Terreno

El siguiente paso en la construcción de la maqueta es la realización del terreno. Pero antes de precipitarnos con esta labor, hay que contar hasta 10. Quiero decir que no hay que lanzarse a comenzar con el terreno hasta que no estamos bien seguros de que todo lo anterior está funcionado correctamente. El terreno va a dificultar mucho cualquier operación de corrección o reparación tanto en lo referente a posicionamiento de la vía, como en lo referente a los aparatos de vía, y por supuesto a toda la parte eléctrica. No hay más remedio que hacer rodar trenes durante muchos días en todas las situaciones posibles, y corregir hasta los más mínimos defectos. La mayoría de las maquetas pasan muchos meses, e incluso años en esta fase de consolidación del funcionamiento previa a la construcción del terreno. Cuando pongamos el terreno, será mucho más difícil cualquier intervención, y además al hacerla probablemente estropearemos parte del paisaje, así que hay que evitar al máximo estas situaciones.

Como ya se dijo al hablar del posicionamiento de la vía, es conveniente que se sitúen al mismo tiempo que la vía las bocas de túnel.

Si no se hizo entonces hay que hacerlo cuanto antes, de manera que las pruebas se hagan con las bocas de túnel colocadas. Por supuesto hay que suponer que están colocados los puentes, con sus correspondientes barandillas y cerchas.

Respecto de las bocas de túnel, una buena forma de hacerlas es la siguiente: Todas las casas de accesorios para trenes venden portales de túnel.

Los hay para una vía y para dos vías, y también en algunos casos se distingue entre los que son para vía con o sin catenaria. Estos portales, constan de una fachada, imitando un portal de piedra (a veces de hormigón u otros materiales) y si acaso de unos elementos planos para hacer un muro de contención por la parte exterior del túnel, pero, en general, nada para el interior.

Lo normal es hacer una imitación de lo que sería el principio del túnel para que al mirar desde fuera se vea esta imitación y no la estructura hueca de la montaña. Una forma buena de hacer esto, es pegar a la pieza del portal una pieza de cartulina negra adaptándola a la forma del túnel.

Para pegar la cartulina al plástico del portal es buena idea utilizar cola caliente. Normalmente los portales tienen una guía para situar esta pieza de cartulina. Realmente la cartulina puede resultar un poco fina para este uso, así que se puede utilizar un material más rígido, como una pieza de cartón o plástico. Da muy buen resultado una pieza de madera de balsa muy fina (1 mm) porque se dobla muy bien en un sentido mientras que es rígida en el sentido contrario. En estos casos el interior se pinta de negro.

Si la estructura de la maqueta es del tipo de cuadernas, resulta una buena idea situar una cuaderna de modo que quede cerca de donde empieza el túnel (o empezar el túnel un poco antes de la cuaderna). Como la cuaderna tiene que tener un recorte para dar paso a la vía, podemos introducir el tubo que imita el túnel por el recorte. Antes de fijarla a la cuaderna, podemos moverla y ajustarla para que los coches más largos no tropiecen ni con la boca ni con el tubo. Una vez que está comprobado que no hay problemas con ningún vehículo, fijamos el tubo a la cuaderna y la base del portal a la pista, por ejemplo con cola caliente, como se ve en la fotografía adjunta. Antes de empezar con el terreno, todas las bocas de túnel deben estar probadas y fijadas en su posición.

Otra cosa importante a estas alturas del proyecto, es decidir qué edificios vamos a colocar en nuestra maqueta. Al menos los edificios más significativos, y también tener decidido el recorrido de las carreteras y si hay puentes o viaductos o incluso túneles de carretera debemos también prever su colocación, aunque todos estos elementos forman parte de la decoración y por lo tanto los comentaremos en el próximo capítulo.

