Trabajo, salud, educación y resistencia civil

Trabajo, Salud, Pandemia y Resistencia Civil


En el momento en que surgió la pandemia del coronavirus, todavía la última crisis financiera de 2008 mostraba remanentes de los problemas económicos y sociales que había producido.

En Colombia, lo evidente es que los gobernantes depredadores del neoliberalismo socavaron la economía, la dejaron con mayor dependencia y endeudamiento, acabaron nuestra soberanía alimentaria y nuestra seguridad nacional. Ahora con el pretexto de atender la emergencia, pretenden engullirse los restos de Ecopetrol y de las empresas eléctricas, mientras acallan la protesta social. El mundo quedó patas arriba por la llegada de la nueva pandemia; los mandatarios en lugar de asentarse en el buen trato de las gentes, los pueblos y de la naturaleza, impusieron programas, que sólo favorecen los intereses mezquinos de los privados y de las grandes arcas bancarias y financieras.

Al llegar la epidemia del covid 19, nos encarcelaron en nuestras propias casas en un hacinamiento explosivo ante la situación de pobreza de la inmensa mayoría de la población y la quiebra de la producción nacional. El hambre es paliada con mercados y limosnas que apuntalan más a las minorías parasitarias que viven a expensas del Estado. Para el colmo de males, el gobierno colombiano como una muestra de sumisión ante el gobierno de Estados Unidos propicia ejercicios militares del ejército norteamericano en territorio patrio con la misma justificación del plan Colombia.

El problema está en el sistema capitalista imperante en el mundo al que amoldaron el Estado colombiano en medio del atraso, con gobiernos seudodemocráticos de corte neoliberal, serviles al imperialismo norteamericano y al capital financiero, elegidos por las masas, a las cuales empobrecen y controlan, concediéndoles dádivas libertinas, mientras les niegan los derechos fundamentales como trabajo, salud, seguridad social y educación. Con métodos esclavistas y feudales de explotación, estipulados en las constituciones neoliberales bajo el ensamblaje burgués, desconocen los derechos y reinvindicaciones logradas por el mismo desarrollo de la producción o que hayan sido arrancadas a la brava en la lucha de clases de la historia del proletariado mundial; ejemplo de ello, los tres ochos recordados en el primero de mayo de todos los años en conmemoración de los mártires de Chicago, o el día internacional de la mujer reducido hoy a besos, flores y fiesta por la burguesía, para promover ventas y con desconocimiento histórico de las mismas mujeres sobre el martirologio obrero y los derechos de las mujeres proletarias. El gremialismo, la influencia liberal, la inconsecuencia de las organizaciones de izquierda que envían cartas al presidente de la república para suplicar citas y convenir componendas, con el comportamiento de las camarillas de las centrales obreras, la burocracia en las organizaciones gremiales y el aburguesamiento de amplios sectores de trabajadores, el escaso o nulo conocimiento del marxismo de los obreros, la situación de reflujo de la revolución mundial, la labor propagandística de la prensa del enemigo, el degeneramiento espiritual de la sociedad, el cretinismo parlamentario y el revisionismo rampantes en los partidos de izquierda, la alienación cultural sobre todo en la juventud y la ausencia de un partido o partidos auténticamente proletarios apertrechados del marxismo leninismo, hacen del camino de transformación revolucionaria en Colombia y el mundo, a pesar del descontento de las masas y las buenas condiciones de lucha, un atolladero complicado de superar.

La pandemia causada por el SARS-CoV-2 originada en la China en medio de la pugna imperialista por la supremacía comercial, financiera y militar entre las tres principales potencias capitalistas hunde al mundo entero en una de las peores crisis socioeconómicas de la historia siendo los más damnificados los trabajadores, la clase media, la pequeña y mediana producción y las economías de los países pobres. Intentan ampliar el monopolio y reducir la competencia en todos los sectores de la economía incluyendo el mercado de capitales y de la mano de obra y de esta manera atenuar la crisis recurrente inherente a la decadencia del sistema capitalista. El covid 19 se convierte en la antesala de la tercera guerra mundial y de la insubordinación revolucionaria de las naciones y los obreros del mundo. La gran burguesía en el mundo, no sólo enfrenta problemas de gobernabilidad al antagonizar sus contradicciones de clase por el control del Estado, sino que se ve impelida a trasladar la crisis económica y financiera a las clases menos favorecidas con el recorte del presupuesto para las obligaciones sociales y con el atraco a las relaciones laborales vigentes al interior de los países; traspasando la crisis allende sus fronteras agudizando la expoliación de las economías enclenques de sus colonias.

