Cirugía del hospital de Clínicas (como se señalara anterior-mente, una de las grandes creaciones de Arce), ocupaba la Jefatura de Clínica del doctor Oscar Ivanisevich. En 1930, luego de que el profesor diera una clase en la sala de operaciones, como era habitual, padeció una grave apendicitis aguda. Entonces el doctor Ivanisevich debió operarlo de urgencia, en la misma sala, y ante varios de los médicos que habían asistido a la clase. El doctor Arce, partidario de la anestesia raquídea, discutió con Ivanisevich, porque éste creía conveniente utilizar para su operación anestesia local. Finalmente, el enfermo (el doctor Arce) aceptó las sugerencias de su discípulo.

Hombre polifacético y perseverante, su vocación polítiiica lo condujo al ejercicio de numerosos cargos, destacándose su paso por la Cámara de Diputados, de la cual fue Presidente. Entonces retomó un viejo proyecto (luego Ley N° 6.026) presentado por el doctor Eliseo Cantón el 8 de junio de 1906 para la construcción de un Policlínico donde impartir la enseñanza de la Medicina. En 1926 nada se había hecho al respecto, y lo planeado dos décadas antes debía ser totalmente reformulado. Así fue que "en la Ley de Presupuesto para dicho año, que lleva el número 11.333 (dijo Arce refiriéndose a sus gestiones cuando ocupaba la presidencia de la Cámara Baja), conseguí que se incluyese un artículo, el artículo 6°, que destina las fincas del policlínico a la construcción de todos los institutos clínicos y no clínicos que requiera la Facultad de Medicina". La ley fue sancionada, pero la construcción no se inició hasta marzo de 1937, cuando gracias a nuevas gestiones del doctor Arce el gobierno de entonces decidió poner manos a la obra.

En 1945 el ministro de Relaciones Exteriores le ofreció la Embajada Argentina en China. El doctor Arce aceptó, y tras una travesía que duró cuatro meses y medio (y que relatara en el libro "De Buenos Aires a Shanghai"), se instaló en su destino diplomático. Al año siguiente lo nombraron representante ante las Naciones Unidas, y así desplegó una destacable carrera diplomática, que en 1949 fue interrumpida por discrepancias con el gobierno. Entonces Arce decidió instalarse en Madrid.

Tuvo una vida larga, interesante y rica en experiencias. Falleció en 1969, y hoy es recordado no sólo en su país sino también en el extranjero. Una calle de Madrid y otra de Palma de Mallorca llevan el nombre de José Arce, el médico argentino a quien sus amigos llamaban, familiarmente, Pepe.

Dr. José Arce

Colocación de la piedra fundamental del Policlínico General José de San Martín, en Julio de 1927. El doctor Arce pronunciaba su discurso. Entre la concurrencia, el presidente Marcelo Torcuato de Alvear. (A.G.N.)

Durante la celebración de su acceso a una banca de Diputado Nacional. Agosto de 1913. (A.G.N.)

Inauguración del Instituto de Clínica Quirúrgica en el Hospital de Clínicas. 1923. (A.G.N.)


Cirujano y prolífico escritor

Dr. Ricardo Finochietto

Ricardo Finochietto: Alrededor de 1870 llega a la Argentina un italiano, oriundo de Liguria, para trabajar duro y abrirse camino en una tierra promisoria. Se llamaba Tomás Finochietto, y 3 de sus 8 hijos, Enrique, Ricardo (nacido en 1888) y Miguel Angel, ingresarían en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. El padre murió tempranamente en 1893, pero esta penosa circunstancia no fue obstáculo para que los Finochietto pudieran completar sus estudios.

Por sugerencia de Enrique Finochietto, al promediar la carrera que había comenzado en 1906 el joven Ricardo ingresó como practicante a la sala VI de Cirugía de Niños en el Hospital de Clínicas. Luego ingresó al Hospital Rawson para formarse con su hermano mayor y con el gran cirujano David F. Prando. Era un estudiante convencido de que para lograr la excelencia en Cirugía debía conocer a fondo la anatomía, siguiendo en tal sentido la sentencia del gran anatomista Gimbernat, quien aseguró: "Mi autor favorito es el cadáver humano". Se recibió en 1912, presentando una tesis notable sobre "Técnicas de las anastomosis intestinales". Luego de un breve período al frente de un servicio quirúrgico en el Hospital Alvear, en 1914 pasó al Hospital Rawson, donde dirigió la sala VI mientras Enrique hacía lo propio en las salas XX y XXI del pabellón IX. Durante las noches quitando horas al descanso, Ricardo Finocietto continuó disecando en el anfiteatro del Hospicio de Alienados, vecino al Rawson.

La unión de los hermanos Enrique y Ricardo Finochietto era entrañable. En tal sentido se recuerda que los dos, cuando el Gobierno francés decidió otorgar la Legión de Honor a Enrique, se rebelaron contra el hábito de premiar sólo al hermano mayor y lograron que ambos fueran nombrados en el decreto correspondiente. Juntos además escribieron la obra monumental Técnica Quirúrgica, en once tomos (el "Repertorio Quirúrgico"), un clásico en la materia.

Miembro de la Academia Nacional de Medicina (electo el 23 de Julio de 1941 para ocupar el sitial número 11), y autor prolífico, Ricardo Finochietto ganó merecida fama en el país y en el extranjero, especialmente por la claridad con que expuso problemas quirúrgicos y las soluciones siempre novedosas y acertadas para resolverlos.

Dr. Ricardo Finochietto

Desde su tesis doctoral, en la cual describió "la maniobra de la inversión de las asas", hasta los trabajos de madurez, toda la obra de Ricardo Finocietto es demostrativa de un intelecto privilegiado puesto al servicio de una disciplina exigente.

Sus escritos sobre la anatomía patológica de las hernias retroinguinales, las suturas practicadas con tientos de fascia lata, y las amputaciones en decúbito ventral, así como los referidos a la apendicitis gangrenosa total, a los quistes hidatídicos abiertos en las vías biliares, a los tumores benignos de la glándula mamaria y al tratamiento quirúrgico de la tuberculosis, entre otros, significaron para el doctor Ricardo Finochietto un merecido prestigio.

Falleció en Buenos Aires, el 1º de abril de 1962. Fue un cirujano que marcó de manera indeleble su paso por la especialidad, abordando con solvencia todas sus facetas y colaborando en la definición de su campo específico, su relación con la clínica médica y el perfil necesario para sus oficiantes.

En la sala de endoscopía, al término de una visita académica.

También elaboró métodos de la anestesia de los meniscos, el bloqueo del facial y el simultáneo de los nervios dentario inferior, lingual y bucal, y escribió varios trabajos sobre el simpático, traumatología, neurocirugía y plástica estética.

En la sala VI del Hospital Rawson hizo escuela, y sus cursos de demostraciones quirúrgicas para graduados fueron muy concurridos. Los discípulos debían someterse a una férrea disciplina: prácticas de anatomía, operaciones en cadáveres para obtener una sólida formación al respecto, ejercicios de técnicas quirúrgicas en perros, turnos semanales de anestesia, de encargado de sala y de encargado del quirófano para luego, en una etapa posterior, desempeñarse como ayudantes en las operaciones hasta comenzar finalmente, a operar solos. Una vez completada su formación de manera rigurosa.

EL GRAN CIRUJANO, DOCENTE, INVESTIGADOR E INVENTOR

Dr. Enrique Finochietto

Enrique Finochietto nació en Buenos Aires el 13 de Marzo de 1881 en el seno de una familia genovesa. Sus padres fueron Tomás Finochietto y Ana Castagnino. Su padre falleció prematuramente, y fue su madre quien quedó a cargo de la familia.

Cursó sus estudios primarios en la escuela Nicolás Avellaneda y el bachillerato en el Colegio del Salvador, donde sobresalió en ciencias y dibujo.

En 1897, con 16 años, ingresó en la Facultad de Medicina de la UBA. Fue Disector de Anatomía en los primeros años, y luego practicante del Hospital de Clínicas, donde ya se perfilaba como cirujano. Allí estudió dos años con el gran Alejandro Posadas, y luego de la muerte de este con Marcelino Herrera Vegas. De ellos aprendió no solo ciencia, sino también cultura y señorío.

Dijo de él su maestro Marcelino Herrera Vegas: «Conocí a Enrique Finochietto en el umbral de su juventud, cuando apenas escaso y sedoso bozo apuntaba sobre su sonrosado labio. Suave en su expresión, de modales finos, prefería convencer antes de imponer sus ideas por la violencia. Era tranquilo, de modales distinguidos y correcto en el vestir. Por encima de todo, tenía el concepto del cumplimiento del deber.»

Enrique Finochietto y (a su derecha) su maestro Marcelino Herrera Vegas. A la derecha de Herrera Vegas, de traje, está Jaime Del Sel. Quien se asoma por detrás de Herrera Vegas , de gorro, es Augusto Covaro.

Se recibió de médico en 1904, a los 23 años de edad, y enseguida presentó su tesis “El pie bot varo-equino congénito”, donde no solo volcó su experiencia personal sino que ilustró personalmente. Era un virtuoso en el dibujo.

A poco de recibido ingresó como único médico interno del Hospital Rawson, cargo, en aquel entonces, ad-honorem. Allí conoció a David Prando, gran figura de la cirugía, quien le dio un lugar de privilegio junto a el.

Pocos hubieran podido aguantar más de un año ese violento ritmo de trabajo en el que no existían descansos ni feriados. En 1906, luego de 2 años en ese cargo, decidió perfeccionarse viajando a Europa, donde permaneció cerca de tres años.

Allí, el médico y el artista que lleva adentro le hacen distribuir el tiempo entre los centros hospitalarios y las maravillas del viejo mundo. Concurrió asiduamente a los servicios de Quenu, Terrier y Albarran, en Francia; a los de Korte y de Bier en Alemania; a los de Lorentz y von Eiselberg en Austria; a los de Kocher y Roux en Suiza y al de Bastianelli en Roma. También visitó las catedrales y las pinacotecas.

En 1909 regresó de a Europa, y se reintegró de inmediato a su viejo y querido Hospital Rawson como Jefe de Clínica de David Prando. En 1914, a los 33 años, llega a ser Jefe de Cirugía en la vieja Sala 8. Allí lo acompañó su hermano Ricardo, que se había recibido hacía poco.

