Enfermería

y la Cruz Roja

HISTORIA DE LA ENFERMERÍA

La palabra enfermería deriva del latín "infirmus", que vendría a ser algo así como lo relacionado con los no fuertes. Se podría decir que la enfermería es tan antiguo como la humanidad ya que las personas siempre han necesitado cuidados de enfermería cuando están enfermos o heridos.

Se suele decir que la figura de la enfermera apareció en la Edad Media, pero como veremos, su inicio fue con la etapa doméstica de cuidadora en la prehistoria.

La eminente profesora de enfermería francesa y destacada figura de la enfermería internacional, Marie Françoise Collière (1930-2005), eminente profesora de enfermería francesa, y destacada figura de la enfermería internacional, en 1993 en su libro "Promover la vida, de la práctica de las mujeres cuidadoras a los cuidados de enfermería", describió cuatro etapas de la enfermería. Si bien no tienen límites temporales definidos, pero sí se corresponden con distintos períodos de la evolución sociocultural en el mundo occidental y con cuatro concepciones distintas del cuidado

  • Etapa Doméstica del cuidado: Denominada así porque era la mujer en cada hogar la encargada del mantenimiento de la vida frente a las condiciones adversas del medio. Se desarrolla en el período histórico que comprende desde las civilizaciones a la caída del Imperio Romano.

  • Etapa Vocacional del Cuidado: Se encuadra en la historia desde el origen del pensamiento cristiano, momento en el que el concepto de salud-enfermedad adquiere un valor religioso, hasta el final de la Edad Moderna.

  • Etapa Técnica del Cuidado: Se desarrollo a lo largo del siglo XIX y gran parte del XX, surge como resultado del tipo de atención a la salud predominante en la época, centrada en la lucha contra la enfermedad, en la que el saber médico se enfoca a la persona como enfermo y las personas encargadas de prestar cuidados adquieren un papel de auxiliar del médico.

  • Etapa Profesional del Cuidado: La enfermería se consolida como disciplina y como profesión, con una responsabilidad definida en el cuidado de la salud de la población. Es la cuarta etapa en la evolución del cuidado enfermero y desde el punto de vista cronológico.

Marie Françoise Collière

PREHISTORIA

Buscar el origen de los cuidados lleva a situarse en el período más prolongado de la historia de la humanidad y a conocer cómo vivían los primeros hombres que poblaron la Tierra. La Prehistoria es el período que abarca la aparición del hombre hasta el inicio de los primeros testimonios escritos y se divide en varios períodos: el Paleolítico (Inferior, Medio y Superior), etapa en la que el hombre vivía agrupado como único mecnismo de defensa ante las adversidades del medio y se dedicaba principalmente a la caza: el Mesolítico, considerado el período intermedio en el que se produce la transición de hombres nómadas, especialmente cazadores y cuya principal meta era la supervivencia, a una organización social que conoce la agricultura y la cerámica y que vive sedentariamente en un lugar fijo, y el Neolítico, etapa de transición que se caracteriza por el paso de una comunidad depredadora a una productora, que es conocida como la "Revolución Neolítica".

EDAD ANTIGÜA

Contrariamente a la percepción de algunos, los enfermeros profesionales son un campo exclusivamente dominado por hombres durante gran parte de la historia de la humanidad.

Como ya habrán visto; en el antigüo Egipto, en el papiro Ebers describe a tres tipos de médicos en la sociedad egipcia: Los "sacerdotes de Sejmet", mediadores con la divinidad y conocedores de un amplio surtido de drogas, los "Sun-Nu" (médicos civiles), y los "Magos" capaces de realizar curaciones mágicas.

Una clase de ayudantes, denominados "Ut", que no se consideran sanadores, asistían en gran número a la casta médica, adelantando el cuerpo de enfermería.

Cuando la primera escuela de enfermería del mundo fue abierta en India en el 250 a. C., debido a creencias religiosas, solo los hombres fueron considerados lo suficientemente "puros" para ser enfermeros.​

La enfermería fue principalmente ejercida por hombres durante el Imperio bizantino. En la antigua Roma el término "nosocomial" (significaba "hospital en sí") procedente de "nosocomi", el hombre que proporcionaba cuidados enfermeros en la antigua Roma y diagnosticaba enfermedades a sus pacientes.

Según indica Collière, el origen de las prácticas de cuidados está ligado a las intervenciones maternales que aseguraban la continuidad de la vida y de la especie. La alimentación, como necesidad básica que implica suplencia y ayuda (por parte de la madre o sustituta) en los primeros estadios evolutivos del hombre, es considerada como la práctica de cuidados más antigua.​

Desde la época de Homero y de Sócrates existe constancia de que se tenía en cuenta que el hecho de autocuidarse desde la perspectiva de la limpieza mantendría la vida y la prosperidad en una persona.