El objetivo ahora es preparar "la obra civil" para estos complementos de forma que al hacer el terreno dejemos preparadas "explanaciones" para situar los edificios y dejemos preparada también una "subbase" para las carreteras. En ambos casos lo adecuado es utilizar piezas de madera contrachapada que se sujetará a la estructura de la maqueta, para dejar una base horizontal y lisa para los edificios. No es necesario hacer una base para cada edificio individualmente, sino que por ejemplo si vamos a reproducir una plaza con edificios en su contorno, una sola base puede servir tanto para el pavimento de la plaza como para los diferentes edificios. Lo mismo para calles con varios edificios. En estaciones, si hay varios edificios es normal que todos ellos estén al mismo nivel, y también al mismo que las vías, por lo que estos edificios pueden compartir la misma base que las vías.

Las carreteras se preparan con una base de contrachapado que sigue el trazado que pretendamos dar a la carretera, de forma análoga a las pistas para colocar la vía. Estas tiras de contrachapado se sujetarán también a la estructura con pilares o cuadernas de forma análoga a las bases de las vías.

Ahora ya podemos empezar con el terreno, pero.....¿qué terreno?. Hasta ahora, salvando todas las distancias, el diseño de una maqueta tiene una semejanza con el diseño de un ferrocarril real. Podemos estudiar el trazado de las vías de una estación, de una forma parecida a como lo haría un ingeniero ferroviario, estudiando los movimientos que hacen los trenes, la longitud de las vías necesarias, etc. O bien podemos diseñar el acantonamiento de una línea de forma semejante a como se hace en una línea real.

Sin embargo no hay nada parecido a "diseñar el terreno" en la construcción de un ferrocarril real. Más bien es todo lo contrario, el ingeniero ferroviario debe estudiar el terreno y trazar una línea ajustándose a lo que la naturaleza le ofrece, de la forma más económica posible, y respetando los condicionantes técnicos, fundamentalmente las pendientes y los radios de las curvas.

Esto de la manera más económica es importante, sobre todo cuando la linea debe atravesar un zona escarpada. En principio una linea férrea seguirá, mientras sea posible, las curvas de nivel del terreno, porque esto hará que la vía se mantenga horizontal (o con una pendiente suave y uniforme si va cortando lineas de nivel a intervalos regulares y suficientemente alejados) Pero esto, hace que en terrenos accidentados sea imposible porque las curvas de nivel tienen menor radio que el permitido para la vía férrea.

Entonces lo que se hace es suavizar las curvas, de modo que en las partes más prominentes del terreno se hace un desmonte, y en las depresiones se hace un terraplén. En la figura adjunta vemos la línea gruesa que sería el terreno original.

Si el terreno original es demasiado alto, eliminamos la parte superior, formando lo que se llama un desmonte. Si por el contrario el terreno se queda demasiado bajo, lo rellenamos, haciendo lo que se llama un terraplén. Los ingenieros se esfuerzan para que la parte eliminada en los desmontes se pueda utilizar para rellenar los terraplenes sin que sobre ni falte nada. Este tipo de movimiento de tierra es muy común cuando la vía discurre por una ladera, como en la fotografía anterior

Si el terreno es demasiado alto a ambos lados de la vía se excava un desmonte con talud a ambos lados, como una gran zanja. Esta excavación se llama trinchera.

La forma que queda en el terreno cuando hacemos trincheras, desmontes y terraplenes es muy típica, en especial por las zonas en que se forman las paredes que se llaman Taludes. Estos taludes son más o menos inclinados según la naturaleza del terreno, pudiendo ser prácticamente verticales en roca.

Si no se puede hacer un talud con la apropiada inclinación, bien porque tenemos un obstáculo como una carretera o un río, o bien porque el terreno es muy inestable, se recurre a sustituir los taludes por muros de piedra u hormigón, que sujetan el terreno y evitan que se desmorone. Estos muros se llama muros de contención

Si no se puede hacer un talud con la apropiada inclinación, bien porque tenemos un obstáculo como una carretera o un río, o bien porque el terreno es muy inestable, se recurre a sustituir los taludes por muros de piedra u hormigón, que sujetan el terreno y evitan que se desmorone. Estos muros se llama muros de contención

He descrito toda esta teoría de ingeniería ferroviaria, porque así como en casi todas las maquetas vemos túneles y puentes y en muchas también muros de contención, es muy raro que veamos taludes y terraplenes, cuando éstos están a la orden del día en toda linea férrea real.

