España - my love III

Mariposas

- Las mariposas señor Jaquis, son las de siempre, sin embargo, dibuje una… Trate

de dibujar la mariposa, no a sus alas… Yo recuerdo, cada vez que me esfuerzo en comenzar un dibujo, uno de mariposas, ocurre que me veo acompañado, por personas. Me dicen - “Dibuja usted una mariposa.”, o en el caso peor “Dibujas una mariposa.”, es cuando me doy cuenta que no dibujo. Hace mucho que ya no lo hago, sin embargo cada vez más deseo seguir el contorno de una mariposa, una cualquiera. ¡Esa por ejemplo! (Se saca del bolsillo cajita pequeña de tapa transparente, se la acerca. En el interior se distingue difícilmente la silueta de polilla grisácea) Se la dejo a que la dibuje, y siga teniéndolo en cuanta, las mariposas son las de siempre, dibujándola, intentando dibujarla nunca consigue una. De hecho ni desea tener una, no puede.

- Pero eso no es mariposa, es una polilla.

- Sí, no se debe creer que se puede tener una, dibujando. ¡Aunque vea a mi

polilla.

- Una polilla más.

- De las de siempre.

- La suya está muerta.

- De las de siempre, en cajitas pequeñas. Para que se las pueda llevar en el

bolsillo del pantalón, como a escondidas.

- Un cadáver.

- Dibujar cadáveres quizá no le parezca emocionante, pero el hecho de

dibujar tampoco lo fue.

- Nunca lo fue.

- ¿Ha dibujado una mariposa?

- No.

- ¿Y cómo lo sabe?

- ¿El qué?

- Que nunca lo fue.

- Es lo de siempre, lo emocionante siempre lo fue. Me conformaré con

aceptar a su mariposa.

- Mi polilla.

- Sí, su mariposa.

Jueves

: Problemático - Ésta semana es la del jueves, semana triste.

Oyente - ¿Los echa de menos?

P. - ¿Los jueves? No, en absoluto.

O.- No, no los jueves. ¿Qué si los echa de menos?

P. - Ah, los perros… Sí, hoy en mi ciudad los perros no ladran, no están. Es triste. Uno ya no se puede encontrar perros sin techo, ni de los muertos (a los que removíamos las tripas con palos de niños), ni se les ve a los que atacaban las personas a causa del hambre. Siquiera se oye ladrar a los atados por el jardín del vecindario.

O.- ¿A qué jardines se refiere?

P. - ¡Tiene usted toda la razón! No lo sé, los jardines… si no hay ni uno, siquiera pájaros, ya sabe, cantos de pájaro.

O.- ¿Y cómo se lleva con su asunto?

P. - ¿Mis asuntos?

O.- ¡No, su asunto!

P. - Ah, mi asunto… ¿Dice mis problemas? Sí, querrá decir eso…

O.- Yo no he dicho eso.

P. - Cierto. ¿Pero por qué no?

O.- Es gracioso… ¿Sus problemas?

P. - Sí que lo es. ¿Por eso no se ríe usted, verdad?

O.- Es usted quien está serio.

P. - No lo estoy. Simplemente…no me río. Estoy seguro de ello.

O.- Lo que decía…

P. - ¿Qué es lo que decía?

O.- Me contaba de sus perros.

P. - Sí, supongo será mi semana. ¿Lo cree usted?

O.- No. Yo recordaba sencillamente a todos ellos, se acordará pues, los perros, de la semana.

P. - ¿De qué?

O.- ¿Qué la semana es triste?

P. - Lo que decía…

O.- ¿Lo recuerda usted?

P. - ¿El qué?

O.- Los perros.

P. - ¿El perro?

O.- Sí, el perro que es el día del jueves.

P. - Con cantos de pájaro.

O.- El día en el que los pájaros ladran.

P. - ¿Lo recuerda usted?

(silencio)

Prensa

Un coche señores no es el cine,

y un autobús no es biblioteca.

Las bibliotecas son para estar de pié entre estanterías,

y el cine para dormirse en los cómodos sillones, con mirada perpleja.

Una cama no es el dormitorio,

y una silla no es el puesto de vigilancia del gendarmería.