Durante la Primera Guerra Mundial decide ofrecer sus servicios a Francia para atender a los heridos. Llega a París a principios de 1918 y se le confía la jefatura de cirugía del «Hospital Argentino Auxiliar 108», cuyo funcionamiento era costeado por la comunidad argentina en París. Su actuación fue brillante, tanto que se le solicitó que permaneciera casi un año más. Por sus méritos recibió la Medalla de la Guerra, y la Legión de Honor en grado de gran oficial.

En 1922 presidió la Sociedad de Cirugía de Buenos Aires, y el Quinto Congreso Argentino de Cirugía.

La Academia Nacional de Medicina lo designó en 1934 Miembro Honorario. En esta tribuna expuso repetidas veces, refiriéndose a Eduardo Wilde, a Charles Mayo, a Harvey Cushing y a Lord Moynihan.

Publicó poco, pero de gran calidad. Con su hermano Ricardo y sus discípulos publicó los 11 tomos de la Técnica Quirúrgica, obra póstuma, lamentablemente inconclusa, de los hermanos Finochietto.

Diseñó muchos instrumentos quirúrgicos, entre ellos el frontolux, el «empuja ligaduras», para detener las hemorragias; el porta-agujas, en diversas medidas y formatos; la pinza doble utilidad, usada para hemostasia y como pasahilos, el aspirador quirúrgico para limpiar la sangre del campo operatorio, las «valvas de Finochietto», para separar órganos; la cánula para transfusiones, la mesa quirúrgica móvil, manejada con pedales e impulsada por motor eléctrico, que permite colocar al paciente en cualquier posición para facilitar la operación, el banco para cirujanos, que permite operar sentado; y el famoso separador intercostal a cremallera para operaciones de tórax, conocido universalmente como «separador Finochietto», y que su hermano Ricardo llamaba “el embajador”.

Su discípulo Julio V. Uriburu lo describe como de estatura mediana, delgado, de tez pálida, muy blanco. “Sus brazos eran finos, aparentemente sin músculos, propios de la persona que no ha sido afecta a los deportes. Sin embargo, tenía una fuerza insospechada, sobretodo cuando manejaba la famosa mano izquierda. Su resistencia física era prodigiosa”.

Adrian Jacobo Bengolea expresó: “El silencio era el aire habitual en Enrique Finochietto y también su medio de enseñanza, su modo de aplaudir un acierto, o de corregir un desacierto. Prefería el silencio, la exactitud, la mesura y acaso fueron estas las cualidades más prodigiosas de su milagroso saber”.

Oscar Vaccarezza relata que en el año 1924 Enrique Finochietto, Pedro Chutro y Florencio Lezica cenaban en el «Chantecler», un muy conocido cabaret de Buenos aires. Don Enrique tenía la costumbre de frecuentar el Buenos Aires nocturno después de la intensa tarea quirúrgica del día y gustaba de los refinamientos culinarios y de las notas que surgían del violín de la orquesta de su amigo Julio De Caro. Cuenta De Caro que en un descanso de la orquesta se acercó un amigo de condiciones modestas, para pedir ayuda para su mujer que estaba gravísima. Sin saber qué hacer, le ofreció dinero, que no aceptó. Dice que Dios lo iluminó y acordándose de los cirujanos comensales se dirigió a ellos. Al explicar lo sucedido, Don Enrique inmediatamente lo apuró para que lo llevara junto a él. «No se aflija amigo, por lo pronto vamos a ver a su mujer, a lo mejor es más susto que otra cosa». A la madrugada la operó en el Sanatorio Podestá. A la noche siguiente, De Caro se enteró de lo sucedido, y a insinuación de Lezica se propone regalarle un tango a Enrique. Al regresar a su casa, inspirado por el episodio, compuso un tango, que aún sin nombre estrenó a la noche siguiente con muchísimo éxito. Finochietto, sorprendido por esos compases desconocidos pregunta: «¿es el tango pedido por Lezica?», a lo que De Caro responde: «Quiero, Don Enrique, confesarle que en este especial caso debía dejar hablar a mi corazón … para que él me dictase el nombre … Así pues lo bautizaré "Buen amigo

El 19 de Marzo de 1947, sufrió un episodio cerebral del que no se recuperara jamás. Falleció el 17 de Febrero de 1948 , a los 66 años de edad.

Dr. Enrique Finochietto

Preparando una cirugía de la columna cervical.

Explicando la cirugía de un bocio con sus dibujos.

Enrique y Ricardo Finochietto operando juntos. Pedro Chutro los describió como “un cirujano con cuatro manos”.

Dr. Enrique Finochietto

Listo para operar

Enrique Finochietto (sentado en la extrema derecha) junto a Carlos Gardel (parado detrás de él) a bordo del buque “Antonio Delfino” en un viaje a España, brindando por el éxito de una gira artística que llevaba por primera vez a Europa al mejor cantor.

Tango «Buen Amigo», de Julio De Caro, dedicado a Enrique Finochietto.

Historia del orígen y evolución de la Escuela Quirúrgica de Finochietto

Historia Escuela Quirurgica Finochietto.pdf

TEAM QUIRÚRGICO ORGANIZADO Y PADRE DE LA INSTRUMENTACIÓN QUIRÚRGICA

Dr. Guillermo Bosch Arana

Guillermo Bosch Arana (Buenos Aires; 1 de diciembre de 1889 - 4 de julio de 1939), Doctor en Medicina, Universidad de Buenos Aires, 1912. Fue uno de los médicos más importantes del país en la primera mitad del Siglo XX. Maestro de la Medicina, especializado en Cirugía y universalmente conocido por ser el creador del “Team Quirúrgico Organizado”, también fundó la primera Escuela de Instrumentación Quirúrgica en el Hospital Argerich.

Fue el creador y primer director del Instituto de Cirugía Experimental (1934), Vicedecano de la Facultad de Medicina (UBA), colocó en 1937 la Piedra Fundamental del actual edificio, ubicado en la intersección de las calles Marcelo T. de Alvear y Junín (Ciudad de Buenos Aires).

Durante toda su carrera como Cirujano, donó sus salarios a Hospitales, viviendo de lo que le dejaba su Consultorio Privado. Por sus aportes a la medicina, la Sociedad Argentina de Cirujanos Instituyó un premio que lleva su nombre.

Relator Oficial en la Primera Conferencia de Sanidad Militar, Vocal y Relator Oficial del Comité del IIº Congreso Nacional de Medicina, Presidente de la Sociedad de Cirugía, Presidente de la Sociedad de Patología Quirúrgica de la Asociación Médica Argentina, Jefe del Servicio de Cirugía de los Hospitales Salaberry y Parmenio Piñero.

Dr. Guillermo Bosch Arana

Fue también Profesor de Técnica Quirúrgica en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, Vicedecano de la misma Facultad y Director de su Instituto de Cirugía Experimental. Jefe de Sala del Servicio de Cirugía del Hospital Parmenio Piñero. Director del Museo Histórico de Instrumental Quirúrgico. Inauguró en 1934 el Museo de Historia de la Medicina y de la Cirugía, el cual durante muchos años llevó su nombre, siendo luego renombrado como "Vicente Aníbal Risolía". A partir de su propia colección y con el aporte de donaciones de sus contemporáneos, el Profesor de Cirugía Dr. Guillermo Bosch Arana inauguró en el año 1934 el "Museo Histórico de Cirugía". Contaba con un conjunto de valiosas piezas, entre las cuales se destacan 25 cajas de cirugía de origen francés que datan de 1872 y pertenecieron al médico argentino Martín Llavallol, así como el instrumental quirúrgico de notables innovadores de la medicina argentina, tales como los doctores Ignacio Pirovano (impulsor de la antisepsia en nuestro país); Cecilia Grierson (primera médica argentina); Juan B. Justo, introductor de la asepsia en nuestro medio a través de la esterilización por autoclave (fundador además del Partido Socialista argentino) y Nicolás Repetto (destacado discípulo de Justo, en la medicina y en la política). Este museo fue transferido al Instituto y Cátedra de Historia de la Medicina al crearse éste en 1936-1937, y pasó a llamarse "Museo de Historia de la Medicina", recibiendo en 1962 su nombre actual en homenaje a un destacado investigador del Instituto.

Dr. Guillermo Bosch Arana en medio de una intervención quirúrgica en el Hospital Parmenio Piñero en 1924.

Vista exterior de los pabellones de Cirugía del Hospital Parmenio Piñero en 1924.

Puestos y Cargos Desempeñados como alumno de la Facultad de Medicina (1908 - 1912): Disector del "Instituto de Anatomía Normal y Medicina Operatoria", por concurso de oposición (entre 1908 y 1912). El Jurado declaró "desierto" el segundo puesto a llenar luego del examen oral y las pruebas de disección por "incompetencia de los otros cuatro candidatos"; Practicante Interno del Hospital de Clínicas, por concurso de clasificaciones del "Instituto de Anatomía Normal y Medicina Operatoria", por concurso de oposición entre 1908 y 1912, Practicante Externo del Hospital San Roque entre 1907 y 1910, Practicante de Vacuna del Departamento Nacional de Higiene entre 1908 y 1911, Practicante Menor Interno del Hospital San Roque entre 1910 y 1911, Practicante Mayor Interno del Hospital San Roque entre 1911 y 1912.


