Al tañido del cencerro

Santiago H. Rocca

AL TAÑIDO DEL CENCERRO

Buenos Aires 1943

Con todo corazón a los Generales Jefes del Movimiento del 4 de Junio de 1943

Don Pedro Pablo Ramírez y Don Arturo Rawson, esperanzas de la Patria.

Santiago H. Rocca

“DON SANTIAGO”

Don Santiago H. Rocca, es un inspirado compositor de versos gauchos.

La poesía vernácula, adquiere en él tonalidades argentinas, genuinamente argentinas. De gran sentido filosófico todas, no hay una sola composición suya que no encierre una enseñanza práctica para la vida y una sugestión vigorosa para el espíritu.

Gaucho y Señor tiene todos los atributos de un hijo de esta tierra cuya predestinación es la de engendrar varones superiores. Sabe de los rigores de la pampa, de rodeos en campo raso, de corrales de palo a pique, de vigilias a la intemperie, de convivencia socia en la tarea fecunda de los hombres que trabajan a caballo.

Hombre de una cultura refinada, es amigo de la sociabilidad. En el palacio suntuoso y en el rancho más humilde, sabe adaptarse al ambiente que lo rodea. Por eso es Gaucho y Señor, es decir, posee la conjunción aristocrática de los hombres que forjaron la argentinidad.

“Don Santiago”, como cariñosamente le llamamos, ha galopado muchas leguas a caballo. Tiene en su poder el secreto de la huella, echar una tropilla por delante, no es tarea de “chapetones”.

“Al tañido del cencerro”, es una composición gaucha que podrá servir de catecismo a los hombres que por inclinación de su espíritu, o por necesidad, echan a andar por los caminos de la patria. Es una ciencia propia de los hombres de es tierra.

Don Santiago la posee y la exterioriza con júbilo de Argentino, porque sabe que de esa manera tributa un homenaje a la estirpe y honra religiosamente a la nacionalidad.

JUSTINIANO DE LA FUENTE

1

De Sol a Sol galopando

En mis camperas andanzas

Aprendí las enseñanzas

Que la huella me jué dando

Y a medida que juí ahondando

El alma de mis baguales

Vide que hay mucho más males

En la humana condición

Al comprender la lección

Que nos dan los animales.

2

El ser humano se cree

El animal superior

Y puede qu’esté en error

Tenerse tamaña fe

¿Los misterios del porqué?

Naides lo sabe a concencia

Ni jamás podrá la ciencia

Decifrar el laberinto

Si es mejor vivir a instinto

O vivir a inteligencia.

3

Cuando salgo a tropillar

Con mis overos y bayos

Como chicos mis caballos

Se largan a retozar

Mas si se empieza’alejar

La querencia preferida

Como a señal convenida

S’entablan como hermanitos

Y ansí marchan serenitos

Por la huella de la vida.

4

La nobleza es condición

Esencial del yeguarizo

Es amoroso y sumiso

Con el humano patrón

Asustado es un ciclón

Que no respeta barrera

Y el que dominarlo quiera

Con pasensia y suavidad

Tulio lo conseguirá

Si usa este modo y manera.

5

“Pena” se llama la oscura

Madrina de mi tropilla

Andariega como ardilla

Y donosa en su figura

En la huella no se apura

Ni se deja aventajar

Como fiera entra a mojar -

Sus orejas’los intrusos

Hasta desfilar los chuzos

Como cuentas de un collar.

6

Mi chiflido es como rienda

Que la endilga y la sujeta

Con sólo un silbo se aquieta

Como una mimosa prenda

Y aunque’la manea desprenda

Nunca atina a disparar

Dándome tiempo a montar

El más pronto aligerao

Que ha de quedar sosegao

Como santo en un altar.

7

Se celan por disputarse

El amor de la madrina

Y para el lao que camina

Porfían por atracarse

Y no hacen más qu’estorbarse

Por aparearse a la par

Mas después de largo andar

Amagando tarascones

Establecen posiciones

Que no han de modificar.

8

Mesmo entre tos animales

Domina el más prepotente

Y el más bravo para el diente

Se impone por sus cabales

Si alguno de los baguales.

Intenta a otros vandear

Ve das patas levantar

Como diéndole el gesto

Caminá ocupar tu puesto

Y dejate de embromar.

9

Al llegar a un arroyito

Entran recelando el barro

Mientras que pito un cigarro

Para dar un resuellito

Me apeo y como un perrito

Se viene el más regalón

Como diciendo: patrón

Vengo buscando cariño

Para que mi alma de niño

Cobre guapezas de león.

10

El qu’es gaucho cuando arrea

Va con atención prolija

Y en los detalles se fija

Por más mezquino que sea

No es raro que sepa y vea

Al flete que se ha enferman

Si al trote despatarrau

Va a los pujos y mosquiadas

Con las orejas volcadas

En la cola rezagau.

11

A un charquito hay que arrimarlo

O echarlo a un corral de oveja

Y hasta que orine lo deja

Çu’es cencia para curarlo -

De la puntita del marlo

La cerda le arrancará

Sus riñones palmeará

Después de buena sangría

Y verá con alegría

Que su pingo sanará.