Los dormitorios son para estar solitario,

y los puestos de los vigilantes para sentarse y fingir cumplir un trabajo.

Un baño señores no es para hacer las necesidades propias,

y un balcón no es el mirador de la cafetería de enfrente.

Cuando se caga señores, no se hace más que pensar, a solas, a puerta cerrada,

y las cafeterías no son para más que observar el zoo de los visitantes humanoides.

Las calles no son parque de atracciones,

y las tiendas no el museo.

Los parques de distracciones son para vacilar los pobres de los cerebros de ustedes,

y los museos para apoyarse en la pared y descansar, molestando los vigilantes riendo.

Suelo gustar más a la gente pobre, no sé porque,

será un defecto supongo, ¿no creen ustedes?

También simpatizo la gente que lo fue, defectuosos-las líneas que os expongo,

¿No creen? Espero os importe al menos.

De mi enano, imaginado

Un pícaro enano asoma cabecita tras las cortinas de escenario luminoso.

Un pícaro enano sumergido en los posteriores del escenario, sonreía.

Un pícaro enano, en suelos, de entre sonidos,

un pícaro enano, escucha murmurando,

de entre aperturas invisibles,

de piano, tintes de teclado.

Un pícaro enano espía partituras,

un pícaro enano robaba voces mudas,

de entre patas reluciente de piano,

en las sombras escondidas, sombras de tiranos.

Un pícaro enano a los pedales de un piano agarraba,

un pícaro enano se hundía en el brillo de zapatos negro azulados,

de un pianista,

de un logro,

de un goce,

de un eco que se repetía inagotable…

Un pícaro enano.

El pícaro enano.

Sonríe pícaro enano.

Esconde pícaro enano.

Susurra, tras cortinas se oculta.

Tras guiños.

Un enano.

Un enano.

De un pícaro enano la cabecita creo recordar,

de un pícaro enano la mirada creo recordar,

la voz de uno escondido creo recordar,

llamada de un pícaro creo encontrar de entre…

…los bajos subterráneos del piano luminoso,

los bajos enterrados de la cortina ansiosa,

los bajos en polvo, sombras de las escaleras escenario llorosas.

Respondería a un pícaro a escondidas,

encontraría a un pícaro en imprevistos.

Respondería a un enano, mi enano

un enano, ¿mi enano?

Mi enano escondido,

respondería…

Muerto, o simplemente ido

El capataz no come.

¡Luisa, ve a ver qué le ocurre!

¿Dónde está?

Le oigo hablar. Maldice.

¿Con quién está? ¡Averígualo, aprisa!

¿Por dónde anda?

¿Qué hace, a qué se dedica?

¿Por qué no tendrá hambre?

Me preocupa,

no sé si dormiré hoy.

¿Y mañana?

¿Si mañana no pide comida?

¿Y si pasado tampoco duermo?

Me preocupo…

por él,

estoy irritado.

¿Es que ya no come?

¿Cómo es que ya no come?

¿Le habías visto ayer?

¿Qué hizo al volver?

¿A dónde se fue?

¿Pero dónde diablos está?

¿Y si no tienen hambre, qué trama?

Algo planeará, seguro.

Yo le he visto cuando andaba por aquí,

arreglando a tu caballo.

Le he visto ir con la cara alegre,

hasta contento estaba.

Trabajaba, en tu cuadra.

¿Pero por qué no comerá?

¿Dije cara alegre?

No la recuerdo, no puedo.

¿Y él, cómo era él?

¿Su rostro?

Rostro hambriento.

Su cara debe ser pálida.

Sus ojos de piedra serán.

Sí, de piedra será él entero.

No querrá a mi comida,

ni a tu caballo,

ni a su cuadra.

¿Por qué no querrá a mi comida?

¿Y el hambre?

¡Luisa, corre a ver qué le ocurre!

¡Tu caballo!

¿Dónde está tu animal?

No le oigo relinchar, no da patadas a la pared.

¿Se habrá comido a tu caballo?

¿Qué le ocurre?

Me preocupa.

La piedra, piedra deviene.

El caballo, caballo ha de seguir.

