Ariadna y Baco



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2. Escuchar

¿Y qué fue de Ariadna en Naxos, abandonada por aquel a quien había ayudado a salir del laberinto? Ni iba a ser, como había previsto, coronada reina de Atenas, ni podía tampoco regresar a su patria, a la que había traicionado por amor a Teseo. ¿Cómo había sido este capaz de abandonarla?

Lo cierto es que hay varias versiones del suceso. Hay quienes sostienen que, sencillamente, Teseo se cansó de Ariadna y aprovechó que la chica se había quedado dormida para subir a bordo y partir rumbo a Atenas. Según esta versión, Dionisio -Baco para los romanos- la descubrió allí en toda su hermosura y la hizo su esposa, regalándole la corona boreal que permite que sea eternamente contemplada en el firmamento.

Pero hay quien sostiene que Dionisio hacía mucho que se había enamorado de Ariadna, y que fue el propio dios quien obligó a Teseo a dejar libre a Ariadna para que pudiera él desposarla. Sea como fuere, la isla de Naxos quedó pronto inmersa en un inmenso bullicio: dioses y mortales bebían, cantaban y danzaban en alegre jolgorio. No en vano Dionisio era el dios del vino. ¿Que cómo se puede llegar a ser el dios del vino? Uf... para explicarlohabría que remontarse hasta su nacimiento.

Cadmo, rey de Tebas, estaba casado con Harmonía, hija de Venus (Afrodita) y Marte (Ares). Tenían una hija llamada Semele de la que Zeus, naturalmente, se había enamorado. Estos amores irritaban a Hera, esposa de Zeus, y puesto que no podía vengarse en él, decidió hacerlo, una vez más, en la joven muchacha. Disfrazada de anciana salió al encuentro de Semele y, tras entablar conversación sobre los amores de esta, le sugirió que le pidiera al dios algo que la colmaría de dicha: que se presentase ante ella como se presentaba ante la mismísima Hera.

En la noche de su siguiente encuentro, Semele le hizo prometer al dios que le concedería un deseo. Zeus no pudo negarse, y Semele le pidió lo que la anciana le había dictado. Bien sabía Zeus lo que esto suponía, pero ya no podía echarse atrás. Tuvo pues que subir al Olimpo, engalanarse con todos su atributos y, de nuevo junto a Semele, tratar de contener el calor de su rayo. Fue en vano: Semele murió al instante, carbonizada. Pero Semele estaba ya embarazada de Zeus, y allí acudió Hermes presuroso para rescatar al bebé al que aún quedaban tres mese de gestación. Sin perder un segundo, lo injertó en la pierna de su padre, Zeus, de donde volvió a nacer meses más tarde. Por eso se habla de Dionisio como "el nacido dos veces".

Hera no le iba a poner las cosas fáciles a este niño. Baste un ejemplo: envió a los Titanes para que lo descuartizaran y lo metieran en una olla hirviendo. Por suerte, su abuela Rea lo descubrió y salvó al muchacho. Se fueron sucediendo así las maldades de Hera y los intentos de otros dioses por proteger a Dionisio, hasta que en una de esas, Hermes se lo confió a las Ninfas. Fue con ellas donde Dionisios descubrió la vid. A partir de ese momento, y aunque las instigaciones de la diosa no cesaron, Dionisio se dedicó a recorrer el mundo enseñando el cultivo del vino y celebrando, junto a su séquito de sátiros, desenfrenadas orgías.

Y cuentan que antes de instalarse en el Olimpo hizo dos cosas: vengarse de Teseo exigiéndole que levantara un templo en su honor, y bajar a los infiernos a rescatar a su madre Semele.



3. Conversar

  • Las representaciones Baco (o Dionisios) son innumerables. Busca, por ejemplo, las de Miguel Ángel, Caravaggio, Velázquez. ¿Cuál te gusta más?