Puestos y Cargos Desempeñados como Médico (1912 - 1939): Jefe de trabajos Prácticos de la Cátedra "Medicina Operatoria" (entre 1912 y 1918), Profesor Adscripto de la Cátedra "Medicina Operatoria" (1914), Miembro de las Comisiones Examinadoras de la Cátedra "Medicina Operatoria" (1914-1928), Miembro del Comité Ejecutivo de la sección Cirugía del "Primer Congreso nacional de Medicina" (1916), Miembro del Comité de Redacción de "La Semana Médica" (1916-1928), Relator Oficial en las Sesiones Extraordinarias de la "Asociación Médica Argentina", Profesor Suplente de la Cátedra "Medicina Operatoria" (1918), Jefe de Trabajos Prácticos de "Clínica Quirúrgica" en la Cátedra del Dr. Diógenes Decoud (1918), Relator Oficial de las Sesiones Extraordinarias de la "Sociedad de Cirugía", tema "Anestesias" (1919), Jefe de "Clínica Quirúrgica" en la Cátedra del Dr. Diógenes Decoud (1919), Comisionado por la Facultad para el intercambio de Profesores con la Facultad de Medicina (UdelaR) de Montevideo (1920), Jefe de Cirugía del Hospital Salaberry (entre 1920 y 1922), Secretario de Redacción de "La Prensa Médica Argentina" (1920-1925), Miembro del Comité de Redacción de la "Gazzetta Medica Italo-Argentina" (1920-1928), Vocal del Comité Ejecutivo del "Segundo Congreso Nacional de Medicina" (1921), Presidente de la "Sociedad de Cirugía" (1921 y 1922), Secretario del Comité ejecutivo del "Sexto Congreso Médico Latino Americano" realizado en La Habana (1922), Miembro del Comité de Publicidad de la "Asociación Médica Argentina", (1922), Presidente de la "Sociedad de Patología Quirúrgica" de la "Asociación Médica Argentina", 1922 - (1923), Relator Oficial en el "Segundo Congreso Nacional de Medicina" en los temas: "Anestesia en las operaciones por Quistes" y "Reparación en los Accidentes del Trabajo" (1922), Jefe de Cirugía del Hospital Parmenio Piñero, entre 1922 y 1928 (datos hasta ese año), Director de la Biblioteca y Archivo de la "Sociedad de Cirugía de Buenos Aires" (1923), Comisionado por la Facultad para estudiar en el extranjero el estudio de la "Cirugía Ortopédica" (1923), Vocal de la Subsección "Cirugía General y Ortopedia" del "Tercer Congreso nacional de Medicina" (1924), Jefe de Cirugía del Hospital Argerich, Profesor Titular de Medicina Operatoria, Profesor Titular de Técnica Quirúrgica, Vicedecano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, desde 1937 hasta su prematura muerte en 1939.

Los "Decálogos del Team Standard Operatorio Sincronizado", por el Prof. Dr. Guillermo Bosch Arana, edición publicado por la editorial "El Ateneo" de Buenos Aires en 1934.

Ejemplar de "Las amputaciones Cineplásticas" dedicado "Al Ilustrísimo Señor Presidente de la República Argentina Doctor Hipólito Yrigoyen" y que formaba parte de la biblioteca personal del Ex-presidente.

Obras Publicadas (datos hasta 1928): El Prof. Dr. Guillermo Bosch Arana desarrolló una prolífica carrera en el ámbito académico que lo llevó a publicar más de 100 obras en 5 idiomas (Español, Inglés, Francés, Alemán e Italiano).

Entre ellas, se destacan: "Las amputaciones Cineplásticas" (Edición de La Semana Médica, 1920), "La enseñanza práctica de las Anatomías"(La Prensa Médica Argentina, nº 30, año 1921), "La sutura Intradérmica. Su técnica." (Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana, 1923), "Nuovo ergografo per misurare la potenza dei motori cineplastici" (La Clinica Chirurgica, Milano, Italia, Maggio-Giugno, fasc. V-VI, 1920), "Méthode personnelle de cinematisation des mignons d'amputations" (Journ. de Chirurgie, t. XVII, nº 4, Paris, Avril 1921), "Eine neue Methode für Kineplastiche Operationen" (Arch. f. Orthopädische und Unfall-Chirurgie, B. XX, Heft 3, Berlin - München, 1922), "Two Kineplastic Problems Solved" (Surg. Gynec. and Obstetrics, nº 4, 1923), "Los progresos de la Clínica" (Madrid, 1923). Las obras enunciadas son sólo algunas de las más de 100 escritas por el Dr. Bosch Arana y no responden a algún criterio de selección en particular.


Premios (datos hasta 1923): Entre la gran cantidad de premios que el Dr. Guillermo Bosch Arana recibió a lo largo de su prolífica carrera, se destacan los siguientes: Diploma de Honor donado por la Facultad a las mejores clasificaciones de los alumnos del curso escolar (1912), Medalla de Oro acordada por la "Panamá-Pacific International Exposition" (1915), Primer Premio "Accésit" "Al mejor trabajo", donado por la Universidad Nacional por la obra "Las Amputaciones Cineplásticas" (1922), Primer Premio del "Premio Nacional" de Ciencias por la Obra "Las Amputaciones Cineplásticas" (1922), Premio de "Colaboraçao da Exposiçao Internacional Dos Estados Unidos do Brasil" (1923). Incluso existe un premio con su nombre.​


Membresías (datos hasta 1925): Socio Honorario de la Sociedad Ortopédica Italiana, 18 de octubre de 1921, Miembro correspondiente de la Sociedad Nacional de Cirugía de París, 9 de abril de 1924, Académico correspondiente de la Real Academia Nacional de Madrid, 26 de marzo de 1924, Socio correspondiente extranjero de la Sociedad Médico-Quirúrgica de Bologna, 21 de marzo de 1924, Socio correspondiente extranjero de la Sociedad de Cirujanos de París, 4 de abril de 1924, Miembro del American College of Surgeons, 30 de octubre de 1925.


El 19 de Septiembre se ha establecido como el "Día del Instrumentador/a Quirúrgico/a". Esta fecha recuerda el fallecimiento del Dr. Guillermo Bosch Arana.

Historia de la Instrumentación Quirúrgica (actualizado 2020)

Recorriendo un largo camino...

RECORRIENDO_UN_LARGO_CAMINO_completa2020.pdf

COLANGIOGRAFÍA INTRAOPERATORIA (“MIRIZZIGRAFÍA")

Dr. Pablo Luis Mirizzi

Pablo Luis Mirizzi (25 de enero de 1893, Córdoba (Argentina)) fue un Médico Cirujano Argentino del siglo XX, creador de la “Colangiografía Intraoperatoria” (por mucho tiempo llamada “Mirizzigrafía), procedimiento que fue adoptado universalmente "como elemento fundamental del diagnóstico biliar intraoperatorio, y se ha convertido en uno de los mayores aportes de la ciencia argentina a la cirugía", siendo considerada junto a la introducción del tubo de Kehr uno "de los dos jalones principales en la historia de la cirugía biliar".

La “Mirizzigrafía” cuyo nombre técnico es “colangiografía intraoperatoria”, es un procedimiento (hoy de rutina) que se realiza en medio de una colecistectomía (extirpación de una vesícula litiásica). Consiste en cateterizar el conducto de salida de la vesícula (conducto cístico) e inyectar sustancia de contraste (yodo) para luego sacar unas radiografías y poder ver la vía biliar (Hepáticos y conducto colédoco).

Si esta todo libre, se extirpa la vesícula y culmina la operación. Si se aprecia obstrucción de la vía biliar, se debe abrir el conducto colédoco, colocar pinzas especiales para extraer los cálculos que obstruyen y luego verificar el pasaje libre al duodeno con un instrumento llamado “beniqué”. Para finalizar se deja un tubo de Kehr (tubo en forma de “T”) en el colédoco para dar salida a la bilis al exterior y poder hacer controles radiológicos postoperatorios. Si la evolución es favorable, el tubo de Kehr se retira en forma ambulatoria.

El profesor Pablo Luis Mirizzi realizó el 16 de Junio de 1931, la primera colangiografía intraoperatoria a nivel mundial, en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Córdoba.

Este gran logro, Mirizzi lo ideó exactamente hace 85 años. Antes de Mirizzi no existía forma de comprobar la obstrucción de la vía biliar. Muchos años mas tarde, el Dr. Rodolfo Mazzariello (también Cirujano Argentino) ideó la extracción incruenta de cálculos transKehr, y muchísimos años después (década de 1960) con la invención de los fibroendoscopios de visión lateral se logró la colangiografia retrógrada endoscópica (CPRE) y extracción de litos y la papilotomía por vía endoscópica.

Dr. Pablo Luis Mirizzi

Anatomía de la vesícula y la vía biliar extrahepática.

Colangiofrafía Intraoperatoria normal (sin litiasis en colédoco)

Litiasis en extremo distal del conducto Colédoco provocando obstrucción parcial de la vía biliar extrahepática.

Pablo Luis Mirizzi nació el 25 de enero de 1893 en la ciudad de Córdoba (Argentina), siendo hijo único.

Estudió en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), donde se graduó en 1915 con las mejores calificaciones de su promoción. Fue becado para perfeccionar sus estudios en la Clínica Mayo de Estados Unidos. A su regreso fue designado Jefe de la cátedra de Clínica Quirúrgica del Hospital Nacional de Clínicas de la Universidad Nacional de Córdoba, en 1918 alcanzó el profesorado adjunto por concurso y en 1926 fue designado Profesor de Clínica Quirúrgica en esa alta casa de estudios.

El 17 de octubre de 1931 presentó ante el III Congreso Argentino de Cirugía el trabajo La exploración de las vías biliares principales en el curso de la operación. En ese ensayo presentó la que sería su más famosa creación, la “Colangiografía Intraoperatoria”, método aún utilizado que permite explorar radiológicamente las vías biliares durante la cirugía por medio de la introducción de sustancia de contraste. Por su relevancia, Ricardo Finochietto propuso llamarla "mirizzigrafía", denominación con que en la actualidad se conoce en el mundo a la colangiografía intraoperatoria.

En 1942 Pablo Mirizzi fue designado director del Instituto de Clínica Quirúrgica de Córdoba.

En 1948 describió la obstrucción parcial del Conducto hepático común producida a consecuencia de un cálculo biliar en el conducto cístico o el infundíbulo vesicular asociado con una inflamación en los conductos cístico y hepático común, lo que sería luego conocido como "Síndrome de Mirizzi".

Equipo utilizado para la colangiografía transoperatoria por Pablo Luis Mirizzi.

El Síndrome de Mirizzi, también llamado síndrome de compresión biliar extrínseca, es una complicación infrecuente de colelitiasis y consiste en la obliteración de un cálculo en la bolsa de Hartmann que produce una compresión mecánica extrínseca de la vía biliar, y que se puede presentar con o sin fistula colecistocoledociana.

En 1955 fue designado Profesor Honorario y en 1956 la Sociedad Argentina de Cirujanos lo nombró “Cirujano Maestro”. En 1957 la Asamblea plenaria de la Société Internationale de Chirurgie, contando con los más destacados representantes de la profesión de todos los países del mundo, lo nombró por aclamación Presidente del Congreso Internacional de Cirugía que se celebraría en Munich en 1959. Se convertía así en el primer cirujano latinoamericano en ocupar un cargo que habían ejercido algunos de los más prestigiosos cirujanos del mundo (Emil Theodor Kocher, Just Lucas-Championnière, Henri Albert Hartmann, Fritz de Quervain, René Leriche, etc).

Falleció en su ciudad natal el 28 de agosto de 1964 a raíz de un edema pulmonar.