Me preocupo,

por él,

me chispa su voz.

¿Es que no le oyes?

¿No oyes que caen piedras fuera?

Sus piedras,

le matará.

Tu animal, tu caballo.

Está loco, es él.

¿Pero con quién hablará?

¿Por dónde anda?

¿No le oyes en la cuadra?

No, no se le oye,

no se le ve.

¿Qué haré Luisa, qué haré?

El capataz no come.

Ayer dijo que trabajaba,

pero que nada hacía,

que no sabía por qué,

y que desconocía a tu cuadra,

y a tu caballo.

¿Pero a mi comida?

¿Por qué a mi comida?

¿Qué hará?

¡Vuelven, las piedras!

Estoy aterrorizado Luisa,

el capataz no traga,

y fuera llueve tormenta,

llueven ciclones,

llueven granizos de montaña.

Su rostro…

¿Cómo era su rostro?

¿Cómo le reconoceré?

¿Y si no retorna?

¿Pero de dónde?

Me preocupo…

¡Luisa, ve a ver qué le ocurre!

Fuera

Voz 1ª - ¿Si no salgo Carpentié?

¿Qué pasará?

Voz 2ª - ¡Quédate y te responderás tú sola!

Voz 1ª - Y si me quedo en mi bola cristalina.

¿Qué harás?

Voz 2ª - No pasará nada, no estaré.

Voz 1ª - ¿Por qué Carpentié? ¿Ya no me ves?

Voz 2ª - Si no sales, nadie te verá.

Voz 1ª - ¡Desde aquí yo lo veré todo!

¿Me lo enseñarás todo, verdad Carpentié?

Voz 2ª - Yo no estaré.

Voz 1ª - ¿Ahora, acaso estas?

Voz 2ª - Si sales de allí dentro, lo estaré.

Voz 1ª - ¿Desde dónde hablas? (estornuda)

Voz 2ª - No te lo diré, sal y verás.

Voz 1ª - ¿Y si no salgo?

¿No te pasará nada, verdad?

¿Carpentié?

Voz 2ª - ¡Sal, y verás!

Voz 1ª - Yo sé Carpentié, que si no salgo tú me enseñarás.

Voz 2ª - No estoy.

Voz 1ª - Yo te oigo.

¡Sí que lo estas!

¿Carpentié?

Lo ignoro

A un extraño conocí,

de vez en cuando me visita,

si duermo sé que le perdí,

si me despierto, me sonríe.

Verdes riachuelos

En el Mundo de los Sueños,

se imaginaba un verde riachuelo, ser dibujante, ser lápiz,

ser todo cuanto su mundo pueda imaginar.

¡Mundo de los Sueños!

¿aun engañas a los riachuelos acontecer hacia los mares?

¿aun les cuentas que con minas negras alcanzarían aguas nunca vistas,

aguas de tus velos?

¿aun les dices que por costas de congeladas aguas a su dibujo hallarían?

¡Mundo de los Sueños,

no todo riachuelo es de aguas dulces,

no todo es de fondo claro!

No todo riachuelo transparenta

piedras tan pulidas, tan perfectas, de colores variados,

conocidos, definidos, excesivamente vivos…

No todo riachuelo dulcifica las corrientes

que a los mares avecinan sin cesar.

No todo riachuelo,

no todo,

no todo sigue…

Recuerdo, Mundo de los Sueños,

que en la aurora, en mis sueños,

de entre mis ideas,

bebí de riachuelo que tan salado fue,

oh Mundo de los Sueños, tan salado fue.

Nunca imaginarías la sal,

que todavía reseca a mis labios.

Recuerdo que en sus profundidades no llegaba

a deletrear contorno conocido,

tan sólo los rocosos picos de piedras incoloras,

imaginaban las sombras en su faz nocturna.

Recuerdo era riachuelo verde al que conocí,

de otro riachuelo verde yo bebí las aguas tan saladas,

oh tan saladas sus corrientes eran Mundo de los Sueños.

Era la aurora de los dibujos más hermosos que había visto,

no cesaban a reaparecer trazados entre sus sonrisas,

había un dibujante en las corrientes de las aguas tan saladas.