Febe (60 d.C.) es la única mujer a la que se cita como "Diaconisa" en el Nuevo Testamento (Romanos 16:1-2). Atendía a los pobres en sus hogares y con el tiempo se convirtió esta labor en parte primordial del trabajo de las diaconisas. No obstante, no se la relaciona con la enfermería.

EDAD MEDIA

El cristianismo y su organización tuvo vínculos históricos importantes con las prácticas de cuidados de enfermería desde los monasterios a través de las órdenes religiosas, así como desde la conquista de Tierra Santa, con las cruzadas. Como consecuencia del pensamiento medieval relacionado con la Reconquista de Santos Lugares, surgió un movimiento organizado, que cristalizó con el fenómeno histórico de las cruzadas, las cuales dieron lugar a la aparición de tres tipos de figuras: el guerrero, el religioso y el enfermero. La demanda de hospitales y sanitarios en las rutas seguidas por los cruzados propició la aparición de las Órdenes Militares dedicadas a la enfermería: los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, los caballeros Teutónicos y los caballeros de la Orden de San Lázaro de Jerusalén. En España, la primera institución destinada a acoger enfermos fue el Hospital del Obispo Masona, en Mérida, en el siglo VI, según Domínguez Alcón y el Diccionario Eclesiástico de España.​

Entre los hospitales medievales donde se desarrollaban actividades de enfermería, se encuentran El Hôtel-Dieu de París y Lyon, el Santo Spirito de Roma, el Hospital de la Seo de Tortosa, el Hospital de Mérida, y el Hospital d'en Clapers de Valencia, de los cuales, según datos recogidos por Domínguez Alcón, los dos primeros perduran en la actualidad.​

El llamado movimiento "Beguino", constituido por "mujeres santas" que cuidaban enfermos, se diferencia dentro del entramado histórico-cristiano-caritativo ligado a los cuidados de enfermería fundamentalmente en que no asume los votos preceptivos de las órdenes religiosas.​

Las denominaciones de las personas encargadas de proporcionar cuidados de enfermería han variado a lo largo de la historia en función de la época y el contexto donde estos se desarrollaban (hospitales, leproserías, órdenes militares, órdenes religiosas y ámbitos domésticos): macipa, mossa, clavera, donado, donada, hospitaler, hospitaleray enfermero.​

Según la historiografía estudiada hasta ahora, los administradores o procuradores de los hospitales eran varones, salvo en el Hospital del Rey de Burgos.

EDAD MODERNA

Hasta el año 1500, la escasa atención en cuanto a la reglamentación de los cuidados de enfermería, practicados en ámbitos domésticos, propició una variedad de grupos que ejercían estas actividades fuera de los ámbitos institucionales: nodrizas (didas), parteras o comadronas, grupos dedicados al cuidado a domicilio y grupos dedicados a otras prácticas sanadoras.​

En el siglo XVI, la Reforma Protestante tuvo graves consecuencias para los cuidados de salud, debido a la supresión de las instituciones de caridad. La filosofía protestante indica que «no son necesarias las obras de caridad para obtener la salvación». Esto se traduce en un abandono de la consideración del cuidado de enfermería que continuaba existiendo en el ámbito católico.​

Entre los años 1500 y 1860, la enfermería tuvo su peor momento, debido a que la idea predominante era que la enfermería constituía más una ocupación religiosa que intelectual, por lo que su progreso científico se consideraba innecesario. Además, tras la Reforma Protestante se produjo una desmotivación religiosa para dedicarse al cuidado de enfermos entre las personas laicas y una relegación a antiguas pacientes, presas y otras personas de los estratos más bajos de la sociedad de la actividad de aplicar cuidados. M. Patricia Donahue denominó a este período la «época oscura de la enfermería».​

Los avances en otras ciencias, como el invento del microscopio, proporcionaron a todas las hoy llamadas ciencias de la salud, incluida la enfermería, la posibilidad de procurar a las personas un mayor nivel de bienestar.

El Instituto de Diaconisas de Kaiserwerth, creado en 1836 por el pastor protestante Theodor Fliedner (1800-1864), supuso para la enfermería el inicio de una formación reglada, para enfermeras. Este hecho, acaecido en el ámbito protestante, puede suponer en un análisis superficial una contradicción; sin embargo, el propio caos y desorganización de los cuidados de enfermería protestantes fue lo que exigió una reglamentación formal y específica para ejercer la profesión.