Escribió numerosos libros y ensayos sobre clínica quirúrgica y sus contribuciones a la cirugía biliar. Su valiosa biblioteca médica fue donada a su muerte a la Biblioteca de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba. Amante de las artes, su pinacoteca forma hoy parte del patrimonio del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa.

En la ciudad de Córdoba se dio su nombre a una calle, a una plazoleta (entre la avenida Hipólito Yrigoyen y las calles Laprida y Buenos Aires), a un barrio, al Instituto Nº 9231 de Enseñanza Superior Particular, al Servicio de Cirugía que dirigió en el Hospital Nacional de Clínicas de Córdoba y a la II Cátedra de Cirugía de la Universidad Nacional de Córdoba.

PREMIO NOBEL DE QUÍMICA 1970

Dr. Luis Federico Leloir

Luis Federico Leloir (París, 6 de septiembre de 1906 - Buenos Aires, 2 de diciembre de 1987) fue un médico, bioquímico y farmacéutico argentino que recibió el Premio Nobel de Química en 1970 por sus investigaciones sobre los nucleótidos de azúcar, y el rol que cumplen en la fabricación de los hidratos de carbono. Tras su hallazgo, se lograron entender de forma acabada los pormenores de la enfermedad congénita galactosemia.

Sus padres viajaron desde Buenos Aires hacia París (su madre en avanzado estado de embarazo) a mediados de 1906 debido a la enfermedad que aquejaba a Federico Leloir (padre) y por la cual debía ser operado en un centro médico francés. El 6 de septiembre, una semana después de su muerte, nació su hijo, Luis Federico Leloir en una vieja casa en la Avenida Victor-Hugo 81 de la capital francesa.​

De regreso a su país de origen en 1908, Leloir vivió junto a sus ocho hermanos en las extensas tierras pampeanas que sus antepasados habían comprado tras su inmigración desde España, 40 000 hectáreas llamadas El Tuyú, que comprendían la costa marítima desde San Clemente del Tuyú hasta Mar de Ajó.

Con apenas cuatro años, Leloir aprendió a leer solo, ayudado por los diarios que compraban sus familiares para permanecer al tanto de los temas agropecuarios. Durante sus primeros años, se dedicaba a observar todos los fenómenos naturales con particular interés, y sus lecturas siempre apuntaban a temas relacionados con las ciencias naturales y biológicas.

Sus estudios iniciales se repartieron entre la Escuela General San Martín, donde dio libre el primer año, el Colegio Lacordaire, el Colegio del Salvador y el Beaumont College (este último en Inglaterra). Sus notas no se destacaban ni por buenas ni por malas. Su primera incursión universitaria terminó rápidamente cuando abandonó los estudios de arquitectura que había comenzado en el Instituto Politécnico de París.

De nuevo en Buenos Aires, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires para doctorarse en dicha profesión. Sus comienzos fueron difíciles, tanto que tuvo que rendir cuatro veces el examen de anatomía, pero en 1932 consiguió diplomarse e inició su actividad como residente en el Hospital de Clínicas José de San Martín y como médico interno del Hospital Ramos Mejía. Tras algunos conflictos internos y complicaciones en cuanto al trato que debía tener con sus pacientes, Leloir decidió dedicarse a la investigación de laboratorio.

En 1933 conoció a Bernardo Houssay, quien dirigió su tesis doctoral acerca de las glándulas suprarrenales y el metabolismo de los hidratos de carbono. El encuentro fue casual, ya que Luis Leloir vivía a solo media cuadra de la casa de su prima, la escritora y editora Victoria Ocampo, quien era cuñada del gastroenterólogo Carlos Bonorino Udaondo, un médico y amigo de Houssay.

Su tesis, completada en solo dos años, recibió el premio de la facultad al mejor trabajo doctoral; junto a su maestro descubrió que su formación en ciencias tales como física, matemática, química y biología era escasa, por lo que comenzó a asistir a clases de dichas especialidades en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires como alumno oyente.

En 1936 viajó hacia Inglaterra para dar comienzo a sus estudios avanzados en la Universidad de Cambridge, bajo la supervisión de Frederick Gowland Hopkins, quien había obtenido un premio Nobel en 1929 por sus estudios en fisiología y medicina tras descubrir que ciertas sustancias, hoy conocidas como vitaminas, eran fundamentales para mantener la buena salud. Sus estudios en el Laboratorio Bioquímico de Cambridge se centraron en la enzimología, específicamente en el efecto del cianuro y pirofosfato sobre la succínico deshidrogenasa. A partir de este momento, Leloir se especializó en el metabolismo de los carbohidratos.​

Hacia 1943 Leloir dejó el cargo de investigador que tenía en la Universidad de Buenos Aires, en solidaridad con su mentor Bernardo Houssay, quien había sido expulsado de la Facultad de Medicina de esa universidad por firmar una carta pública en oposición al régimen nazi de Alemania, en tiempos en que Pedro Pablo Ramírez era presidente de facto de Argentina y Edelmiro Julián Farrell su ministro de guerra. El destino de Leloir fue Estados Unidos, donde ocupó el cargo de investigador asociado en el Departamento de Farmacología de la Universidad de Washington, a cargo del matrimonio de Carl y Gerty Cori, con quienes Houssay compartió el Nobel en 1947. También compartió investigaciones con el profesor D. E. Green en el Enzyme Research Laboratory, College of Physicians and Surgeons de Nueva York. Antes de partir hacia el exilio, se casó con Amelia Zuberbühler con quien tuvo cuatro hijos.

En 1945 regresó a Argentina para trabajar en el Instituto dirigido por Bernardo Houssay, precedente del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Fundación Campomar, que Leloir dirigiría desde su creación en 1947 a manos del empresario Jaime Campomar y durante 40 años.

Durante los últimos años de la década de 1940, Leloir realizó con éxito experimentos que revelaron cuáles eran las rutas químicas en la síntesis de azúcares en levaduras con equipos de muy bajo costo, debido a que carecía de recursos económicos. Previo a sus investigaciones, se creía que para poder estudiar una célula no se la podía disgregar del organismo que la albergaba. No obstante, su trabajo demostró que esa teoría pasteuriana era falsa.

Desde 1947 formó un grupo de trabajo junto a Ranwel Caputto, Enrico Cabib, Raúl Trucco, Alejandro Paladini, Carlos Cardini y José Luis Reissig, con quienes investigó y descubrió por qué el riñón impulsa la hipertensión arterial cuando está enfermo. Ese mismo año, su compañero de laboratorio Ranwel Caputto le planteó un problema que tenía en sus investigaciones biológicas de la glándula mamaria, por lo que su equipo, al que se había incorporado el becario Alejandro Paladini, logró que en una cromatografía se pudiera aislar la sustancia nucleótido-azúcar llamada uridina difosfato glucosa (UDPG), y por ende entender el proceso de almacenamiento de los carbohidratos y de su transformación en energía de reserva.

A principios de 1948, el equipo de Leloir identificó los azúcares carnucleótidos, compuestos que desempeñan un papel fundamental en el metabolismo y la ruta metabólica de los hidratos de carbono, lo que convirtió al Instituto en un centro mundialmente reconocido. Inmediatamente después, Leloir recibió el Premio de la Sociedad Científica Argentina.

A pesar de que hacia fines de 1957 Leloir fue tentado por la Fundación Rockefeller y por el Massachusetts General Hospital para emigrar a los Estados Unidos, como su maestro Houssay, prefirió quedarse y continuar trabajando en Argentina. Dada su importancia, el National Institutes of Health (NIH) y la Fundación Rockefeller decidieron subsidiar la investigación comandada por Leloir.

Al año siguiente firmó un acuerdo con el Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, Rolando García, por el cual se creó el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales nombrando profesores titulares a Leloir, Carlos Eugenio Cardini y Enrico Cabib. Esto contribuyó a que jóvenes universitarios argentinos se sintieran atraídos por la investigación científica, lo que repercutió en el crecimiento de la institución. También llegaron a ese centro investigadores y becarios procedentes de Estados Unidos, Japón, Inglaterra, Francia, España y varios países de América Latina.

Para ese entonces, Leloir estaba llevando a cabo sus trabajos de laboratorio en conjunto con la docencia como profesor externo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, tarea que sólo interrumpió para completar sus estudios en Cambridge y en el Enzime Research Laboratory de Estados Unidos.

Su voluntad de investigación superó a las dificultades económicas enfrentadas por el Instituto. Con herramientas caseras, Leloir se dedicó a estudiar el proceso interno por el cual el hígado recibe glucosa y produce glucógeno, el material de reserva energética del organismo y junto a Mauricio Muñoz logró oxidar ácidos grasos con extractos de células hepáticas.

Dr. Luis Federico Leloir

Retrato familiar en la costa argentina, 1951

Luis Leloir y Carlos Eugenio Cardini en el Instituto Leloir en 1960.

Leloir festejando junto a sus compañeros el 10 de diciembre de 1970, día que fue galardonado con el Premio Nobel.

Leloir en 1982

Austero. El investigador trabajaba sentado en una silla vieja de paja, y manejaba una auto Fiat 600 (Fitito)

En 1968 obtuvo el premio Benito Juárez otorgado por el gobierno de México, el doctorado honoris causa de la Universidad Nacional de Córdoba y la membresía de la Pontificia Academia de las Ciencias de la Ciudad del Vaticano por resolución de sus miembros.​

En 1970 fue galardonado con el Premio Nobel de Química, convirtiéndose en el primer iberoamericano en recibirlo. Posteriormente su equipo se dedicó al estudio de las glicoproteínas (moléculas de reconocimiento en las células) y determinó la causa de la galactosemia, una grave enfermedad manifestada en la intolerancia a la leche. Las transformaciones bioquímicas de la lactosa en sus propios componentes son conocidas en el mundo científico como la "Ruta de Leloir". Donó los ochenta mil dólares del premio al "Instituto Leloir" para continuar su labor de investigación.

Falleció en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1987 a los 81 años, tras un ataque al corazón poco después de llegar del laboratorio a su casa. Fue enterrado en el Cementerio de la Recoleta de la ciudad de Buenos Aires, y e​l día del sepelio se declaró luto nacional en el país.

