Para recuperar el bienestar animico - Marzo 2021

PARA RECUPERAR EL BIENESTAR ANIMICO

(Este texto es un apéndice o continuación del texto colgado en esta web: “El metabolismo del psiquismo y la sociabilidad humana”.

Y descansa en la teoría de Michael Balint (1979) sobre el amor primario y en su concepto de ‘ámbito psíquico primario’)

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Muchas veces me han preguntado si recomendaba alguna terapia para recuperar el bienestar anímico; y siempre he contestado que no, porque creía que, en general, no se puede pautar un proceso de recuperación desde el exterior; pero que en cambio sí creía en los procesos guiados por la autorregulación de las propias emociones y sentimientos. Ahora creo que puedo decir algo más al respecto, y para ello voy a hacer antes una breve reflexión sobre la autorregulación interna de los cuerpos humanos.

1) La dominación y la quiebra de la autorregulación orgánica

El Patriarcado ha levantado unas civilizaciones basadas en la dominación de la Tierra y en la dominación de la mujer; una dominación que se extiende por diferentes tramos de las cadenas de los ecosistemas y que se ejerce con un rasgo en común: quebrando la autorregulación orgánica, sustituyendo las reglas internas de la vida orgánica por las reglas de la dominación. Por eso nos resulta tan difícil adoptar la perspectiva de la autorregulación orgánica, y en particular la de nuestra biología humana; porque estamos inmersos en la civilización de la dominación. Vivimos en una cultura que ha despreciado, infravalorado y negado la sabiduría intrínseca de la vida orgánica, y por eso nos cuesta creer y confiar en la sabiduría de la propia regulación de nuestros sistemas orgánicos. En lo que se refiere a las emociones, es muy raro encontrar ambientes o corrientes de opinión que defiendan que las emociones son sabias y que juegan, con su sabiduría, un papel fundamental en la autorregulación de nuestros cuerpos. Más bien hemos encontrado corrientes que proponen una ‘alfabetización’ de las emociones, como si éstas fueran erráticas o ignorantes, proponiendo el control unilateral de la razón sobre la actividad emocional. Estas corrientes responden a la necesidad de la dominación de dejar de lado la función de las emociones en la regulación de los cuerpos y de las conductas, para poder imponer tranquilamente las pautas de conducta (fratricidas, competitivas, de dominación, de sumisión, de represión etc.) de la razón patriarcal.

Como explicaba en mi texto ‘El metabolismo del psiquismo…’, si nos paramos a pensar un poco, todas las emociones tienen una función reguladora del cuerpo y/o de la conducta humana: la ternura hacia las pequeñas criaturas para asegurar el mantenimiento de la especie, el agradecimiento para activar el apoyo mutuo y la colaboración, la compasión para activar la solidaridad y el cuidado de los que sufren, el amor sexual para activar la función de la sexualidad (tanto para la reproducción como para la regulación de los sistemas corporales), la indignación para reparar las injusticias, el enfado para alejarnos de los que nos hacen daño, la ira para defendernos de las agresiones, etc. Las emociones nos regulan internamente (el cierre organizativo que decían Maturana y Varela), y regulan nuestras relaciones con el exterior.

Por otra parte, todos los sistemas fisiológicos y psíquicos que conforman nuestro cuerpo actúan de forma unísona y sinérgica, cooperando entre ellos y apoyándose recíprocamente; si te pegan un pisotón en un pie, todo el cuerpo reacciona, etc.; la interconexión entre todos los sistemas se ha quedado fijada en la filogenia de la cadena evolutiva y en el desarrollo ontogénico de cada vida humana. No es elucubración. La Ciencia cada día descubre nuevas moléculas emisoras y receptoras de mensajes por todo el cuerpo. La interconexión es celular, química y física; y es instantánea. Por su parte, las emociones, que distan mucho de ser erráticas, están asociadas a un sutil y complejo sistema neuroendocrino; brotan y se desarrollan al unísono con los demás sistemas corporales, tanto en su función de regulación interna de nuestros cuerpos como en la de regular la relación de cada cuerpo con el exterior. Cada una de las emociones, de toda la inmensa gama de emociones que hemos experimentado en nuestras vidas, tiene un sentido y una razón para la salvaguarda y desarrollo de nuestra integridad corporal. Las mismas corazas que levantamos en el proceso de socialización representan un repliegue ante la imposibilidad de desarrollar relaciones empáticas y de complacencia; son un mecanismo de supervivencia que cuando se desarrolla más allá de la reacción puntual y se hace habitual, se cronifica, y entonces transforma al ser humano convirtiéndolo en un aguerrido guerrero o un dócil esclavo. Cada coraza representa un malestar y una patología social.