EDAD CONTEMPORÁNEA

Según Eileen Donahue Robinson, el libro Notas sobre la enfermería (Notes on Nursing), publicado por Florence Nightingale en 1859 (tras sus experiencias en la guerra de Crimea). En 1860 se inauguró la Nightingale Training School for Nurses ("Escuela Nightingale de Formación para Enfermeras"), la cual constituyó una institución educativa independiente financiada por la Fundación Nightingale. La originalidad del proyecto fue considerar que debían ser las propias enfermeras las que formasen a las estudiantes de enfermería mediante programas específicos de formación y haciendo hincapié tanto en las intervenciones de enfermería hospitalarias como extrahospitalarias, para el mantenimiento y promoción de la salud tanto del individuo como de las familias.​ Nigthingale, reformadora del concepto de enfermería, le dio una nueva directriz a la ciencia del cuidado del ser humano, además de diferenciar lo que era medicina de enfermería desde el punto de vista de que la enfermería situaba al paciente en las mejores condiciones para que la naturaleza actuase sobre él en un ambiente limpio libre de agentes patógenos.

En Estados Unidos, según Donahue, el primer texto sobre enfermería se publicó en 1885 por la señora Clara Weeks Shaw, y la primera revista nacional sobre enfermería, The Trained Nurse and Hospital Review, apareció en 1888. Según Donahue, Lilian Wald fue la precursora de lo que hoy se entiende como Enfermería Comunitaria, por medio de un proyecto que comenzó en Nueva York en 1893 como una organización filantrópica, y que constituiría la base para el posterior desarrollo de la Salud Pública en dicho país. En España no se puede hablar de un origen específico de la Enfermería de Salud Pública, ya que las ideas anglosajonas no tuvieron mucho eco entre las enfermeras españolas, hasta que en 1933 se crearon las 50 primeras plazas de enfermeras visitadoras y sanitarias. Posteriormente, Mrs. Benford Fenwick fundaría el Consejo Internacional de Enfermeras, la más antigua de todas las organizaciones internacionales para trabajadores profesionales. En 1922, en la Universidad de Indiana, se fundó la Sigma Theta Tau, una organización que promueve la investigación y dirección de Enfermería. Sus miembros son seleccionados de acuerdo con sus logros académicos y calidad profesional, y entre ellos figuran estudiantes, estudiantes graduados en Programas de Enfermería y dirigentes de Enfermería Comunitaria.​

A principios del siglo XX, en los Estados Unidos se admitía, por lo general, que la legislación sobre la aprobación estatal para la Enfermería elevaría a las personas que la practicaban a un nivel profesional mediante el establecimiento de unas normas educativas mínimas para las escuelas de Enfermería. Sin embargo, a medida que la demanda de enfermeros crecía, se establecieron más escuelas de Enfermería de distinta calidad, circunstancia que hizo poco por mejorar el nivel de la profesión.

En la segunda guerra mundial, la enfermería adquirió mayor importancia y relieve. En los últimos días de la guerra un artículo de Bixler y Bixler en la revista Am. J. of Nursing valoraba la enfermería como una profesión. Los siete criterios para una profesión identificados por estos autores eran aplicables a la enfermería de la forma en que se practicaba en ese momento y justificaban la consideración de la enfermería como profesión. Bixler y Bixler revisaron sus criterios y el nivel profesional de la enfermería 14 años después y observaron que ambos continuaban siendo válidos.

Hasta la década de 1950 no se empezó a plantear en serio la necesidad de desarrollar, articular y contrastar una teoría global de enfermería, y casi un siglo después de Nightingale comenzaron a aparecer en la literatura estadounidense nuevos aportes sobre la definición de la profesión y sus funciones:​

En 1955, Virginia Henderson publicó: "la única función de una enfermera es prestar asistencia a la persona enferma o sana, en la realización de aquellas actividades que contribuyan a la salud o a su recuperación (o a una muerte tranquila) y que ella realizaría sin ayuda si tuviera la fuerza, la voluntad o el conocimiento necesarios, siempre con el objetivo de ayudarle a alcanzar la independencia con la mayor rapidez posible. Identificó 14 necesidades básicas, entre las que se incluyen, además de las fisiológicas, necesidades psicológicas y sociales".​

En 1958, Dorothea Orem escribió: "la enfermería es un servicio humano cuyo aspecto esencial es atender a la necesidad personal de realizar actividades de autocuidado de forma continua para el mantenimiento de la salud o la recuperación tras la enfermedad o la lesión". En su definición incluía a las personas como parte importante de su propia recuperación y al enfermero como facilitador de su autonomía.

También en 1958, Ami Francis Brown, en su libro Enfermería Medicoquirúrgica, insistía en «la asistencia y el cuidado de enfermería al paciente como función central de la profesión».​

En 1962, Gertrud B. Ujhely afirmaba que el cuidado es el "apoyo que se da al paciente frente a la enfermedad", y que la razón de ser de la enfermería es "sostener al paciente durante su lucha contra la enfermedad", con la relación interpersonal como factor fundamental del cuidado.​

En 1964, Lydia E. Hall consideraba las funciones de enfermería extendidas en tres círculos: cuerpo-cuidados, enfermedad-curación y persona-instrospección, compartidos en diferentes grados con otros profesionales. Sostenía que los cuidados de enfermería eran más necesarios cuanta menor atención médica se recibía y que la atención que realizaban los enfermeros aceleraba la recuperación.​

Hall identificó los siguientes cinco criterios de actitud con la profesionalidad:​

  • Uso de organizaciones profesionales como referentes importantes;

  • Creencia en la autorregulación, lo que conlleva a la idea de que solo los profesionales que de un área específica pueden establecer las normas para su práctica;

  • Creencia en el servicio al público como parte esencial de la profesión;

  • Sentimiento de considerar el campo o el compromiso con la profesión como un interés fundamental y un deseo que va más allá de la recompensa económica;

  • Autonomía cuando el profesional debe tomar decisiones sobre su trabajo basadas en las normas del mismo y en el código deontológico.


