(V) EL REGRESO

Después de acompañar a Antonio Machado hasta los Pirineos y recuperar el sol de su infancia, el último trimestre en la materia ASL del grupo de Diversificación (seis alumnos/as de 4º B) del IES San Isidoro se ha dedicado a investigar sobre el viaje del exilio: el refugio y la migración, desde sus orígenes hasta el regreso. Los jóvenes no se han limitado a identificarse con la figura de un avatar literario: Pablo Neruda, Ramón J. Sénder, Laura Restrepo, Isabel Allende, Jorge Semprún y Gabriel García Márquez, de acuerdo con su elección. Han leído una obra de inspiración autobiográfica y han elaborado su propia autobiografía ficticia... un género que hemos cultivado varios grupos de aprendices en El Barco del Exilio, como el 2º Bachillerato del IES Virgen del Castillo de Lebrija o el 4º ESO del IES Bovalar de Castellón.

Además, han recuperado la memoria propia, de sus parientes o sus convecinos con el fin de comprender mejor la experiencia de la emigración, desde la perspectiva de su punto de partida; no como suele tratarse en noticias superficiales que solo se fijan, por lo general, en la inmigración y sus efectos económicos sobre el lugar de destino.

Por último, nos hemos centrado en la última etapa de la navegación, en este curso y en las vidas que hemos recorrido: EL REGRESO.

Partiendo del material que los jóvenes de 4º Diver han producido en este PBL, he aprovechado la ocasión de exponerlo a través de las redes para construir una herramienta que estaba prevista desde el principio del proyecto Barco: la agencia de viajes El Regreso. He echado mano a las producciones de otros grupos en nuestra tripulación, al menos a algunas de sus obras representativas.

Se trata de madurar con todo lo aprendido. Tanto la narración cotidiana entre amigos o conocidos, cuanto la literatura universal permiten comprender la existencia humana como un viaje compartido que debe ser contado por los viajeros, en una asamblea universal de personas que escuchan y toman su parte en lo vivido.

Si hacemos caso a Simone Weil, la necesidad interior de contar tiene una contraparte ética: la exigencia de escuchar. Es algo que hacemos de forma natural, por medio del lenguaje, todos los días. Pero hay que ampliar las entrañas para que entren las experiencias de los demás. Así se forman los sabios, aunque no vayan a la escuela; y así se crea otra educación, si la planifican las sabias y los sabios.

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