Para recuperar el bienestar anímico tenemos que apoyarnos en el conocimiento del metabolismo del psiquismo, de cómo funciona nuestro psiquismo más allá o más acá de las corazas, para restablecer su funcionamiento normal y natural. En lugar de centrar la atención en la coraza patológica, debemos centrarla en el sano y natural funcionamiento de nuestro psiquismo, que ha sido quebrantado por el acorazamiento acontecido en nuestro proceso de integración en la sociedad patriarcal; porque es el sano y normal funcionamiento de nuestro psiquismo lo que nos devolverá el bienestar anímico y psíquico.

2) El funcionamiento del psiquismo y la importancia del ámbito psíquico primario

A lo largo de nuestras vidas se producen continuamente emociones que se sienten y pasan, pero al sentirlas dejan una huella, que son los sentimientos. Y todos los sentimientos que acumulamos constituyen un magma psíquico al que llamamos psiquismo. Las emociones y los sentimientos que brotan en el tiempo presente se funden con los preexistentes, incorporándose al magma psíquico; viajan del presente al pasado; pero también los pasados viajan al presente para fundirse con la actividad psíquica presente. Cuando sentimos el deseo de abrazar a un ser querido, la pulsión del presente se funde con los sentimientos previos que teníamos hacia esa persona, y viceversa, los sentimientos previos que teníamos hacia esa persona, cooperan o producen el nuevo deseo de abrazarla. Es un bucle que se retroalimenta. El funcionamiento natural del psiquismo es una continua retroalimentación del presente con el pasado y del pasado con el presente. Un bucle que sintetiza la unidad y la integridad de la persona. Así pues, nuestra actividad psíquica del presente es un viaje a todo el psiquismo preexistente, y en condiciones normales alcanza, o debería alcanzar, el ámbito psíquico primario de nuestras vidas (app a partir de ahora).

En este metabolismo del flujo psíquico tenemos que situar el papel del ámbito psíquico primario (Michael Balint 1979).

El app se formó con la actividad psíquica desarrollada durante la etapa primal de nuestras vidas. Siguiendo a Michel Odent, llamo ‘etapa primal’ a toda la etapa de gestación intra y extrauterina, desde la concepción hasta aproximadamente el primer año de vida en el exterior del cuerpo materno, asociado a la lactancia. Entonces el app podemos situarlo como el ámbito que se forma desde el tercer mes de gestación intrauterina, que es el momento, según los expertos, en el que comienza la actividad psíquica, hasta el año después de nacer.

La etapa primal es la única etapa en estado de simbiosis con otro ser humano, y tiene una carga libidinal muy intensa, propia del estado de simbiosis. El amor materno durante la gestación intra y extra uterina contiene la líbido de la gestación y de la lactancia, y es la libido que conforma nuestro ámbito psíquico primario. Esta carga de amor primario es el núcleo central de nuestra vida anímica y está destinada a retroalimentar el fluido psíquico a lo largo de la vida, bombeándolo en todo el desarrollo psíquico ulterior; es decir, el app juega un papel clave de por vida en la retroalimentación de nuestro psiquismo y en el desarrollo de nuestra capacidad de amar.

Desde mi punto de vista, recuperar el normal funcionamiento de nuestro psiquismo y el bienestar anímico, equivale a recuperar la conexión entre el psiquismo presente y el ámbito psíquico primario. Una conexión necesaria para el normal funcionamiento de nuestro sistema empático. Recuperar esta conexión supone derretir y eliminar las corazas interpuestas a lo largo de una socialización en una sociedad fratricida, de competencia y de dominación, que bloquean el sistema empático. Si la coraza neutraliza nuestro sistema empático y nos insensibiliza es porque bloquea el fluído psíquico y produce la desconexión psíquica interna general y en particular la desconexión del psiquismo primario. El normal funcionamiento del psiquismo exige que las pulsiones amorosas del presente se puedan retroalimentar con el amor del ámbito psíquico primario; que la emoción del presente pueda hacer el viaje de ida y vuelta al psiquismo primario. Este escrito es la propuesta de un método para realizar esta reconexión; en lugar de centrarnos en desmontar la coraza, la propuesta es centrarnos en promover la reconexión con el app, y en activar el funcionamiento natural del psiquismo.