También en 1964, Hildegard Peplau planteaba que lo realmente profesional en la enfermería era la relación enfermero-paciente en el aspecto psicodinámico de los cuidados. Consideraba el cuidado "un proceso educativo que tiende al desarrollo y crecimiento personal", con las relaciones interpersonales y la labor educativa como elementos básicos. Su principal aporte fue destacar la labor comunicativa de la enfermería e identificar funciones relacionadas con la asistencia en la educación para la salud y la docencia en el ejercicio de formación de nuevos profesionales.​

En 1970, Martha Rogers postulaba que el modelo conceptual de enfermería se construye alrededor del proceso vital del ser humano, y que los conocimientos deben ser aplicados en la práctica de los cuidados. Concebía la enfermería como arte o ciencia, identificando una única base de conocimientos procedente de la investigación científica y el análisis lógico que puede trasladarse a la práctica. Estableció la importancia de la investigación que perdura hasta la actualidad. Para Rogers, el mantenimiento y la promoción de la salud deben llegar a ser las primeras funciones del enfermero y las considera aún más importantes que el tratamiento de las enfermedades. También explicitaba la necesidad de tener en cuenta la promoción y la prevención en la definición de las funciones de la profesión.​

Callista Roy (1970) suponía que el hombre es un ser biopsicosocial que vive dentro de un entorno, que junto con la personalidad influye en él, provocando el desarrollo de formas de adaptación. La atención del enfermero sería necesaria cuando dichas respuestas fuesen ineficaces. Peplau, Rogers y Roy se engloban en los llamados modelos de interrelación, que son los más recientes y avanzados.​

También en 1970, Beverly Witter Du Gas publicó el Tratado de enfermería práctica, donde se indica que «el cuidado constituye el papel de la enfermería», y que el proceso de atención consta de una serie de pasos realizados por el enfermero para planear y cumplir la función de «cuidar». El proceso de atención de enfermería aporta a la profesión un método científico para la realización de sus funciones.​

A inicios de la década de 1980, Rosa M. Alberdi expuso que el enfermero tiene la función de ocuparse de las necesidades de salud del paciente o de los grupos sociales. En esta definición aparece por primera vez la atención a grupos sociales por parte del personal de enfermería.​

En 1986, Yyer, Tapatich y Renocchi-Losey planteaban que "la enfermería es un arte que sabe cuidar al paciente mientras dura la enfermedad, y también está orientada a ayudar al ser humano a alcanzar el máximo de salud a lo largo de su ciclo vital". Consideraban la realización de un plan de cuidados como eje director de la acción enfermera.​

A finales de los años 1980, María Consuelo Castrillón consideraba que la práctica de enfermería está conformada por tres funciones básicas realizadas en ámbitos sociales diferentes: cuidar la salud, administrar el cuidado de enfermería y los servicios de salud y educar para la salud.​

En España, el 4 de diciembre de 1953 se unificaron en ATS (Asistente Técnico Sanitario) los estudios de auxiliares sanitarios siguiendo el modelo de especialidades médicas con el objeto de proporcionar mayor formación posbásica a los profesiones de matronas, practicantes y enfermeros, de modo que las matronas pasaron a ser una especialidad de ATS (BOE del 12 de febrero de 1957, Decreto de enero de 1957. Para fisioterapia, BOE del 23 de agosto, Real Decreto del 26 de julio de 1957). En 1977 (Decreto 2128), se transformaron en España las enseñanzas conducentes al título de ATS por las de DUE (Diplomado Universitario en Enfermería). Este hecho histórico supuso el reconocimiento por parte de la Institución Universitaria de la Enfermería como disciplina en proceso de construcción y como profesión de carácter universitario con todo lo que ello implica: reconocimiento científico y académico de la antigua actividad del cuidado de enfermería, crecimiento doctrinal y la posibilidad futura de acceder a todos los grados académicos (licenciatura y doctorado).​

En la actualidad, en Estados Unidos se ofrecen dos programas de doctorado en enfermería: el doctorado académico y el doctorado en ciencias de la enfermería. Esto supone la consecución del máximo grado académico para la enfermería en el contexto estadounidense. Asimismo, este "doble doctorado" supone exigencias académicas que configuran, sin duda, el conocimiento de enfermería y la identidad profesional. Para pertenecer a la Academia Norteamericana de Enfermería (American Academy of Nursing), es necesario haber realizado trabajos de investigación inéditos que supongan un aumento del corpus de conocimientos de enfermería. Este hecho es análogo para todas las disciplinas científicas así como para sus respectivas academias.​ En España, con el programa de estudios resultante del Proceso de Bolonia, la enfermería ha alcanzado su máximo desarrollo, pues es posible obtener el doctorado en enfermería,​ que facilita la labor de investigación y consecuentemente el desarrollo de la profesión.