La oligarquía lacaya del imperialismo norteamericano, incapaz de superar la crisis que venía por la quiebra de la producción nacional, cuyo producto interno bruto no alcanza para cumplir con la deuda al capital financiero internacional y mantener la burocracia estatal corrompida por la corrupción y los dineros mal habidos de la delincuencia, arremete en plena crisis contra los trabajadores originando despidos colectivos, licencias sin paga, suspensión y desmejora de contratos. Baja de salarios, deshacen las convenciones colectivas y niegan las prestaciones, incluso burlan a los trabajadores en situación de incapacidad médica y amedrentan y acaban con las organizaciones sindicales combativas y con los líderes sociales y ambientales.

Al ingresar la crisis de la pandemia, las instituciones de salud estaban en muy malas condiciones para atender a los usuarios hoy convertidos en clientes, donde los médicos lo primero que experimentaron fue miedo por no disponer de los medios básicos para atender la pandemia como lo expresan directivos de Asmedas, al carecer de los elementos de protección, batas, delantales, overoles, mascarillas hospitalarias, guantes, gafas de seguridad y otros tantos elementos imprescindibles; hecho agravado y delicado en las zonas periféricas del país.

El gobierno de Duque y la oligarquía nunca se ha preocupado por lo relevante; no le interesa solucionar el principal elemento de seguridad laboral, ocultando de que la mayoría de los trabajadores de la salud trabajan al destajo. Por tanto expresamos, que la situación de la salud es un problema estructural, que pretenden atender con inyecciones transitorias de dineros, subsidios, solidaridad ciudadana; este es el mismo mecanismo aplicado a la educación donde el mandatario solicitó la "caridad" ciudadana para el presupuesto de las universidades públicas y apaciguar a los estudiantes que destaparon las graves descalabros del sistema educativo.

Ante la necesidad de la cuarentena como medida para controlar esta nueva peste, el gobierno también, improvisó los servicios educativos a distancia, sin haber una infraestructura mínima para el uso de las plataformas virtuales, ni los maestros estaban preparados para un cambio tan apremiante, ni las familias tampoco disponían de computador, de internet, o porque el equipo estaba obsoleto.

A estas alturas al presidente, le tocó destapar sus cartas ocultas sobre la reforma laboral y pensional, que negaba ante los manifestantes de las protestas del 21N y, a cambio, disponer de medios para acabar la protesta.

Igualmente, continúa flexibilizando la relación laboral, ahora pretende imponer el trabajo por horas y, con base a la pandemia envilecer todavía más el ingreso laboral para conseguir nuevas ventajas con el teletrabajo y el trabajo en casa y, mediante la reforma pensional acabar a Colpensiones en favor de los bancos y las aseguradoras financieras (1), estas últimas entidades, que entre otras cosas, fueron las que definieron la pasada contienda presidencial a favor de Duque.

En la educación la tendencia es reducir los presupuestos orientados a las universidades públicas del Estado y si se aumentan, aparecen como estímulos a la demanda o percápita por estudiante para poder obligar a los padres y a las familias a endeudarse con el sistema financiero, creando faltantes en las instituciones, las cuales no sólo deben brindar servicios educativos y de investigación, sino también colocar funcionarios para recaudar dineros para poder funcionar.

En secundaria, primaria y preescolar algo parecido, reduciendo los recursos para la construcción y mantenimiento de los colegios, recargando a los maestros, hacinando a los estudiantes en las aulas y creando fallas técnicas para acabar lo público y fortalecer los negocios educativos. Establecen calificaciones y estándares para los maestros, las entidades educativas y los estudiantes para adecuar el andamiaje con el fin de hacer rentar los establecimientos con base a la necesidad de conocimiento de los estudiantes y al trabajo de los docentes. El estado colombiano descarga sobre los empobrecidos padres de familia los costos de la educación en cumplimiento de las imposiciones del capital financiero convirtiendo la educación en un gran negocio para el capital privado. Con ello han agigantado la desigualdad social y la discriminación.