RADIOLOGÍA INTERVENCIONISTA

Dra. Gloria E. Díaz

“Gloria” nació en un pequeño e ignoto pueblito de Entre Ríos, cercano a Concepción del Uruguay (Argentina). Hija de intelectuales cuyo padre, maestro y director de escuela la inició tempranamente en la lectura y determinó esta afición que la acompañaría hasta su muerte. A los 3 años escuchaba todas las noches la lectura en voz alta de los clásicos rusos. Con Gloria se podía tener la más profunda y estimulante conversación sobre ópera, arte, cine, historia y muchos temas más, ya que sus lecturas y estudios trascendían la medicina y la radiología. A los 15 años egresó como Maestra Normal Nacional. Siendo muy joven, se trasladó a la Buenos Aires y sus primeros trabajos se desarrollaron en el Hospital Rawson, en 1951 ingresa al Servicio Central como empleada administrativa una joven estudiante del segundo año de medicina. Fue administrativa, técnica radióloga y docente del Primer Instituto dedicado a la enseñanza de Técnicos Radiólogos, y simultáneamente estudiaba Medicina. El 6 de Diciembre de 1951 el Dr. Malenchini fundó la Escuela Municipal de Radiología, que fuera la primera escuela destinada a la formación de técnicos radiólogos, quienes recibían el título de Ayudante de Radiología. Ésta Escuela funcionaba en el Hospital Rawson y dependía de la “Escuela Quirúrgica Municipal para Graduados (“E.Q.M.B.”) (B.M. 8512 de 1949), bajo la dirección general de la que tal vez fue la figura más representativa de la Cirugía Nacional: el Prof. Dr. Ricardo Finochietto. Allí se dictaban clases de cirugía, instrumentación quirúrgica, enfermería y radiología; iniciándose una corriente docente de excelencia que dejó cientos de graduados para la medicina nacional.

Dra. Gloria E. Díaz

En enero de 1956 Gloría Díaz se incorpora al Servicio Central como médica concurrente, comenzando en seguida a realizar estudios radioscópicos junto a Malenchini y Martella. Gloria al finalizar la carrera, su alto promedio le permitió acceder a una beca de perfeccionamiento en París (Francia), donde se dedicó a las cardiopatías congénitas. Durante dos años, trabajó con los mejores maestros de la época, especializándose en Angiografía, y al volver a Buenos Aires, se incorporó al Hospital Rawson bajo las órdenes de uno de los más grandes radiólogos de su época, el Dr. Manuel Malenchini, jefe del Servicio Central de Radiología y del Departamento de Radiología en el Instituto Modelo, y su plana mayor, futuros pesos pesados de la radiología argentina, Martella, Trecu, Volpacchio, entre otros.

En el Servicio imperaba una forma de dictadura, en el que la fuerte personalidad del Dr. Manuel Malenchini infundía una mezcla de respeto y temor, donde era cosa aceptada que el jefe siempre tenía razón por más caprichosos que fueran sus juicios, ya que jamás se le discutía. Esa era la atmósfera que se respiraba. Imaginen la irrupción de la revolucionaria y contestataria Gloria. La seguridad en sí misma, en sus conocimientos y su actitud contestataria le valieron serios roces con el Dr. Malenchini. En la primera ocasión, la circunstancia no importa, fue en un Ateneo ante foráneos (médicos de otros servicios), una discusión eminentemente científica se entabló entre Gloria y Malenchini... Esta discusión le valió a Gloria el exilio, y su retorno coincidió con la muerte de Malenchini. Comenzó una nueva era en el Rawson bajo el brillante interinato del Dr. Mario Martella. Gloria fue Jefa del sector Angiografía, coincidiendo con el desarrollo de esta técnica en el mundo. Se entregó de lleno a esta disciplina y la desarrolló hasta la obsesión.

Ninguno de los que convivieron en el Servicio olvidará a Gloria, casi “a caballito” del paciente, con el cigarrillo encendido en la boca, mirando por el visor del seriógrafo, insistir e insistir hasta cateterizar el ostium deseado. Fue esa etapa del servicio la que catapultó a un sinnúmero de especialistas al reconocimiento de sus pares. No hubo secretos. Se afianzó y generalizó lo que habían aprendido los discípulos de Malenchini y se constituyó lo que se dio en llamar ”La Escuela del Rawson”, donde Martella y Gloria lideraron en una simbiosis perfecta, cada uno con su estilo. Sus colegas del Rawson fueron y son reconocidos radiólogos de nuestro medio (Dres. Martella, Gotta, Rostagno, Volpachio, Palau, Spina, Eyheremendy, entre muchos otros). En el transcurso de esos años, Gloria Diaz fue madre de tres hijos (dos de los cuales siguieron sus pasos en la radiología). En 1976 comienza a circular la noticia del cierre del Hospital. En 1978, luego de una esperada remodelación del Servicio Central el rumor se cumple, luego del ominoso desmantelamiento del Hospital Rawson, los grupos de trabajo (y, sobre todo, grupos humanos) más prestigiosos de la medicina argentina debieron emigrar a otros hospitales.

Esto llevó a la dispersión de las Escuelas de Clínica Médica, Cirugía, Radiología y otras especialidades. A muchos de los integrantes del Servicio Central de Radiología se les dio a elegir el Hospital Municipal al cual querían concurrir.

Martella se jubiló ese año... pero siguió trabajando casi hasta el día de su fallecimiento. Gloria Díaz ganó por concurso la Jefatura de la División Radiodiagnóstico del Hospital Ramos Mejía, y pasó a dicho Hospital junto con César Gotta, Pablo Suárez Anzorena y Juan Carlos Spina. Martella se unió en su momento al grupo como Médico Consultor. El núcleo profesional del Servicio Central de Radiología del Hospital Rawson constituye hoy la base científica, académica, asistencial, gerencial y humana de Diagnóstico Médico.

Fue gestora de muchas becas para sus discípulos en el exterior manteniendo con éstos una relación permanente.

Ellos, formados bajo su supervisión, fueron testigos de su ejemplo y del enorme caudal de conocimientos que brindó sin ningún tipo de egoísmo.

Gloria Diaz fue designada médica de planta del Hospital Ramos Mejía y dos años después obtuvo por concurso el cargo de Jefa de la División Radiodiagnóstico.

En su curriculum vitae nada falta, llegó al tope en todos los campos, en el asistencial Jefa de Servicio, en el docente Profesora Titular por concurso de la UBA en la Cátedra de Diagnóstico por Imágenes, y en político Presidente de la Sociedad Argentina de Radiología (SAR) en el período 1983-1984 (primera y única mujer hasta la fecha elegida para ese cargo). Durante su mandato, se logró instituir la beca Gevaert, la cual ha facilitado, a lo largo de todos estos años, la formación de jóvenes radiólogos en centros de excelencia del extranjero. Es autora de cientos de trabajos, acreedora de muchos premios y merecedora de múltiples reconocimientos nacionales e internacionales. El 6 de abril de 1994, en la sesión Inaugural de la Sociedad Argentina de Radiología, fue designada “Maestra de la Radiología Argentina”, convirtiéndose en la única radióloga mujer que ha recibido esta distinción en nuestro país.

A su vez fue autora de cientos de trabajos y merecedora de múltiples premios y reconocimientos nacionales e internacionales.

Gloria fue un modelo para nosotros y para las generaciones que nos siguen. Me siento muy gratificado por la suerte de haberla conocido personalmente y compartir algún caso difícil. Les cuento una anécdota que la muestra tal cual era: Con Gloria tuve un paciente al que le solicité una arteriografía hepática. Como habíamos acordado, acompañé al paciente, y la ayudé en el cateterismo. Ya lavados y cambiados, pintó todo con Pervinox, pusimos campos quirúrgicos, y presentó gran despliegue de catéteres. El servicio de rayos se convirtió en un quirófano. Ingresó por vía femoral derecha, y cuando quiso entrar en la arteria hepática, estaba angulada y no se podía franquear. Insistió, cambió de catéteres, etc.. Luego de dos horas, ya todo era un caos. Los campos manchados de sangre, todos los catéteres estaban sobre el paciente; y nosotros agotados. Se retiró a un costado; se prendió un cigarrillo todavía con las manos enguantadas y llenas de sangre; refunfuñaba (era cabrona, y mal hablada). Luego del descanso; cambiamos los guantes, y volvió a la carga durante una hora más. No pudo concretar el estudio, pero no se dio por vencida. A la semana siguiente; lo volvió a intentar, y lo logró.

Gloria Díaz fue pionera de la Radiología Argentina, originó innovaciones y avances, cambios. Fue precursora de la radiología intervencionista, las técnicas angiográficas, y precursora de la embolización arterial mediante “microesferas de vidrio”. Vivió la aparición de la Ecografía, la Tomografía Axial Computarizada T.A.C.), la Resonancia Magnético Nuclear (RMN), y tantos otros adelantos que cambiaron el nombre a la “Radiología” por el de “Diagnóstico por Imágenes”.

PRIMERAS COLECISTECTOMÍAS LAPAROSCÓPICAS EN OVEJAS

Dr. Aldo S. Kleiman

Si bien la laparoscopía (visión directa) ya fue usada por Ambrose Paré, pero la primera laparoscopia utilizando neumoperitoneo, la realizo Kelling en 1901. Recien en 1982, Semm realiza la primera apendicectomia laparoscopica. Si bien constituyo un gran avance; durante muchos años no admitio otra utilidad que la mera observacion.

Con el correr del tiempo, se pudo introducir instrumental basico por otro canal, para la toma de biopsias de las lesiones observadas; y en 1932, Ferus lo utiliza para liberar malformaciones intraabdominales. Recien en 1982, Semm realiza la primera apendicectomia laparoscopica.

El cirujano Platense Aldo S. Kleiman junto con su colega el Dr. Oscar e. García Poitevin, realizaron en Entre Ríos (Argentina) varias colecistrectomía laparoscópicas experimentales en animales durante el año 1985.

Presentó su técnica en el 57º Congreso Argentino de Cirugía, el 16 de noviembre de 1986, con el título "Colecistectomía laparoscópica en ovejas".

Recién al año siguiente, Moiret realizo en Lyon (Francia), la primer colecistectomia laparoscopica en el hombre, si bien para algunos la primera intervención de esta naturaleza fue una colecistectomía que tuvo lugar en Bonn, Alemania en 1987, y fue realizada por el Dr. Erick Muhe.

Luego fue publicado el artículo de Kleiman en junio de 1987 en la Revista Argentina de Cirugía (Vol. 52, no. p.317-20), y también fue tema de su tesis doctoral.