Florence Nightingale

Nacida en Florencia el 12 de mayo de 1820, y fallecida en Londres el 13 de agosto de 1910.

Fue una enfermera, escritora y estadística británica, considerada precursora de la enfermería profesional contemporánea y creadora del primer modelo conceptual de enfermería.

Inspirada por lo que ella interpretó como una llamada de Dios, anunció en febrero de 1837, mientras se encontraba en Embley Park, su decisión de dedicarse a la enfermería a partir de 1844. Esta decisión constituía un desafío para las convenciones sociales de la época, donde la mujer estaba destinada a cumplir con el rol de esposa y madre. Tras muchos sacrificios y la fuerte oposición de su familia, en especial de su madre y de su hermana, logró formarse como enfermera. El político y poeta Richard Monckton Milnes, quien sería uno de sus más firmes apoyos políticos e intelectuales, llegó a proponerle matrimonio, pero ella rechazó su propuesta,​ convencida de que interferiría con su decisión de consagrarse a la enfermería. También mantuvo una estrecha relación con Benjamin Jowett, de quien se presume que le propuso matrimonio.​

En Roma conoció en 1847 a Sidney Herbert, inició una amistad con un joven político, que fue decisiva para sus proyectos, gracias al apoyo que le brindaría al ocupar años más tarde la Secretaría de Guerra.

Continuó sus viajes por Grecia y Egipto. En 1850, visitó la comunidad religiosa luterana de Kaiserswerth en Alemania y observó al Pastor Theodor Fliedner y a sus asistentes trabajando para los enfermos y marginados. En esa institución recibió cuatro meses de entrenamiento médico que constituyeron la base para su trayectoria posterior.​ El 22 de agosto de 1853, asumió el cargo de superintendente en el Instituto para el Cuidado de Señoras Enfermas (Institute for the Care of Sick Gentlewomen) ubicado en Londres. Su padre la proveía de un ingreso anual de 500 libras, en ese entonces una cifra importante, lo cual le permitió durante ese período llevar una vida confortable y proseguir su carrera.

Su contribución más famosa tuvo lugar durante la guerra de Crimea, la cual se convirtió en su objetivo central a partir de la llegada a Gran Bretaña de los reportes acerca de las terribles condiciones de los heridos.

Florence Nightingale


Sidney Herbert, en la Secretaría de Guerra, posibilitó el traslado de Nightingale y un grupo de enfermeras a la zona de conflicto.​ El 21 de octubre de 1854, ella y un equipo de 38 enfermeras voluntarias, al que entrenó personalmente y que incluía a su tía Mai Smith, partieron hacia el Imperio Otomano.​

Fueron transportadas a través del mar Negro, desde Balaklava, Crimea, hasta la principal base de operaciones británica en el cuartel de Selimiye en Scutari (en Estambul). Se encontraron con que los soldados heridos recibían tratamientos totalmente inadecuados por parte del sobrecargado equipo médico, mientras que la oficialidad era indiferente a esta situación. Los suministros médicos escaseaban, la higiene era pésima y las infecciones comunes y en muchos casos fatales. No se contaba con equipamiento apropiado para procesar los alimentos para los pacientes.

A principios del siglo XX, se aceptaba que la gestión de Nightingale redujo el índice de mortalidad del 42 % al 2 % ya sea realizando mejoras en la higiene o reclamando a la Comisión Sanitaria. De hecho, la cantidad de muertes no disminuyó, sino que comenzó a aumentar. El número de muertes era el mayor de todos los hospitales de la región.

Durante su primer verano en Scutari, 4.077 soldados perdieron la vida allí. Fallecieron diez veces más soldados de enfermedades como tifus, fiebre tifoidea, cólera y disentería que de heridas en el campo de batalla. Las condiciones en el hospital de las barracas eran tan nocivas para los pacientes debido al hacinamiento, a los deficientes desagües sanitarios y a la falta de ventilación. El gobierno británico destinó una comisión sanitaria a Scutari en 1855, casi seis meses después de la llegada de Florence Nightingale, que efectuó la limpieza de los vertederos contaminantes y mejoró la ventilación. A partir de esas medidas el índice de mortalidad bajó rápidamente.