El riachuelo en que bebí en lo verde había amanecido,

en ti Mundo de los Sueños,

en tus sueños, en tus lagos, en tus ríos.

Olvidaba a tus sueños, e inventaba a su dibujante,

olvidaba, y dibujaba sus recuerdos

olvidaba, y trazaba los dibujos de los mares perseguidos,

recordaba cuanto otros riachuelos hoy siguen imaginando.

Te imaginan a ti Mundo de los Sueños,

imaginarían sin desvestirte.

Y tan saladas, tan saladas sus corrientes eran,

y tan saladas que mis labios aun siguen resecándose. .

Si nadie te cuenta nada

Si te encuentras remolinos

si nadie te cuenta nada

si te sumergen alcantarillas

y nadie te cuenta nada.

Te puedes tú buscar a un amigo

y conversar de cosas simples

te puedes tú buscar amigo

y olvidar de remolinos linces.

Pero si no encuentras tu amigo

que cuente de lo simple que ignoras

si no encuentras tú amigo nuevo

que diga cosas que añoras.

Pues búscate entonces a un libro

en un libro tú los cuentos busca, simples

y búscate entonces remolinos cuentos

pues tuyos remolinos, hojas, tintes.

Si en un libro no encuentras cuentos

y si en libros no sumerges tiempos

pues búscate a lápiz y una hoja

y cuenta cuentos simples que enojan.

No todo un amigo cuenta remolinos

no todo libro vivo cuenta remolinos

sí toda hoja tuya puede ser un cuento

en toda hoja tuya puedes ver un cuento.

Sí todo cuento nuevo puede ser amigo

en todo cuento nuevo puedes ver amigos

por ello remolinos sigue tú buscando

por ello remolinos sigue recordando.

“Prácticas de maquillaje, y, de tres dibujos,

desde un espejo”

Actor – G.Renet

Decorados – G.Renet

Dramaturgo – G.Renet

Director – G.Renet

Escenario: Espejo, mesa de maquillaje, pinturas de maquillaje, y, una silla.

Personajes: Un payaso, que se maquilla con sus dedos, frente un espejo (por supuesto se trata del espejo en el escenario), llevando, el siguiente monólogo:

[se me olvidaba, que Usted, el lector, se haya detrás del espejo, o, delante del escenario (quede entre nosotros que al director de nuestro pequeño teatro, no le llegó el presupuesto, para más que un vulgar cristal, en lugar de espejo), y, dibuja, Usted, cuanto imagina entorno un monólogo de payaso, a partir del siguiente monólogo]:

El director del teatro, os comunica, que por la falta de recursos económicos, no les puede facilitar lápices para cristal, ni gomas (a las que considera inapropiadas para la función). Expresándoos sus mas profundas disculpas, os ruega procuren remediarlo con vuestra imaginación, pidiendo os también, que respeten a nuestro actor, guardando silencio en vuestros dibujos, lineales (por razones financieras, nos vemos obligados a contratar dramaturgos… surrealistas, nos esforzamos que nuestras representaciones no lo sean, por todo ello, volvemos a rogaros, que hagan Ustedes, dibujos, lineales).

Disculpen las molestias.

El, Director.

Maquillaje uno

La pintura y los animales, o los cuadros y los animales, o la música y los animales. Desde el fondo de la sala sonó el oboe. Los dos caballos salieron del cuadro número uno en la exposición. Dos caballos rojos galopando frente el espectador. Se paran. Le olfatean los zapatos, primero el pie derecho. Le olfatean las manos. Él lleva un anillo, con piedra negra, circular. Le olfatean la nariz. El espectador estornuda. Dos caballos rojos vuelven en el cuadro. No caben. Mientras, hubo tres caballos amarillos que entraron, antes. Una acuarela naranja frente el cuadro numero dos de la exposición. Un espectador en medio de dos pinturas. El cuadro número dos está del revés, y, cinco caballos azules nadan en agua verdosa. Los animales y la pintura. Los animales y la música. El violín sonó desde el marco del cuadro numero dos. El oboe, en la sala de exposiciones no hay oboe. Dos caballos atravesaron la sala mirándose fijamente.