12

Hay que sujetar tranqueando

A las tranqueras que llega

Para arrocinar la yegua

A no salir disparando

Tranquilo podrá ir cinchando

Sin andar con apurones

Que siempre los mancarrones

Se enloquecen de impacencia

Cuando rumbo a la querencia

Divisan las poblaciones.

13

En campo abierto o camino

El que ha resereao lo sabe

Que la madrina es la llave

Para llegar a un destino

Hay que confiar en el tino

Qu’ella tiene pa rumbear

Y el que se llegue a extraviar

En noche escura o nieblina

Siga el rumbo e’la madrina

Que a las casas irá a dar.

14

Entre cetros o llanura

Suelte su pingo confiao

Que caballo amadrinao

Con otro no se mistura

Y en la noche más escura

A la tropilla sin yerro

La rastreará como perro

Sin que lo engañe el oído

Descubriendo en el tañido

El sonar de su cencerro.

15

Póngalo de cara al viento

Si resuello quiere dar

La cincha debe aflojar

Y con más brío y aliento

Verá su pingo contento;

Pero en los días ventosos

Cuidado con los nerviosos

Y extreme las precauciones

Que hasta los mesmos sobones

Se embravecen de fogozos.

16

El manso hay que atar primero

Y e arisco atar después,

Pero aplíquelo al revés

Este consejo campero

Para desatar certero.

No olvidando la lección

Qu’esta falta e’precaución

Puede tenerlo apurau

Deje al mansito enganchau

Y desate el ariscón.

17

Observándola tranquear

A una yegua con su cría

Hasta el sexo se podría

Del potrillo adivinar

La hembrita marcha a la par

O prendida a los garrones

Los machos más cimarrones

Encabritan su postura

Como un grito de natura

De a’delante los varones.

18

Ningún gaucho que se estime

Anda en caballos matau

Porque se esmera en cuidau

Para que no se lastime

La cincha suave le oprime

Si desvastado no está

Y aguza prolijidad

Con las jergas por blanduras

Que sentarse en mataduras

Es una infame crueldad.

19

Denle el alba tuito el día

Sin el caballo mudar

Muchos pingos vi guapiar

Trabajados con maestría

Y ansi el gaucho se lucía

Demostrando su proeza

Sin cometer la torpeza

De los tantos chapetones

Que hoy matan Tos mancarrones

A golpes por la qabeza.

20

Basta mirarle el montau

La vestimenta; el apero

Para que el juicio certero De un hombre quede forman

Si es mugriento y si es dejau

Nada espere de su ruina

Es un muerto que camina

Y al ver su alma despreciada

Como no halla amor en nada

Sólo maldades maquina.

21

El maturrango y chambón

Dende lejo’es conocido

Siempre el caballo exigido

Lo acosa a lonja y talón

No le d’alce una ocasión

Aunque lo vea reventar

Ignora que maltratar

A un pingo con el rebenque

Es convertir en palenque

El chuzo más ejemplar.

22

El animal garroteau

Ve en el hombre un enemigo

Y jamás ya, se hace amigo

Porque queda resabiau

El potro qu’es amansau

A palos de redomón

Será maniero y cansan

Y el día que apurad esté

Lo habrá de dejar d’apié

Aunque lo clave a talón.

23

Hay que embromarse aparcero

Y dar las extraordinarias

Pa tratar con maquinarias

No hay como el hombre extranjero

Más no lo meta a resero

Que al ñudo son los candiales

Será para peor de males

Que Vd. le dé el mejor pingo

No hay ser más torpe que el gringo

PA lidiar con animales.

24

Bajo el gran templo pampeano

Que se extiende al infinito

Moría el eco del grito

Con mi oración de baquiano

Sumido en profundo arcano

Pensaba en la humanidad

Que alardea su falsedad

De estarnos civilizando

Mientras al mundo sangrando

Lo enluta con su impiedad.

25

Y entre el polvo del camino

Qué envolvía mi existencia

Rumiaba amarga experiencia

De nuestro humano destino

Leyendo el libro divino

De la natura sagrada

vi. más Dios en la mirada

De las bestias con el don

De saber por intuición

Cpu’en la vida “somos nada”.

26

Salí como a recorrer

El campo, y la vista extiendo

Queda mucho lo comprendo

Que investigar y aprender

D’un tirón no puede ser

Qu’explaye mi observación

Voy atracarme a un jogón

Para liar otro embuchao

Y aquí sofreno el montad

De mi gaucha inspiración.

MORALEJA

No será un gran Presidente

Jamás de nuestra Argentina

Quien su vida campesina

No haya vivido conciente

Por muy grande y eminente

Que sea su preparación

Le faltará la instrucción

En el “hombre”, indispensable

Para ser un responsable

Conductor de esta Nación.

Si modificar pudiera

La carta constitución

Pondría una condición

Como “base”, la primera

Que en la tierra que naciera

El gaucho “Aniceto el Gallo”

No vayan a creer que payo

Si decreto contundente

¡No puede ser Presidente!

Quien nunca montó a caballo

Estos versos se terminaron de imprimir el día 14 de agosto del año mil novecientos cuarenta y tres, en la Imprenta López, Perú 666, Buenos Aires.

Copyright del autor.