Durante la guerra ella no reconoció que la falta de higiene era una de las causas principales de muerte, creyendo que el elevado índice de mortalidad se debía a la mala nutrición, a la falta de suministros médicos y al agotamiento extremo de los hombres, y nunca reclamó crédito alguno por ayudar a disminuir el número de muertes. Pero a su regreso a Londres comenzó a reunir pruebas para la Comisión Real para la Salud en el Ejército a fin de sustentar su posición de que los soldados fallecían a causa de las deplorables condiciones de vida en el hospital. Esta experiencia influyó decisivamente en su carrera posterior, llevándola a abogar por la importancia de mejorar las condiciones sanitarias hospitalarias. En consecuencia, ayudó a reducir las muertes en el ejército durante tiempos de paz y promovió el correcto diseño sanitario de los hospitales.

Tras el fin de la guerra, Florence Nightingale comenzó a ser conocida como "la dama de la lámpara", por su costumbre de realizar rondas nocturnas con una lámpara para atender a sus pacientes.

En Crimea, se celebró una asamblea pública con el propósito de reunir fondos para homenajearla, haciéndole entrega de un objeto de arte en reconocimiento por su labor durante la guerra. Fue tal el éxito de la convocatoria que se decidió crear el Fondo Nightingale para el entrenamiento de enfermeras. En 1859 Nightingale disponía gracias a este fondo de 45 000 libras, monto con el que inauguró la Escuela de Entrenamiento Nightingale (Nightingale Training School) en el hospital Saint Thomas. También recolectó fondos para el hospital Real Buckinghamshire de Aylesbury, cerca de su hogar familiar, lo cual permitió que atendiese a mayor cantidad de pacientes, al poder mantener bajas las tasas de admisión. El diseño actual del edificio estuvo fuertemente influido por Nightingale, convirtiéndose en el primer hospital civil en incorporar sus diseños respecto del sistema de ventilación, la amplitud de las escaleras, la disposición de los armarios, etc.​

En 1859 se publicaron sus Notas sobre Enfermería: Qué es y qué no es (Notes on nursing: What it is, and what it is not), un pequeño libro que sirvió como base del programa de estudios de la Escuela Nightingale y de otras escuelas de enfermería que siguieron el mismo modelo.

Desde muy joven se destacó en matemáticas, y culminó sus estudios y aplicó sus conocimientos de estadística a la epidemiología y a la estadística sanitaria.

Fue la primera mujer admitida en la Royal Statistical Society británica, y miembro honorario de la American Statistical Association.

Sentó las bases de la profesionalización de la enfermería con el establecimiento, en 1860, de su escuela de enfermería en el hospital Saint Thomas de Londres, actualmente parte integrante del King's College de Londres y del NHS. Fue la primera escuela laica de enfermería en el mundo.

Su trabajo fue la fuente de inspiración de Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja y autor de las propuestas humanitarias adoptadas por la convención de Ginebra.​

En 1883, la reina Victoria le otorgó la Real Cruz Roja, y en 1907 se convirtió en la primera mujer en​ recibir la Orden de Mérito del Reino Unido.​ En 1908, le fueron otorgadas las Llaves de la Ciudad de Londres.​

El juramento Nightingale efectuado por los enfermeros al graduarse, fue creado en su honor en 1893. El Día Internacional de la Enfermería se celebra en la fecha de su cumpleaños.

UNIFORME Y SIMBOLOGÍA

Las enfermeras eran en su mayoría mujeres sin formación que ayudaban a traer niños al mundo o era nodrizas. Por otro lado, el cuidado de los enfermos estaba muy asociado a las monjas, con más formación y un voto religioso que les impedía a cuidar de los más débiles. De cuidar a los enfermos se Monjas tenían más formación y cuidados a los enfermos.

En 1259, los Hermanos de Alexian comenzaron el ministerio de cuidado de los enfermos y hambrientos, que todavía existe hoy en muchos países, incluyendo Estados Unidos. La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios se formó en España en 1550. Desde 1550 a través de 1614, San Camilo de Lelis atendía a los enfermos y moribundos en el Hospital de Santiago en Roma. No fue hasta 1633 cuando San Vicente de Paul fundó la Hija de la Caridad, donde las mujeres comenzaron a jugar un papel más importante en la enfermería organizada.

A lo largo de los años, las guerras han aumentado la necesidad de enfermeras y han tenido una gran influencia en la evolución de la enfermería. Florence Nightingale, es ampliamente considerada como la madre de la enfermería moderna, destacando por sus servicios en la guerra de Crimea de 1853 a 1856. Sus esfuerzos de saneamiento disminuyeron drásticamente la tasa de mortalidad y a su vuelta fundó la Escuela Florence Nightingale para Enfermeras en Londres. Fue el primer paso para la auténtica profesionalización de la enfermería. En 1861 las enfermeras empezaron a usar uniforme. Hoy día, la enfermería es ampliamente reconocida en el mundo.