Maquillaje dos

Un conejo blanco y otro negro entrelazan sus orejas. Cada uno tira por su lado. El conejo negro suelta su oreja izquierda, la hunde en el bote de pintura roja, y le dibuja un ojo al conejo blanco. El conejo blanco ahora tiene un ojo. Mira al conejo negro y ve que éste no tiene nariz. Suelta su otra oreja y se cae. La cara del conejo negro se rompe en la mitad, y se desdibuja en la sangre rojiza. La sangre del conejo negro es de color extraño. Él conejo parpadea con su ojo y la sangre desaparece. Vienen tres pavos amarillos, se miran, miran a los conejos, se dan la vuelta y se ríen a carcajadas con voz humana. Los conejos dicen a la vez “dos pavos amarillos”. Los pavos lo repiten a su vez, y vuelven a reírse, a espaldas de los conejos. Aparece en el horizonte una ola naranja y gigantesca, de pronto lo hunde todo, desaparece todo, queda sólo un lago naranja. Aparece una ola verde en el lago naranja, cae, el lago se vuelve negro. Queda un cielo blanco y un lago negro. Dentro del lago hay dos ojos, de conejos, y un pico violeta de pavo.

Maquillaje tres

El puente era del color de la noche. El cielo del color del océano. Los caminos eran blancos. El río de plata. El piano estaba tirado bajo el puente. Cada tecla era de un pájaro, y cada pájaro de un matiz de flor. En sus picos agarraban sellos con catedrales olvidadas. Los pájaros de ojos cerrados, los de los medios tonos, daban patadas en el aire. Todos tenían las alas atadas, y las finas cuerdas que les sujetaban llevaban a un pozo al borde del río. El pozo tenía los ladrillos de cristal, y el cubo del agua hecho de hojarasca. En el fondo del pozo hubo niebla, de color amarillo, y un niño cara a las húmedas paredes, de color azul. El niño hablo, y desde el cielo cayeron cinco cascadas de arco iris. Los pájaros cantaron, y desde el sol cayeron veinte gotas de lluvia violeta. El río susurro y sus fondos se abrieron. La tierra se partió en dos, en dos por medio del puente, por medio del piano, por medio del pozo, el niño saltó. Desde la grieta apareció un espejo, el niño cayo sobre el espejo. Miró a sus alrededores, todo era naranja, miro al espejo, todo era verde. Cogió un pájaro, y dibujo con su cola una elipse sobre el espejo. Se sentó en medio, y se durmió. El puente era del color del día.

Caminar…es fácil…

Jes - La ceja… me desperté en habitación ruidosa, no, era cama acelerada, ¿eso qué es, cama acelerada?, el día se mueve y tengo ruidos en el oído derecho… no comprendo qué me pasa, camino por la calle y no puedo mover ni un músculo de la cara.

Narrador - El gato se va a sentar, mueve la oreja derecha, ha oído algo, mueve la pata izquierda, va a alguna parte, no, se va a sentar, encorva la espalda como para sentarse, no lo hace, casi roza al suelo con el rabo, encorva al rabo, sus ojos no se mueven, curiosamente… sus ojos… no hacen nada… El gato no le está mirando, tiene los orificios de la frente abiertos, no mira la comida, aquel insecto, el insecto carnívoro, no lo está viendo.

Jes - La otra ceja… tengo que hacer alguna mueca, para alguien, ¿para quién la hago? ¿para mí? – estupidez, no soy capaz de mover un músculo de la cara, no tengo cara, no, para mi no. ¿Para el hombre con el que me acabo de cruzar? - no, ya no me ve, está a mis espaldas. La haré para el otro, el que se cruzará conmigo dentro de un rato, sé que se cruzará, ¿cómo ha de ser él? ¿cómo he de mover el ojo a que séa para él? No le he visto, nunca le conocí, pasará, queda a mis espaldas. Hay ruidos del día anterior, cuando movía las cejas, los ojos, la cara, la boca, las mejillas, la frente, no oigo, no se mover los oídos. Sordo, el día de hoy es sordo, mi cara en silencio… intento… mover un músculo de la cara… no puedo.