Como decía en ‘La sexualidad y el funcionamiento de la dominación’, la desconexión es la otra cara de la coraza, dando como resultado el malestar anímico. A veces el ámbito psíquico primario se queda muy desconectado de la vida psíquica adulta y las personas viven en estado de profundo malestar. Según mi experiencia, el único camino efectivo para derretir la coraza y recuperar la conexión con el ámbito psíquico primario es impulsar el fluido de los sentimientos y las emociones amorosas. (Por cierto, en una conversación telefónica con Alice Miller hacia 1990, ella me transmitió esta misma idea, aunque yo entonces no supe entenderlo). Cuando se restablece la conexión con el app, entonces desarrollamos todo nuestro potencial amoroso, toda nuestra capacidad de amar, y se produce un estado de conformidad y de bienestar general del cuerpo y del alma. Para una mayor comprensión de esta fenomenología me remito a mi escrito ‘El metabolismo del psiquismo…’

3) Una metodología para la reconexión

Lo que aquí quiero proponer es una metodología para recuperar la conexión interna con el app, y recuperar toda la transparencia y la percepción del alma.

Consiste en emprender la tarea de escribir todos los recuerdos que tengamos de la infancia, cuanto más primarios mejor (me refiero a la primera infancia, no a la etapa primal), empezando por los primeros que nos vengan a la memoria. Es posible que los primeros recuerdos que nos vengan a la memoria sean recuerdos negativos, dolorosos, de desamor y de represión sufrida. Son correlativos a las corazas. No importa, es normal, quiere decir que tienen que salir para sentir la indignación y el duelo correspondientes. Pero el duelo y la indignación, aunque son necesarios, no son suficientes para derretir la coraza y recuperar el pleno bienestar anímico. En cualquier caso, hay que respetar la autorregulación emocional. Es posible que esta etapa de duelo requiera un tiempo que hay que respetar. Hay que dárselo y tener paciencia. Pero al mismo tiempo, hay que seguir escribiendo los recuerdos, siempre procurando buscar los resquicios por donde asoman los recuerdos positivos, amorosos… escribirlos todos. Aunque sean destellos o chispas en medio de un océano de desamor, no hay que desdeñarlos ni dejarlos de lado. No hay que desdeñar ni uno solo. Hay que retenerlos, escribirlos. Es posible que aparezcan asociados a una imagen, a un gesto, a un objeto, a una palabra, a una canción, a los lugares y rincones de nuestra infancia, etc. Buscar estas imágenes, lugares, objetos, palabras de nuestra infancia que guardamos en nuestra memoria y anotar los sentimientos y emociones que brotan asociados. Veremos que las chispas y los destellos a veces se extienden más allá del chispazo puntual; empezaremos a reconocer una infancia amorosa y feliz que a lo mejor no recordábamos que existía.

Así poco a poco iremos devanando la madeja del lado amoroso de nuestra infancia. Escribiendo todo lo que nos venga a la memoria de nuestra infancia. Y al hacerlo nos iremos reconectando internamente.

La infancia no es la etapa primal pero está muy cerca de ella en nuestra biografía, y por otro lado, en la infancia todavía no hemos acumulado demasiada coraza. Las emociones y sentimientos de la infancia arrastran y contienen una carga muy importante del amor del ámbito psíquico primario, de manera que el viaje al lado amoroso de nuestra infancia de algún modo también nos acerca y nos abre las puertas del ámbito psíquico primario, nos reconecta con él. La frescura de la infancia está hecha de su estrecha conexión con el app, y contiene grandes dosis del fluido psíquico de la etapa primal.

Debemos darnos el tiempo para este recuerdo del lado amoroso de nuestra infancia, para sentirlo y recrearnos en él. Aunque no nos demos cuenta, estaremos diluyendo, derritiendo el acorazamiento, y estaremos re-estableciendo las autopistas psíquicas al fondo de nuestras almas.

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En este momento de crisis tenemos que volvernos a la sabiduría y a la armonía de los sistemas orgánicos que nos conforman. El sistema empático, con sus emociones y sus sentimientos, tiene una capacidad de autorregulación, es sabio, y su normal funcionamiento proporciona el bienestar individual y social que anhelamos. La autorregulación de la emociones no desdeña la razón, al contrario; requiere de su colaboración, de su funcionamiento unísono para realizar la integridad corporal. Razonamos para favorecer la integridad y el bienestar corporal.

Frente a la crisis del Patriarcado, hay que reivindicar lo biológico como paradigma de armonía, estabilidad y eficacia porque es nuestro más seguro referente para reconstruir una civilización en armonía con la naturaleza. Toda nuestra lucha se puede resumir en esto: cambiar la civilización de la dominación, de la devastación de la biosfera, por una civilización en armonía con los sistemas orgánicos que la constituyen. No basta con cuestionar y criticar la dominación, hay que desarrollar la cultura y la civilización humana en sintonía con la biosfera.

La Alberca, 31 de marzo 2021