La Enfermería, desde sus inicios, ha sido acompañada por una simbología propia que la caracteriza, con un significado relevante que permite interpretarla y comprenderla.

La ascendencia de la religión sobre la Enfermería ha sido importante, ha influido en la formación de las enfermeras y conferido a los cuidados la presencia de actitudes y valores (espirituales y religiosos entre otros) durante mucho tiempo. En los principios y prácticas de la Enfermería Moderna que desarrolló Florence Nightingale, están presentes aspectos que se derivan de esta ideología, parte de la indumentaria de las enfermeras (cofia, uniforme), se asemejan bastante a los hábitos de las monjas.

Posiblemente algunos consideran obsoletos los símbolos, o simplemente piensan que no tienen mayor significado en el quehacer cotidiano y científico del profesional de la Enfermería, sin embargo, sea por tradición o por costumbre, los estudiantes que se inician en el acto del cuidado, razón de ser del ejercicio profesional, expresan un gran interés por estos temas, entre ellos, el significado de la lámpara, la imposición y uso de la cofia, los sellos distintivos, el anillo con el escudo, el uniforme y su color blanco.

En la actualidad este tema es polémico por las diversas opiniones que surgen alrededor de él, sobretodo por el uso inadecuado y las modificaciones que se le están realizando al uniforme.


Existen algunas características y atributos en el uniforme de enfermería, que lo distinguen del resto de los profesionales de la salud, como son:

  • Uniforme blanco. Símbolo de autocuidado, de limpieza, pureza y apoyo frente al otro (persona y familia en interacción y contacto transparente, sincero y respetuoso con su cuerpo, sus sentimientos y experiencias de vida: crecimiento, salud, enfermedad y muerte). Su uso es generalmente intramural. Su utilización en las actividades no sanitarias, fuera del centro de salud, debe ser bien justificada; el uso del uniforme responde a una norma epidemiológica bien establecida. En países donde existe la formación de auxiliares de enfermería, este personal se distingue por utilizar el uniforme o vestido de color azul (ya casi no se lo ve).

  • La Capa. En una ceremonia especial se les imponía la capa, “ceremonia en la cual quedaban revestidas las enfermeras de su clásico distintivo. El significado de la capa es hacerles sentir el peso en sus hombros de la responsabilidad que han contraído con la sociedad al haber elegido la carrera de enfermera; al brindar cuidado, amor y dedicación, mismas que se han hecho evidentes y característicos de las Escuelas de Enfermería desde su creación. Esta fue de tela de fieltro, se usó de este material debido a las bajas temperaturas, pues generalmente hacían guardias de 24 horas, siendo las noches largas y frías.

  • La Cofia. De color blanco, símbolo del honor, de la distinción y la responsabilidad, con la cual se identifica a la enfermera, entre los otros miembros del equipo de salud como el profesional dedicado al cuidado de las personas. Desde el punto de vista epidemiológico la cofia debe proteger el pelo de la enfermera para que no caiga sobre al campo de trabajo, por lo que el pelo debe estar recogido y colocado en el sobre interno de la cofia. En varios países, se utiliza además la cofia para distinguir el nivel profesional de la persona que la porta.

  • Cintas. Estos distintivos pueden ser cintas de diversos colores (el más frecuente es el azul), que colocado de manera horizontal permite distinguir si estamos en presencia de una auxiliar de enfermería (no llevan cintas) o de una enfermera profesional (esto se ve por ejemplo en Jamaica). Otra utilización de las cintas es de manera diagonal, en ambas alas de la cofia, por ejemplo, en el ala derecha la colocación de una cinta significa jerarquías administrativas y en el ala izquierda, niveles académicos como pudieran ser, cursos posbásicos, especialidades, entre otros. En cuba sólo se usan las cintas de manera horizontal y de color azul, para distinguir a la vicedirectora de la unidad con 1 cinta y a la directora nacional con 2 cintas. En los servicios asistenciales no existe esta tradición. Algunos profesionales plantean que deben incorporarse estos distintivos para identificar los niveles profesionales dentro de la propia enfermería, a partir de las nuevas figuras que han surgido dentro del Nuevo Modelo Pedagógico.

  • Escudos y Sellos. Otro elemento distintivo en la cofia en varios países, es la utilización de escudos o sellos que permiten mostrar la facultad o escuela donde se recibió el profesional o la institución de salud donde pertenece y se desempeña. Estos símbolos permiten fomentar los sentimientos de pertenencia e identidad.

  • La Lámpara. Otro atributo que aparece con frecuencia en el uniforme o en la cofia de las enfermeras, ha sido retomada como símbolo de la enfermería, pues en la guerra de Crimea, Florece Nightingale, alumbraba con una lámpara a los heridos en su recorrido por las noches en los campos de batalla. Este símbolo de la enfermería muestra la luz que se requiere en todos los actos de cuidado. Símbolo de la claridad y el conocimiento, iluminación que brinda el saber y la calificación personal, en relación con el autoconocimiento y la interacción respetuosa con el otro.