Proponían una tecnica de colecistectomia laparoscopica o colecistectomia por laparotomia minima, caracterizada por la sucesion de pasos determinados (incision de caracteristicas y localizacion especiales, maniobra de traccion del fondo vesicular) y el uso de instrumental laparoscopico y de un prototipo de laparoscopio separador disenado por uno de los autores (A.K.), que consta de varillas paralelas capacitadas para abrirse en abanico y replegar las visceras para brindar amplio campo quirurgico. Operaron 10 ovejas lograndose solo 3 colecistectomias completas. Sin embargo, hay que considerar que esta primera serie incluye casos en los que se utilizaron prototipos primitivos que luego fueron sustancialmente mejorados.

Kleiman recibió la máxima distinción de la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU) quienes lo distinguieron con el "Doctorado Honoris Causa". Considerado precursor mundial de la colecistectomía o extracción de vesícula biliar por vía laparoscópica.

EXTRACCIÓN INCRUENTA DE LITIASIS RESIDUAL COLEDOCIANA

Dr. Rodolfo Mazzariello

El Dr. Rodolfo Mazzariello, difundió en el país y el mundo una nueva técnica de acceso a la vía biliar con “el tratamiento para la extracción incruenta de litiasis residual coledociana”. Procedimiento que realizaba bajo control radioscópico mediante catéteres y una canastilla de Dormia a traves de la fistula de un tubo de Kehr. El Profesor H. Bismuth de Francia, en ocasión de visitar su Servicio y ver todos los procedimientos quirúrgicos que estaba realizando en vías biliares, expresó públicamente que “la cirugía biliar se divide en antes y después de Mazzariello”. Desarrolló toda su carrera en el Hospital Rivadavia hasta el cargo de Jefe del Departamento de Cirugía y luego de jubilado siguió como consultor de cirugía hasta su deceso el 24 de junio del año 2010 . Sus maestros fueron el Dr. Adrián J Bengolea y Carlos Velasco Suárez. En 2005, la Asociación Argentina de Cirugía lo nombró “Maestro de la Cirugía Argentina”. Fue miembro de múltiples Sociedades Médicas argentinas y extranjeras. Ganó 18 premios, y fue autor de más de 220 trabajos sobre cirugía, en especial hepatobiliopancreática, publicados en revistas nacionales y extranjeras. Escribió capítulos en importantes tratados de cirugía y escribió el libro "La extracción Incruenta de Cálculos Biliares Residuales". Dictó innumerables conferencias en la Argentina, América y varios países de Europa Occidental. Fue Relator Oficial Congreso Argentino de Cirugía en 1981. En su trayectoria docente fue Profesor Adjunto de la Carrera de Cirugía Digestiva de Postgrado en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica Argentina. Realizaba sus métodos utilizando instrumentos, la mayoría diseñados o fabricados por él, con los cuales extraía los cálculos con sus hábiles manos. Con este procedimiento evitaba una reoperación de importante morbimortalidad.

Dr. Rodolfo Mazzariello

PREMIO NOBEL DE FISIOLOGÍA Y MEDICINA 1984

Dr. César Milstein

"César Milstein (Bahía Blanca, 8 de octubre de 1927-Cambridge, 24 de marzo de 2002) fue un químico argentino ganador del Premio Nobel en Medicina en 1984 por sus investigaciones sobre los anticuerpos monoclonales.

César Milstein nació en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, el 8 de octubre de 1927 en el seno de una familia judía. Fue hijo de Lázaro Milstein, un inmigrante ruso que había llegado a Argentina en 1913. Lázaro se casó con Máxima Vapñarsky, una maestra, y se radicaron en la provincia de Buenos Aires donde posteriormente nacerían sus tres hijos. César era el segundo de tres hermanos: Oscar era el mayor y Ernesto el más pequeño. "César siempre fue un chico travieso, un poquito rebelde y muy inteligente. No era demasiado estudioso, pero le iba bien en el colegio", decía Lázaro de su segundo hijo. A los 13 años, se sintió muy influenciado a partir de la lectura del libro Los cazadores de microbios de Paul de Kruif, allí se recopilaban biografías de biólogos como Louis Pasteur o Robert Koch.​

Cursó la escuela primaria en la escuela N.º 3 de Bahía Blanca y el colegio secundario en el Colegio Nacional actualmente conocido como E. E. S. N.º 13 de Bahía Blanca y luego se trasladó a la Capital Federal para estudiar en la Universidad de Buenos Aires. Se graduó de licenciado en Ciencias Químicas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, a los 25 años, y cuatro años más tarde, en 1956, recibió su doctorado en Química y un premio especial por parte de la Sociedad Bioquímica Argentina. Obtuvo su primer doctorado como químico por su tesis sobre enzimas. En su juventud militó en el movimiento anarquista.​

Fue becado por la Universidad de Cambridge donde realizó su investigación postdoctoral en 1960, trabajando bajo la dirección del bioquímico molecular Frederick Sanger.

Milstein regresó a Argentina en 1961 para hacerse cargo de la División de Biología Molecular del Instituto Nacional de Microbiología, sin embargo solo estuvo un año en el cargo para regresar a Inglaterra tras el golpe militar de 1962.

En la Universidad de Cambridge formó parte del Laboratorio de Biología Molecular y trabajó en el estudio de las inmunoglobulinas, adelantando el entendimiento acerca del proceso por el cual la sangre produce anticuerpos (las proteínas encargadas de combatir a la presencia de cuerpos extraños o antígenos). Junto a Georges Köhler desarrolló una técnica para crear anticuerpos con idéntica estructura química, que denominó anticuerpos monoclonales.

Dr. Cesar Milstein

En 1983, fue nombrado jefe y director de la División de Química, Proteínas y Ácidos Nucleicos de la Universidad de Cambridge. Por su trabajo en el desarrollo de anticuerpos monoclonales, obtuvo el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1984.

A pesar de que lo hubiera hecho enormemente rico, Milstein no registró ninguna patente por su laureado descubrimiento, ya que pensaba que era propiedad intelectual de la humanidad y como tal lo legó. De acuerdo a sus convicciones, su trabajo carecía de interés económico y sólo poseía interés científico.

La Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca, ciudad natal de Milstein, decidió otorgarle en 1987 el título de Doctor Honoris Causa a modo de reconocimiento por sus logros académicos. Este le fue entregado en diciembre de ese año aprovechando la visita de Milstein a la ciudad en el marco de un Congreso Internacional Sobre Anticuerpos Monoclonales en Oncología.​

En 1993, recibió el Premio Konex de Brillante junto al doctor René Favaloro por su legado a las Ciencias y Tecnología en Argentina, otorgado por la Fundación Konex.

El 15 de diciembre de 1999, Milstein dio una de sus últimas charlas en el marco de la Universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Ciencias Exactas a la que tituló "La curiosidad como fuente de riqueza".​

Falleció el 24 de marzo de 2002 en Cambridge, Inglaterra, víctima de una afección cardíaca, a los 74 años. Para su funeral le pidieron a sus familiares que enviaran algunas palabras para la ceremonia. Su sobrina nieta, Ana Fraile, quien posteriormente sería la directora de la película sobre su vida, eligió el cuento de Eduardo Galeano "Un mar de fueguitos" que inspiraría también el nombre de la película.​

En enero de 2021, el gobierno argentino declaró al año 2021 como de homenaje a Milstein en reconocimiento a su "profundo compromiso con la ciencia".

En marzo de 2010 se estrenó el documental "Un fueguito". En él se recogen testimonios de su esposa Celia y de sus colaboradores y colegas en Cambridge. La película fue declarada de Interés Nacional por el Ministerio de Educación de Argentina y tuvo apoyo financiero del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, la Fundación Instituto Leloir y de su esposa, Celia Prilletensky.

Documental: "El Fueguito"

Una película sobre la vida del último Premio Nobel argentino, César Milstein. Recorre hitos fundamentales de su vida; desde su infancia transcurrida en Bahía Blanca (Argentina), hasta su exilio en Cambridge (Inglaterra) y el descubrimiento que le valió el Premio Nobel de Medicina en 1984.

AVANCES ARGENTINOS EN CIRUGÍA CARDIOVASCULAR QUE REVOLUCIONARON EL MUNDO

Dr. Carlos Aníbal Ruffini


Varios de los más importantes avances en cirugía cardiovascular del último siglo fueron concretados por científicos argentinos.

PRIMER TRASPLANTE DE CORAZÓN EN LA ARGENTINA

Dr. Miguel Enrique Bellizi

El 31 de mayo de 1968, después de casi un año de experimentación, el Dr. Miguel Enrique Bellizi, realizó en la Clínica Modelo de Lanús, el primer trasplante de corazón en la Argentina (apenas seis meses después de que el cirujano sudafricano Christian Barnard hiciera el primero en el mundo), cuyo éxito fue efímero ya que el paciente Serrano murió el 4 de junio por un rechazo fulminante. Pocos meses después, hubo un segundo transplante, que fracasó 24 horas después por una diátesis hemorrágica que consumió incontables unidades de factor VIII.

Se introdujo en la cirugía integrando la guardia del inolvidable Hospital de Clínicas y en la sala de cirugía torácica y cardiovascular que encabezaba el Profesor Mario Brea.

Becado por la Universidad de Buenos Aires, se estableció en Houston en el servicio del célebre Michael De Bakey y posteriormente con Denton Cooley, Stanley Crawford, Dietrich, Garrett, Beall y otros tantos, es decir, se nutrió durante dos años de la experiencia de éstos que, en razón de la guerra de Corea, habían sentado las bases de nuestra especialidad.

Su vuelta al viejo hospital no fue feliz. La experiencia lograda en el Hospital San Lucas yen el Texas Heart contrastó con la de su antiguo servicio; por lo que soslayado, se vió obligado a exiliarse en el servicio de ortopedia del Profesor Risolía, donde pudo hacer cirugía vascular periférica y de allí saltó al viejo Hospital G. Rawson, en la sala del Profesor Augusto Covaro, quien lo recibió con agrado,aportando una bomba de circulación extracorpórea Batistti y su instrumental,comenzando así en 1965, el desarrollo de la cirugía cardiovascular en pleno. Indudablemente, su técnica desentonaba en una sala que había pertenecido a Enrique Finochietto pero su celeridad manual, su ímpetu y sus resultados rápidamente lo integraron con sus colegas. Si bien el Hospital Rawson no tenía las condiciones para efectuar transplantes, se pudieron efectuar con éxito operaciones con hipotermia profunda. El año 1976 fue una bisagra para todo el país. En 1978, comenzó a desmantelarse el Rawson yen 1979 todo el equipo emigró al Hospital Ramos Mejía y quien escribe lo hizo al Hospital Ricardo Gutiérrez durante dos años, por cesantía

de los doctores Galíndez, Kreutzer y su equipo. La cirugía cardiovascular fue dañada en forma despiadada y siniestra. El entonces Secretario de Salud Capitán de Navío Ortega le permitió al Dr. Bellizzi ejercer su jefatura enel Ramos Mejía preavisándole que tenía un cañón apuntando su nuca.