Si la zona a rellenar fuese muy grande, sería muy caro tanto movimiento de tierras, y entonces se recurre a un viaducto. Normalmente les llamamos puentes, pero esta palabra debería dedicarse a los viaductos que salvan exclusivamente un río. En la época primitiva del ferrocarril, los viaductos eran metálicos o de piedra (en Estados Unidos de madera) y actualmente se construyen de hormigón armado.

Lo contrario ocurre con los desmontes, si no hay otro remedio que atravesar una zona cuya altura sobre la vía sería demasiado grande, incluso para hacer una trinchera, los ingenieros recurren a hacer un túnel.

Todo esto nos lleva a que para que el paisaje de una maqueta sea real, deberíamos ver en ella todas estas obras características de una linea férrea. Además, ya dijimos en su momento que, para que una maqueta tenga un buen diseño es importante que no se vea nunca el recorrido total de los trenes, lo que obliga a que haya túneles que oculten una parte del recorrido, incluyendo las rampas helicoidales, las estaciones ocultas, los bucles de retorno, y todos los demás "trucos", necesarios para crear la ilusión de que lo que vemos es una parte pequeña de una gran línea. Pero un túnel solo se justifica si el ingeniero que trazó la línea no tenía otro remedio, así que el terreno debe ser montañoso, lo que nos obliga a la necesidad de que encontremos no sólo túneles sino toda clase de obras de movimiento de tierras.

Ya hemos dicho, que el ingeniero que proyecta una línea férrea tiene que hacer un trazado con curvas de grandes radios y pendientes muy ligeras. Esta es la misma condición que hemos pedido aquí para hacer un correcto trazado de la vía, sobre todo en las zonas de plena vía, así que si hemos seguido este consejo tendremos un trazado parecido a lo que sería una vía férrea real. Es muy raro que ese trazado ideal a que llega el proyectista sea precisamente una recta. De hecho en zonas escarpadas no lo es nunca, así que esas largas paradestrekes que todos deseamos tener en nuestras maquetas nunca deberían ser rectas, sino con suaves curvas y contracurvas, como corresponderá al proyecto de una linea real.

Y para conseguir un realismo total no hay que caer en la ingenuidad de hacer un terreno cuya superficie se adapte fielmente a los bordes de esa vía. Nunca el terreno es tan amable de presentarnos una senda para nuestro trazado sin ninguna obra. Las fotografías que acompañan este capítulo, de lineas férreas reales, nos demuestran que la vía siempre va sobre una explanación que o bien, está por encima del terreno circundante o bien está por debajo, o bien, con bastante frecuencia, por encima en un lado de la vía y por debajo en el lado contrario. Si queremos reproducir el terreno con realismo no hay que olvidar incluir este tipo de obras en nuestra maqueta.

Esto en cuanto a lo que podíamos llamar la franja de terreno más próxima a las vías, pero, ¿en que debemos basarnos para hacer la forma general del terreno?. Afortunadamente, este tema es relativamente sencillo, porque casi cualquier cosa que hagamos puede resultar creíble.

Casi casi, lo que no es creíble es una superficie absolutamente plana y lisa. Salvo en el lecho del lago salado de Utah, el terreno nunca es plano ni horizontal. Así que si nos limitamos a tomar un tablero, clavar en él las vías, y espolvorearlo con flocado verde seguramente haremos la peor imitación del terreno posible.

Incluso aunque esparzamos por aquí y por allá algunas rocas, reales o imitadas con corcho u otros materiales, la visión del terreno totalmente plano estropea cualquier paisaje. Por eso, la solución de no poner tablero en la base de la maqueta, sino situar todas las vías en pistas que van haciendo suaves subidas y bajadas es muy buena, porque al carecer de la referencia del tablero nos evita caer en la tentación de hacer que la superficie del tablero sea el terreno. Esas pistas de madera son realmente lo que corresponde a la explanación y como hemos dicho, nunca coincide con el terreno. Otra ingenuidad que hay que evitar es hacer una montaña que cae prácticamente a pico sobre una superficie plana o casi plana. Un geólogo nos diría que eso es imposible porque la erosión desprende continuamente fragmentos de la montaña que se acumulan en la base, formando un talud natural, que nunca es como un ángulo recto....salvo que por ejemplo un río que discurra al pié de la montaña haya arrastrado los materiales desprendidos.