La lámpara de aceite es el símbolo tradicional de la enfermería. Su historia se remonta a Florence Nightingale, quien fue conocida como la "Dama de la Lámpara".

EVOLUCIÓN DEL UNIFORME

Florence Nightingale, que jugó un papel fundamental en la profesionalización de la enfermería, fue una de las pioneras en cambiar el uniforme, aunque siguiese manteniendo parecido con el uniforme religioso. El atuendo consistía en una larga falda gris y chaqueta de terciopelo que permitía ver los puños y el cuello de la blusa, además de una cofia en la cabeza.

La Cruz Roja, por su parte, utilizaba un delantal blanco con su logo, que también se incluía en la cofia, debajo vestían una blusa azul. En los primeros años del siglo XX, el conjunto se blanqueó, se estrechó y se acortó.

1910

Las enfermeras se caracterizaban por llevar un largo vestido blanco hasta los pies con cuellos de pico. Un babero blanco cubría el torso de la enfermera hasta la cintura, donde los pliegues bajaban formando un delantal gigante.

La Primera Guerra Mundial trajo consigo importantes cambios en los uniformes debido a que las enfermeras tenían que ser rápidas y capaces de proporcionar cuidado y atención a los soldados de la manera más eficaz posible, por lo que se añadieron bolsillos y las mangas para facilitar el movimiento.

Años 20

Después de la Guerra, ninguna enfermera quería ponerse de nuevo los antiguos vestidos voluminosos y los gigantescos delantales de la década anterior. Un simple vestido blanco que caía hasta los tobillos reemplazó el pesado traje del pasado y se convirtió en la nueva base del uniforme de enferma que conocemos hoy.

Años 30

El vestido blanco (o bata) con cuello y la cofia fue lo normal para las enfermeras durante esta década. Se solía acompañar con pantis de color blanco.

Años 40

Los delantales y uniformes se volvieron mucho más sencillos durante la mitad de los años 40. Se acortó la longitud del delantal, lo justo para proteger el frente del vestido, el dobladillo de la falda iba subiendo cada década un poquito más, siguiendo el estilo de las mujeres de la época. De este modo, lavar un delantal contaminado era una tarea mucho más sencilla que tener que reemplazarlo por un nuevo uniforme limpio. Las enfermeras tenían que tener mucho cuidado de no propagar las enfermedades a través de su ropa.

Integrantes de la Escuela de Enfermeras de la Fundación Eva Perón. Argentina, 1948.

Años 50

En la década de los 50 acorde al estilo de la época, las faldas y las mangas de las batas se hicieron más cortas, incluso se desmontaban y se sujetaban con corchetes al hombro. En cuanto a los gorros o cofias, muchas veces eran piezas de papel dobladas que reemplazaron las elaboradas cofias de tela que llevaban las enfermeras durante la Primera Guerra Mundial.

Años 60

Los vestidos se volvieron más simples, facilitando el lavado y planchado, además el auge de las lavadoras y secadoras facilitaron la limpieza y recambio de los uniformes en el trabajo diario.

Años 70

Fue en la década de los 70 cuando el traje de enfermera pasó a considerarse prácticamente como una herramienta más de trabajo, que respondía a las características de comodidad y funcionalidad propias con las que debe contar la ropa de trabajo profesional. El uniforme de enfermería se desligó entonces por completo de consideraciones de índole religiosa o bélica que, como explicábamos anteriormente, han condicionado su evolución, desarrollo y la imagen que se tiene de la enfermería. En los 70, la cofia de enfermera se fue haciendo cada vez mas pequeña, y luego desapareció durante el uso diario del trabajo.

Años 80-90

Los uniformes de enfermera empezaron a parecerse a la ropa cotidiana, con algunas enfermeras sustituyendo los trajes habituales por unos juegos de pantalones y chaqueta blanca.

Las camisas de cuello abierto y los pantalones se hicieron muy populares en la década de los 80 según se fueron incorporando hombres como enfermeros.

Finalmente, las enfermeras pudieron dejar de llevar tacones, y empezaron a ponerse calzado cómodo.

Actualidad

Desde los 90, el uniforme tradicional de enfermera se ha ido sustituyendo por los nuevos trajes de tela en la mayoría de los hospitales de Estados Unidos y Europa.

Los puedes encontrar en diferentes estilos, nuevos tejidos, colores, estampados, diseños, etc.. Hoy en día, la forma de reconocer a una enfermera es mediante la placa identificativa del uniforme o bien por la diferenciación de color de uniforme que haga el Hospital o Centro de Salud.

CRUZ ROJA Y MEDIA LUNA ROJA.doc