Sin embargo, el trabajo fue intenso, efectuando entre 6 y 10 operaciones semanales.

El enfrentamiento político con el gobierno que accedió al poder en 1983, marcó el descenso en el trabajo de la División bajo las directivas del Secretario y Subsecretario de Salud, doctores Lombardo y Demonte; el jefe de anestesia de entonces se negó a efectuar anestesias en cirugía cardíaca en 1988. Tres años después, moría el Dr. Bellizzi,un pionero y artista de la cirugía cardiovascular.

Primer trasplante cardíaco realizado en la Argentina. Clínica Modelo de Lanús - 31 de Mayo de 1968.

Dr. Miguel Enrique Bellizi

El Dr. Miguel Enrique Bellizzi falleció el 20 de noviembre de 1991 a la edad de 65 años, sólo en un departamento que alquilaba, dueño de un auto y con poco dinero ahorrado.

Con muchas pinturas de su autoría como series que hablaban de distintas épocas, en especial, de su visita a Venecia. Fue un maestro de la cirugía cardiovascular reconocido incluso por quienes no mostraban empatía por sus convicciones políticas justicialistas.

CREACIÓN Y COLOCACIÓN DEL PRIMER CORAZÓN ARTIFICIAL EN EL MUNDO

Dr. Domingo Liotta

El corazón artificial (en realidad se llama aparato de asistencia circulatoria) fue desarrollado por el Dr. Domingo Liotta, un cirujano e investigador argentino.

Dr. Domingo Liotta

La histórica operación (una de las más grandiosas aventuras médicas del siglo XX) se realizó por primera vez la tarde del 4 de abril de 1969. Un ser humano moribundo logró vivir con el Corazón Artificial Liotta-Cooley hasta reemplazarlo por el corazón de un donante.

El Dr. Denton A. Cooley y el Dr. Domingo Liotta reemplazaron el corazón de un hombre moribundo por un corazón mecánico ortotópico, en el Texas Heart Institute de Houston. Luego de 64 horas, el corazón artificial neumático fue retirado y reemplazado por el corazón de un donante. Transcurridas las treinta y dos horas de realizado el trasplante, el paciente murió debido a lo que luego se comprobó fue una infección pulmonar aguda, comprometiendo ambos pulmones, causada por hongos. El nuevo modelo de corazón artificial, ideado y fabricado en Argentina, fue implantado en una ternera (Laurita), del Centro de Ciencias Veterinarias del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en Castelar.

Dr. Domingo Liotta y Dr. Denton Cooley conversando con el paciente Sr. Karp.

PRIMER BY PASS CORONARIO EN EL MUNDO

Dr. René Favaloro

Hijo de un carpintero y de una modista, René Favaloro pasó a la historia de la medicina por su creación de la técnica del bypass coronario. Nacido en la ciudad de La Plata, vivió una infancia pobre en el barrio El Mondongo y en 1949 se graduó como médico en la Universidad Nacional de la capital provincial. Tuvo sus inicios como médico rural en Jacinto Araoz (La Pampa).

Luego, Interesado cada vez más en cirugía torácica, desde La Plata le recomendaron que hiciera una especialización cardiovascular en Estados Unidos. Con pocos recursos y un inglés incipiente, se decidió a viajar a Cleveland. Trabajó primero como residente y luego como miembro del equipo de cirugía, en colaboración con los doctores Donald B. Effler, jefe de cirugía cardiovascular, F. Mason Sones, Jr., a cargo del Laboratorio de Cineangiografía, y William L. Proudfit, jefe del Departamento de Cardiología.

Al principio la mayor parte de su trabajo se relacionaba con la enfermedad valvular y congénita. Pero su búsqueda del saber lo llevó por otros caminos.

Dr. Rene Favaloro

Todos los días, apenas terminaba su labor en la sala de cirugía, Favaloro pasaba horas y horas revisando cinecoronarioangiografías y estudiando la anatomía de las arterias coronarias y su relación con el músculo cardíaco. El laboratorio de Sones, padre de la arteriografía coronaria, tenía la colección más importante de cineangiografías de los Estados Unidos", destaca su biografía de la Fundación Favaloro. A comienzos de 1967, Favaloro comenzó a pensar en la posibilidad de utilizar la vena safena en la cirugía coronaria. Luego de pasar muchas meses mirando cinecoronariografias y estudiar la localización de las obstrucciones coronarias, se preguntó: ¿Porqué no intentar un by pass (puente arterial, que ya se realizaba en obstrucción de los miembros inferiores) para revascularizar al corazón?. Llevó a la práctica sus ideas por primera vez en mayo de ese año. La estandarización de esta técnica, llamada bypass o cirugía de revascularización miocárdica, fue el trabajo fundamental de su carrera, lo cual hizo que su prestigio trascendiera los límites de ese país, ya que el procedimiento cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria.

El doctor René Favaloro revolucionó la cardiología mundial en 1967 cuando realizó por primera vez un bypass coronario en la Clínica Cleveland de Ohio, Estados Unidos.

El célebre médico argentino se quitó la vida el 29 de julio de 2000, a los 77 años. Considerado una eminencia internacional de la cardiología, el creador del bypass terminó sus días atormentado por la situación económica de su fundación.

Cincuenta años más tarde, el desvío coronario sigue siendo hoy un procedimiento ampliamente utilizado, seguro, y sigue salvando vidas.

ECHARPE CARDÍACO Y CARDIOMIOPLASTÍA CELULAR

Dr. Juan Carlos Chachques

El Dr. Juan Carlos Chachques desarrollo en 1985 la técnica llamada “Echarpe Cardíaco”, un método que ha salvado miles de vidas. Juan Carlos Chachques nació el 8 de enero de 1944 en la provincia de Santa Fe (Argentina), donde su padre ejercía como médico rural y su madre era bioquímica. Cuando tenía 5 años, la familia se trasladó a Rosario, donde el padre llegó a dirigir el Instituto del Cáncer. Juan Carlos estudió allí recibiéndose de médico en la Universidad Nacional. Transitó y fue practicante en el Hospital Provincial de la ciudad de Rosario. Luego pasó a Buenos Aires para hacer la residencia en el Hospital de Clínicas, donde llegó a jefe de residentes. Trabajó como voluntario en la cátedra de Anatomía. No solo operaba y atendía los consultorios externos, sino que decidió además vivir allí en forma permanente para poder dedicar la mayor cantidad de horas libres y los fines de semana a lo que más le apasionaba: la investigación. En 1973 sus compañeros lo propusieron como presidente de la Asociación de Médicos Residentes. Chachques ejerció el primer mandato entre 1973-1975. Lo reeligieron ese año. En abril de 1976, pocos días después del golpe militar (en que tomó el poder la junta militar del general Videla), fue secuestrado y detenido en la ESMA; allí permaneció alrededor de un mes donde fue torturado. El hospital y la universidad fueron intervenidos por la Marina. Cuando quedó en libertad, ya había sido declarado prescindible en el Clínicas y en la Universidad. Permaneció todavía unos tres años en la Argentina, trabajando como cirujano general y no pudo trabajar de manera estable como investigador en ningún otro lado.

Consiguió un puesto en el Hospital Ferroviario y después en la Fundación Favaloro y el Dr. René Favaloro lo consideró su alumno. En 1980 ganó una beca del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia y se instaló en París. Allí se radicó, desarrolló su carrera y empezó una nueva vida. Nunca quiso ser considerado como un exiliado y rechazó el estatus de refugiado. Alain Carpentier, un investigador francés eminente al que todavía considera su maestro, lo invitó a integrarse en el equipo del Hospital Broussais.

En ese país se desempeña en el Hospital Europeo Georges Pompidou, fue director de investigaciones cardiológicas en la Universidad de París y en el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia. Tiene doble ciudadanía Argentino-Francesa.

Dr. Juan Carlos Chachques

Hoy es uno de los directores del Hospital, el primer “centro médico virtual” de Europa (está todo informatizado, y no hay un solo papel ni un solo documento gráfico en todo el edificio).

Pese a la modernidad del laboratorio en que trabaja, la actividad como investigador no satisface plenamente a Juan Carlos Chachques. Y por eso, junto con dos otros cirujanos que fueron alumnos suyos en el Hospital Pompidou, creo una fundación para realizar misiones humanitarias en poblaciones marginalizadas de Kenia, Tanzania, Jordania, los campos palestinos del Líbano, Egipto, Siria, Marruecos, Sudán y Bosnia. Montó “hospitales móviles” para tratar la tuberculosis, la lepra, el sida y la desnutrición y a jóvenes que padecen tempranamente deficiencias cardíacas y enfermedades infecciosas. La gran enfermedad es el hambre”, concluyó este cirujano e investigador que no ha olvidado el carácter social de la medicina.

El 23 de abril de 2001, el cirujano caridovascular argentino, creador del “echarpe cardíaco”, fue nombrado “Caballero de la Legión de Honor”, máximo galardón otorgado por el Estado Francés. Fue designado “Doctor Honoris Causa” en la Universidad Nacional de Rosario en 2011.


