Aquiles descubierto



1. Mirar

2. Escuchar

Tras el rapto de Helena por parte de Paris, los griegos declararon la guerra a los troyanos. Menelao, rey de Esparta y esposo de Helena, pidió la ayuda de su hermano Agamenón y de todos los príncipes griegos para vengar la afrenta recibida. Sólo dos dejaron de presentarse de manera voluntaria: Aquiles y Ulises.

Ulises, príncipe de Ítaca, se resistía a dejar su isla, su esposa y su hijo recién nacido. Así que cuando se presentó en su casa el propio Menelao acompañado de Palamedes para reclamar su presencia, Ulises intentó fingirse loco. Unció a un yugo un asno y un buey, y se dispuso a arar la tierra sembrando en ella sal en vez de semillas. Pero Palamedes descubrió su impostura y recurrió a una inteligente estratagema para desenmascararlo: colocó delante de la yunta al pequeño Telémaco, en la seguridad de que, si estaba efectivamente loco, el padre no tendría reparos en arrollar al hijito. Ulises, naturalmente, frenó la marcha de los animales y reconoció implícitamente su cordura.

El propio Ulises sería, junto a Diomedes, el encargado de reclutar al otro “desaparecido”: Aquiles. Era Aquiles hijo del mortal Peleo y de la diosa Tetis, y al enterarse esta de que su hijo perdería la vida frente a las murallas de Troya, trató de evitar por todos los medios que tuviera que incorporarse a ejército alguno. Con este propósito, lo envió de niño a la corte del rey Licomedes, rey de Escira, disfrazado de doncella.

Allí pasó Aquiles nueve años. Pero llegado el momento de partir a Troya, y sabedor Ulises por el adivino Calcante de que el concurso de Aquiles era imprescindible para la victoria, hizo lo imposible por enterarse del paradero del joven. Una vez en Escira, Ulises se disfrazó de mercader y, entrando en la estancia donde se reunían las muchachas, les ofreció un sinfín de regalos: utensilios de bordar, hilados, telas... y algunas armas bien bruñidas. La disfrazada “Pirra”, que no era otra que Aquiles, se precipitó sobre estas últimas, y fue así inmediatamente desenmascarada por Ulises.

Y cuentan los poetas que no puso Aquiles reparo alguno en sumarse a los ejércitos, hasta que, más adelante, el rey Agamenón le robó una prisionera a la que Aquiles había hecho su amante: la hermosa Briseida. Pero esta es ya otra historia, cantada por las musas en el largo poema que lleva el título deIlíada en referencia al nombre griego de Troya: Ilión

3. Conversar

Algunas preguntas

  • ¿Es verdad que a las chicas siempre les gustan las ropas y las joyas y a los chicos las armas y los juegos violentos? ¿Genética o educación? ¿La publicidad "refleja" o condiciona las preferencias de unos y otras?
  • ¿Crees que una persona puede ser obligada a ir a la guerra si no lo desea?
  • ¿Qué significa la expresión "el talón de Aquiles"? Averigua de dónde viene esta expresión y qué tiene que ver con el héroe griego.
  • El nombre de Aquiles suele aparecer ligado siempre al de Patroclo. ¿Quién era Patroclo? ¿Sabes qué le pasó? ¿Y qué hizo Aquiles cuando se enteró?

Una reflexión

  • En todas las guerras las mujeres han sido utilizadas como botín de guerra. Aún hoy las violaciones de mujeres son unos de los actos utilizados sistemáticamente para destruir al enemigo. Pero la literatura épica, escrita siempre desde la prespectiva de los hombres, ha ocultado o maquillado a menudo esta barbarie. ¿Quieres saber qué opinaba Briseida de este ir y venir entre sus captores? En las Heroidas, de Ovidio, se nos ofrece su punto de vista en una larga carta que la joven escribe a Aquiles. Léela y escribe tú otra tratando de ponerte en el lugar real de Briseida, aceptando de la tradición lo que desees y modificando cuanto estimes oportuno.

Y un par de sugerencias

  • Si te animas a leer la Ilíada, hay una buena adaptación en la editorial Vicens Vives titulada Naves negras ante Troya. Y si lo que prefieres es el cine, quizá disfrutes viendo la adaptación que del libro de Homero se hace en la película Troya.