Narrador - Solo, el gato se acerca al otro gato, está con el otro gato, solo… el gato se aleja, el otro gato estaba demasiado al lado… ¿demasiado qué?, ¿cerca?, ¿lejos? Excesivo, el otro gato tenía ojos excesivamente redondos. Éste gato no, tiene ojos, no, tiene ojos. El gato caminará a la derecha, mueve la oreja izquierda, se para, ya no quiere caminar, camina hacia atrás, no, éste gato no camina hacia atrás, se para, le mira… no le mira, no son ojos, no saben ser ojos, es el gato, no sabe ser el gato, es la ceja, no sabe mover la ceja, la izquierda, ni la derecha. El gato se levanta, va a ir a alguna parte, no donde el otro gato, no, donde el otro gato, mueve los ojos, donde el gato mueve los ojos redondos.

Jes - Ayer movía la cara, ayer tenía cara, caminaba, pisando con mis pies, caminaba, encontraba personas, me veían, yo miraba para ellas, me adelantaban, yo caminaba para ellas. Tengo que mover algo de la cara, para mi, ¿para qué?, nadie camina para mi, hoy nadie mira para mi, yo debo, mover los ojos, no puedo, para mi no puedo, para ellos no puedo, podía, pero las tres personas ya están a mis espaldas, sabía hacerlo, pero las otras cinco personas ya no miran, a mí. No puedo mover la cara, para alguien tendría, es mi cara, para que sea mi cara.

Narrador - El gato miró.

Voz - Cara de gato frente la mía.

impersonal

Jes - Miro a dos ojos.

Voz - A la derecha, la comida de él, la izquierda, ruido, un insecto…

impersonal

Narrador - Dos ojos redondos bajo dos cejas, la izquierda sube, la derecha baja. Un rabo rozando la tierra, rabo de gato, caminando, con la cara ruidosa, mirando…

Voz - Frente el gato, caminando…

impersonal

Jes - Cráneo de hombre, el cráneo del hombre lleva la piel incrustada al hueso, a la carne. El cráneo de gato no lleva la piel incrustada al hueso, a la carne.

Voz - Mueve la ceja, el gato, mueve la oreja, oigo, silencio, el gato abre la boca, es mudo,

impersonal muevo la cara, ruidos, en el día, caminando…

Narrador - Caminando el gato, mira, caminando el hombre, él, mira, para el gato, para ojos de gato redondos.

Jes - Hoy mi cara es redonda, muevo el pié izquierdo, hacia dentro, piso recto, relajo la mano derecha, las venas se distinguen por la superficie de mi piel, mi mano hacia dentro, relajo la mano, casi me rompo un dedo, un hueso del dedo. Me inclino hacia el gato, camino, balanceo, me voy a caer, pero muevo el pié derecho, hacia dentro, pero piso recto, mis hombros siguen mis piernas, mis manos siguen mis piernas, no, mis brazos van al revés, muevo un músculo de la mejilla, ¿de cual?, del labio superior, mis ojos siguen mis pasos… que dejo, hacia atrás, tuerzo rodillas, inclino el cuerpo hacia delante, no logro caerme, no me caigo, muevo pies, a la vez, la cara, las muñecas, hacia dentro.

Narrador - El gato camina en línea recta por el borde del jardín, se para, se inclina, va a ir a otra parte…

Jes - Voy hacia atrás, el rato ha pasado, mi cara ha pasado, miraré, a las espaldas de los tres, balanceo, doy la vuelta y abro los ojos, me asombran los gatos, sus ojos parecen redondos, parecen mirar, yo miro, parecen ver, yo miro… un gato, allí hay un gato que ni me hace caso, mueve las cejas…

Narrador - El gato va… se para.

Jes - Iré inclinando los pasos en zig-zag.

Narrador - El gato se sienta.

Jes - Me sentaré.

Narrador - El gato cierra los ojos, parpadea…

Jes - Intento sentarme, intento flexionar las piernas, no sé qué me ocurre hoy, no puedo agachar el cuerpo, no me puedo sentar, no logro contraer ni un músculo, de mi cuerpo.