La cultura la han entregado a la usura, han precipitado la desaparición de importantes entidades públicas o han reducido sus potencialidades a cambio de espectáculos masivos vacíos de los contenidos valiosos de la vida de las gentes y de los pueblos, a los cuales apenas necesitan para que sean compradores y consumidores y cada cuatro años para elegir mandatarios continuistas. A todas estas, hoy, en plena crisis, el gobierno de Duque no se inmuta en adelantar una reforma laboral y pensional y avisa sobre la nueva reforma tributaria.

Hoy, en el mundo, todo se integra en grandes protestas que buscan de alguna manera desarrollar las potencialidades humanas y sociales atascadas, defender la naturaleza, implementar la ciencia y los métodos de prevención, y quitar de las manos de los depredadores y del capital financiero el mando sobre lo que es nuestro y tienen acaparado. En tal forma, que si los trabajadores son obligados a trabajar en plena pandemia, de la misma manera son empujados a defender los derechos en la lucha callejera.

Cuando la economía, la salud, la educación y otros servicios están atados en manos de privados y no tienen un carácter preventivo y científico, todo se hace más complicado y más costoso con las improvisaciones y la pesada carga que representan los intermediarios con los servicios hipotecados a la avaricia y la especulación. La resistencia civil sigue a la orden día, que para nuestro país Colombia fue anunciada en 1992 por Francisco Mosquera (2), un año después de la implementación de la constitución neoliberal de 1991, leyes montadas mediante el revolcón antipopular de César Gaviria y continuada por todos los presidentes que han desprestigiado el solio de Bolívar y de los libertadores.

Contra el imperialismo y la oligarquía ¡¡a la carga!! es la consigna que se pone al orden del día.

Construyamos el partido de la clase obrera que dirija el frente único antiimperialista para derrotar a los culpables de la crisis. Vamos por un programa amplio, democrático que contemple las reinvindicaciones mas sentidas del pueblo colombiano.

La experiencia de sesenta años de socialismo que rigió una tercera parte de la tierra, su capacidad de unir y liberar pueblos del colonialismo y neocolonialismo, de derrotar al nazismo y el fascismo en la segunda guerra mundial y de construir naciones socialistas, que por desgracia de las vicisitudes del proceso de tranformación hoy son potencias neoimperialistas, y que aunque involucionaron son muestras claves de las capacidades de los pueblos de avanzar en la lucha contra la milenaria explotación y opresión del hombre por el hombre. Ayer fueron los esclavos, después los siervos y ahora es la clase obrera con el apoyo del pueblo y de su poder soberano, quienes conquistaremos los derechos sociales que nos pertenecen, superando a la caduca burguesía que ahora no tiene nada para ofrecer que no sea mezquindad, crisis recurrentes y las cadenas para extraer el valor creado por los trabajadores en extenuantes jornadas laborales, bajo el envilecimiento material, social y de una cultura descompuesta.


Notas:

(1) En algún momento propuso el sistema de pilares que es igualmente leonino. Pilar 1: BEPS y no contributivo del programa Mayor de Colombia. Pilar 2: Administradora pública con pensión mínima y administradoras privadas con posibilidad de pensión adicional mínima, limitada por ahorros. Pilar 3: Ahorros personales y voluntarios. Donde los BEPS, los bonos que presionan las pensiones a la baja y los otros pilares permiten a los fondos privados eliminar el sentido solidario del sistema pensional destruyendo a Colpensiones, propiciando su muerte progresiva.

(2) Francisco Mosquera! Por la Soberanía económica, resistencia civil! Mensaje al movimiento obrero en el 1 ° de mayo de 1992. Libro Resistencia Civil, editorial Presencia, 1995.

¡¡CONSTRUYAMOS EL PARTIDO DE LA CLASE OBRERA EN COLOMBIA!!

Comité por La Reconstrucción del Partido y del Frente Unico

puebloylucha@gmail.com

Bogotá, 20 julio 2020