Ahora, viene la pregunta del millón: Con todas las indicaciones anteriores ¿somos capaces de formarnos una idea de cómo tiene que ser el terreno? Hay personas que tienen una especial habilidad para la visión espacial, y probablemente son capaces de visualizar mentalmente, qué forma aproximada tiene que tener la superficie del terreno de su maqueta. Probablemente estos no necesitarán más y podrían empezar a tender la malla de alambre que se utiliza como base para el terreno.

Afortunadamente podemos contar con ayuda de algunos programas de diseño. Concretamente WinRail tiene una funcionalidad para diseñar el terreno, que tiene una doble utilidad. Por un lado nos permite obtener imágenes en 3D del aspecto de la maqueta con su capa de terreno. Por otro lado nos facilita plantillas de las cuadernas necesarias para construir la forma del terreno que hayamos proyectado. Como ejemplo vamos a tomar una pequeña maqueta en escala Z que ya fue comentada anteriormente. La primera imagen muestra el dibujo en planta de esa maqueta. En la segunda imagen, bajo estas líneas vemos el mismo trazado dibujado en perspectiva.

Como se aprecia hay una rampa helicoidal (verde) que conecta un nivel inferior con una estación de paso (rojo) y un apartadero y una segunda estación oculta (azul), y un nivel superior, donde hay una segunda estación de paso (rojo) y una pequeña paradestreke (rojo) con una curva suave.

La parte visible son las vías sobre la pista roja, debiendo quedar ocultas tanto la zona de la hélice (vías en verde) como las vías de color azul que constituyen una mínima estación oculta. El trazado es un hueso de perro, con un bucle formado por las vías azules y el otro bucle formado por la estación superior y la paradestreke. El diseño del terreno lo podemos ver en la tercera imagen. Como se ve, se ha hecho una zona elevada que cubre la rampa helicoidal, y justifica la presencia de las bocas de túnel.

¿Como se define esta forma?. La verdad es que si vemos el aspecto de la pantalla del programa donde se hace esta definición , que se reproduce bajo estas lineas, parece algo extraordinariamente complejo.

El concepto es el siguiente: supongamos que tenemos el rectángulo del terreno dibujado en un suelo plano, y que lo que hacemos es poner sobre el suelo en determinados puntos unas varillas verticales de una altura determinada. En la pantalla anterior, vemos muchos de esos puntos marcados con un circulito verde y con una cifra que indica la altura de la varilla colocada en ese punto. Lo que ha hecho el operador es precisamente ir marcando puntos pinchando con el ratón, y dando como dato la altura del punto. Las cifras son mm, así que por ejemplo a la derecha vemos un punto de cota 250mm, rodeado de unos cuantos a cota 200 mm, etc. (recuérdese que es escala Z). Las lineas rojas que se ven, son curvas de nivel, que también son calculadas por el programa. En algunos puntos las curvas de nivel están marcadas con su cota, como en los planos topográficos, así que si somos capaces de ignorar las lineas negras y fijarnos sólo en las rojas lo que tenemos es algo muy parecido a un plano topográfico de la maqueta.

Entonces, una vez hecha esta definición, el programa calcula el terreno que es como si dejásemos caer sobre estas varillas de distintas alturas una lámina de tejido, que quedará apoyada en las puntas de las varillas como si fuera la carpa de un circo.

El resultado es el que hemos visto en la anterior imagen del terreno. El programa hace una visualización en 3D visible desde cualquier punto. Se pueden asignar colores a las alturas, de modo que aquí se ha definido que por encima de 200 mm el color sea amarillo, y por debajo de esa cota se vea verde. Por eso en la perspectiva, la punta amarilla del promontorio corresponde al punto de cota 250. El programa hace una gradación de colores para ayudar a visualizar la perspectiva del terreno y un sombreado en el que podemos escoger la dirección de la luz.