EL “ECHARPE CARDÍACO”

La insuficiencia cardíaca consiste en que el corazón no tiene fuerza para enviar suficiente sangre al cuerpo, de modo que la persona experimenta fatiga, le falta el aire, ve impedida su actividad. Las causas pueden ser de dos tipos: los infartos, que, si son importantes o reiterados, dejan cicatrices en el músculo cardíaco; o bien enfermedades degenerativas como la enfermedad de Chagas-Mazza, de especial incidencia en América latina. Hay insuficiencias cardíacas que no responden a los medicamentos. Una alternativa es el trasplante de corazón pero nunca hay suficientes órganos, además de ser una operación cara y complicada. Desde su llegada a Francia en la década de los ‘80, Chachques desarrolló la técnica y fue el creador del “Echarpe Cardíaco”, que consiste en tomar de la espalda del propio paciente el músculo llamado dorsal ancho y se lo pedicúla y lleva a la cavidad torácica para rodear y envolver el corazón dañado y debilitado (a modo de “echarpe” o “bufanda”). Éste músculo es estimulado por electrodos con un marcapasos especial y hace que se contraiga con el ritmo necesario. Se contrae exprimiendo y masajeando suavemente al corazón insuficiente. Utilizando un músculo de la espalda ideó la manera de traspasarlo al interior del tórax por una ventana hecha entre las costillas, luego se enrolla el músculo alrededor del corazón. El término "echarpe" o "bufanda" hace referencia a que el músculo llevado envuelve al corazón, y al ser estimulado con un marcapasos lo contrae ("estruja") a modo de masaje cardíaco. Diseñó también electrodos y marcapasos para estimularlo en sístole, lo cual es como una especie de masaje cardíaco. El cirujano cardiovascular argentino Juan Carlos Chachques realizó esta novedosa intervención por primera vez en un hospital de París, en enero de 1985. Comenzó con la extirpación de un tumor de las paredes del corazón a una paciente francesa. Luego, formaron un “echarpe cardíaco” envolviendo el debilitado corazón con parte del músculo dorsal, de la zona superior de la espalda. Así, la contracción del músculo mediante un marcapasos ayudó al corazón a latir hasta que la paciente estuvo en condiciones de enfrentar una intervención más definitiva.

No sólo creó la técnica quirúrgica, sino que también diseñó los electrodos y marcapasos para estimularlo en sístole, lo cual es como una especie de masaje cardíaco. Miles de personas salvaron la vida gracias a esta operación, que, desarrollada en Francia, se practica en la Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, Venezuela, México y distintos países de Asia, Europa del Este y África. Juan Carlos Chachques es médico cirujano cardiovascular, es biocirujano, doctor en biología, actualmente jefe de la Unidad de Bioasistencia Cardíaca y director de investigaciones cardiológicas del Hospital Pompidou de Paris. Multipremiado y reconocido mundialmente.


CARDIOMIOPLASTÍA CELULAR

Se trata de una terapia que inyecta en el corazón células cultivadas de los brazos o piernas del propio paciente. El creador del “echarpe” puso a punto un revolucionario método para tratar la insuficiencia cardíaca, que consiste en inyectar directamente en el corazón, sin necesidad de operar, células cultivadas obtenidas del propio paciente; logrando crear un método para regenerar los tejidos dañados del corazón, y lo denominó “cardiomioplastia celular”. Mediante biopsia, extraen de una pierna o un brazo del paciente dos o tres centímetros cúbicos de músculo (unos diez gramos). De ese tejido aislan unas 50 o 100 células llamadas mioblastos; cultivándolas en laboratorio con las técnicas actuales, en tres semanas tienen entre sesenta y cien millones. Esas células van a ser inyectadas en el músculo cardíaco dañado “mediante un catéter que se introduce en una arteria, en la ingle o en el brazo. En su interior hay una aguja y cuando el catéter toca la pared interna del corazón, el cirujano hace salir la aguja unos milímetros, según el espesor de la pared cardíaca, y por ella inyecta el preparado con los mioblastos. Las células se integran en el músculo cardíaco y reemplazan al tejido deteriorado, sin necesidad de marcapasos.

Estas células sanas se inyectan en media hora en las partes muertas de las paredes del corazón. Y esas partes resucitan en dos semanas; el paciente se “autorrepararía”.

Como las células que se le añadirán proceden del mismo paciente, no tienen los problemas comunes de rechazos de los órganos trasplantados de otra persona. Y, además, no habría problemas de descontrol de las células dentro de los tejidos.

La idea surgió a partir de tener en cuenta que las células que forman parte del músculo cardíaco (el miocardio) no son capaces de regenerarse. En cambio, en los músculos de las piernas y de los brazos se conservan células madres (llamadas mioblastos) que no están especializadas. Entonces, si esas células madres pasan a estar en las paredes del corazón, pueden adaptarse a vivir en otra zona muscular del cuerpo humano. Y, al parecer, se pueden adaptar bien. Con el Test de Emision de Positrones (PET) cardíaco, se ve la recuperación del miocardio al 3º mes.

Esto representa una nueva estrategia para renovar al corazón se sumará al abanico de intervenciones disponibles que se usan cuando los fármacos no dan abasto, como los aparatos de asistencia mecánica circulatoria, los trasplantes de corazón y el echarpe cardíaco. De todas aquellas posibilidades, la terapia celular sería la menos invasiva para el paciente, y esto hará que la cardiocirugía deje de ser corte y confección.

CIRUGÍA ROBÓTICA ?...

Juan Carlos Chachques participó en las primeras operaciones de corazón realizadas por medio de un robot y dirigidas a distancia por los cardiocirujanos. El robot trabajó en Francia y en Alemania y realizó bypass con destreza académica. En pocos años, la terapia con células del propio paciente se podrá combinar con la cirugía robótica, anticipó Chachques. ¿Y cómo se combinará células y robot?

Ahora inyectamos las células cultivadas por medio de catéteres o por tubos endoscópicos. Pero, en pocos años, también podremos insertarlas a través de los brazos robóticos (que giran a 360 grados), que son mucho más precisos que la mano de cualquier cirujano.

CREACIÓN DEL PRIMER "STENT"

Dr. Julio Palmaz

Otro invento de alcance mundial creado por un argentino es el conocido stent. En 1985, el doctor Julio Palmaz, nacido en La Plata y residente en los Estados Unidos, patentó el “stent expandible”, una malla de acero inoxidable que se infla dentro de una arteria enferma con la ayuda de un globo.

Luego se retira el globo y el stent queda implantado en el paciente para sostener las paredes arteriales y así evitar futuras obstrucciones.

Este invento se utiliza hoy en todo el mundo en más de dos millones de intervenciones por año.

Nuevos stent: El 30 por ciento de los pacientes que requiere angioplastía con el stent inventado por el doctor Palmaz, tiene lesiones en la bifurcación de las coronarias, lo cual no se soluciona con la inserción de un stent normal con forma de tubo alargado.

Por eso, mientras la tasa de recaída luego de la colocación de un stent oscilaba entre el 20 y 30 por ciento, en el caso de lesiones de bifurcación trepaba hasta el 50 por ciento.

Dr. Julio Palmaz

Pero un grupo del Servicio de Hemodinamia del Hospital Italiano de Buenos Aires, liderado por la doctora Liliana Grinfeld y el Dr. Marcelo Halac, están trabajando desde 2003 en el desarrollo de un stent para solucionar precisamente las lesiones de bifurcación.

El stent que están diseñando, al que bautizaron Ostium, apunta al tratamiento de la rama secundaria de una bifurcación. Ya realizaron numerosas experiencias en las que han colocado tubos de silicona con forma de “Y”, y observaron resultados muy satisfactorios.

Pero hay muchos otros avances argentinos que abren esperanzas para millones de pacientes cardíacos en todo el mundo.

PRÓTESIS ARTERIAL PERCUTÁNEA PARA ANEURISMA DE AORTA ABDOMINAL

Dr. Juan Carlos Parodi

En septiembre de 1990, el cardiocirujano Dr. Juan Carlos Parodi (que había realizado su residencia en los Estados Unidos, en la misma clínica donde el doctor Favaloro realizó su primer bypass), operó a un paciente con un aneurisma de aorta abdominal (una dilatación permanente y anormal de la principal arteria), utilizando un método que nadie había empleado hasta entonces.

Sin cirugía a cielo abierto; mediante un cateterismo, con una mínima incisión en la ingle, avanzó en contracorriente hacia la aorta dilatada, y curó la arteria colocando una prótesis de poliéster en la luz aórtica. De este modo, ofreció una alternativa a la cirugía tradicional.

Como el aneurisma de aorta abdominal afecta al 6 % de los mayores de 60 años, está frecuentemente asociado con otros males de envergadura y suele ser fatal. El invento de Parodi permite entonces reducir la morbilidad y mortalidad, especialmente en ancianos,enfermos con insuficiencia respiratoria grave, y pacientes ya sometidos a múltiples operaciones.

Dr. Juan Carlos Parodi

CÉLULAS MADRE INTRACARDÍACAS

Dr. Jorge Trainini

Hasta hace poco tiempo se creía que únicamente las células del corazón de un bebé menor de cuatro meses tenían capacidad de regenerarse. Luego, el corazón perdía esa capacidad que otros órganos, como el hígado, conservan toda la vida.

Por eso, cuando muere tejido cardíaco de un adulto, por ejemplo durante un infarto, el corazón ya no puede volver a generar el tejido muerto, con la consiguiente debilitación de todo el órgano.

Pero en los últimos años se ha descubierto que existen células madre de otras partes del cuerpo (por caso,médula ósea o músculo liso) que pueden reemplazar a las células cardíacas muertas.

Esto mejora enormemente el pronóstico de pacientes coronarios, entre ellos muchos de los enfermos de Chagas-Mazza que en la Argentina suman tres millones de personas.

En el Hospital Presidente Perón, de la ciudad de Avellaneda, Buenos Aires, el cardiocirujano Dr. Jorge Trainini comenzó a fines de 2001 una investigación consistente en la implantación de células madre de otras partes del cuerpo directamente al corazón de 68 pacientes cardíacos, entre ellos cinco chagásicos.

Dr. Jorge Trainini

Los pacientes solo tuvieron una sencilla extracción de sangre mediante una punción en la cresta ilíaca, para lo cual se les aplicó anestesia local. La muestra extraída fue cultivada durante cuatro horas en el laboratorio para separar las células madre que tienen capacidad de producir nuevos vasos sanguíneos.

Cuatro horas más tarde, mediante un catéter que se insertó por la ingle en la arteria femoral, se reimplantó la muestra directamente en la parte afectada del corazón en una intervención sencilla que requirió solo 45 minutos. Casi dos años después, la evolución de todos los pacientes fue altamente satisfactoria. Y en el caso de los pacientes chagásicos, los resultados fueron elocuentes. Salvo un paciente,que falleció por causas ajenas al trasplante, las otras cuatro personas recuperaron la funcionalidad normal de sus corazones y ninguna de ellas sufrió efectos adversos.

“Aún hay cuestiones éticas, técnicas y clínicas por aclarar (explicó Trainini). No sabemos, por ejemplo, cuál es el mejor tipo de célula para cada caso, o cuál es la vía de implantación ideal. Por eso hemos sido prudentes en la selección de pacientes, y sólo escogimos aquellos que tenían pocas alternativas de tratamiento”.

Estas cuestiones demorarán un tiempo la generalización de los trasplantes celulares, pero sin dudas se abren nuevas posibilidades en particular para los enfermos de Chagas, un mal endémico del continente americano.