9. Directividad

En función de su directividad, podemos distinguir entre antenas isotrópicas, que radían la misma cantidad de energía en todas las direcciones del espacio (caso teórico que no existe en la práctica), antenas omnidireccionales, que radían la misma cantidad de energía en los 360º de su azimut, y antenas directivas, que radían un máximo de energía en una dirección dada y muy poca o despreciable en el resto. En función de las necesidades de nuestro sistema, tendremos que elegir entre utilizar antenas omnidireccionales o antenas directivas.

La directividad se ve favorecida añadiendo al elemento radiante otros elementos adicionales como pueden ser lo planos reflectantes (objetos metálicos cercanos, suelo, refelctor o una superficie curva) o los elementos directores, bicnas y ranuras en el caso de las microondas. La directividad de una antena se pude mejorar con el uso de elementos reflectores y directores, para reforzar la señal en una dirección. Esta ganancia puede variar con la sepración de los elementos parásitos (reflector y director) y de la resistencia de radiación de la antena, afectando a la sintonía de la antena.Resumiendo diremos que la directividad de una antena es la capacidad de la misma para concentrar la radiación o la recepción en una dirección concreta.

Si comparamos la densidad de potencia que radía una antena en una dirección y a una distancia dada, y la comparamos con la que se tendría para el caso de una antena isotrópica estableciendo una relación entre ambas, obtendremos la directividad de la antena que estamos caracterizando. Al tratarse de una relación de potencias, podemos medirla en decibelios (dB). Normalmente la directividad se define tomando como referencia la dirección en que la antena emite su máximo de radiación, que será la dada por el lóbulo de mayor tamaño en su diagrama de radiación.