La forma de trabajar es ir asignando puntos con sus cotas, e ir viendo el resultado obtenido pidiendo la vista en 3D, e ir alternando ambas opciones afinando progresivamente el diseño, añadiendo más puntos, o retocando las cotas de los existentes.

Una cosa interesante es que el programa tiene una opción, con la cual el propio programa genera puntos a lo largo de las vías que se le indiquen. En la imagen anterior se ve como aparecen representadas en la planta topográfica, las vías que en la maqueta son rojas, es decir las vías que son vistas y por lo tanto están sobre el terreno, o dicho de otra forma, estamos obligando a que el terreno coincida con las vías anteriormente definidas en cuanto a situación y cota.

Se pueden obtener vistas desde cualquier punto de vista. Está claro que estas vistas son una gran ayuda para hacerse una idea de cómo va a quedar la maqueta, y que podemos hacer todas las pruebas y variaciones que queramos, modificando los puntos y las cotas.

Pero estas vistas no son la única ayuda. Además este programa permite obtener la definición de las cuadernas que pueden utilizarse para construir ese relieve. La imagen adjunta muestra la perspectiva de esas cuadernas.

El programa permite que se defina la posición de cada cuaderna, o bien hace un reparto equidistante del número de cuadernas que le definamos.

La ventaja de llegar a este grado de definición es que podemos obtener plantillas a escala real de estas cuadernas y utilizarlas para cortar la madera, de forma análoga a como hacíamos con las pistas para las vías.

En la imagen siguiente vemos las plantillas de dos de las cuadernas de esta maqueta. Como puede verse, los pasos de vía están marcados con unos rectángulos, indicando los cortes a realizar y su posición.

No cabe duda de que este procedimiento de diseñar el terreno con la ayuda de un programa de ordenador es una gran ayuda. Sin embargo en mi opinión hay que tomárselo como una ayuda, muy importante desde luego, pero no como una definición exacta, como ocurre, por ejemplo, en el caso de la posición de la vía.

La razón es que llegar a una definición milimétrica del terreno por este procedimiento supondría un trabajo enorme, ya que habría que definir cientos de puntos, con las cotas cuidadosamente ajustadas.

Por otra parte, hemos empezado este capítulo hablando de la ingenuidad que supone asumir que, cuando construimos una vía férrea, vamos a encontrar un terreno que permita situar la explanación de la vía exactamente sobre el terreno existente sin ningún movimiento de tierras. Si nos fijamos, este programa ha caído exactamente en esa ingenuidad, puesto que ha definido una gran cantidad de puntos del terreno, exactamente adaptados a las vías que hemos definido como visibles. El corregir esto es un trabajo muy importante que seguramente no compensa por el resultado obtenido.

Así que el principal beneficio de este diseño del terreno, son las figuras tridimensionales que nos permiten ver con anticipación el aspecto de la maqueta. También las plantillas, desde luego, que serán más o menos exactas en función de lo cuidadosos que hayamos sido al definir el terreno.

Estos programas llegan todavía más lejos, ya que nos permiten incluir en el dibujo, edificios, árboles. señales, farolas, etc, de manera que podríamos acabar teniendo un paisaje virtual completamente elaborado.

Las dos imágenes siguientes, muestran un proyecto de maqueta, en el que se ha obtenido una vista en perspectiva de las cuadernas, y una segunda vista con el paisaje terminado incluyendo algunos edificios, árboles etc.

En cualquier caso, llegados a este punto, el modelista tiene ya que tener claro como va a ser la superficie visible del terreno de su maqueta. Se trata ahora de materializar esta superficie, y como para ello vamos a utilizar elementos que pueden ensuciar la vía, lo primero que hay que hacer es proteger ésta contra polvo y salpicaduras. Se puede emplear la llamada cinta de pintor, o bien plástico en rollo, como por ejemplo el film de cocina.

El material base para producir el relieve va a ser la alambrada de mosquitera, a la venta en almacenes de bricolaje y ferreterías. Pero atención: hay dos clases de alambrada de mosquitera, la metálica, formada por una fina malla de hilos de aluminio, y la de plástico. Para esta labor sólo nos vale la primera. También hay que insistir en que se trata de alambrada de mosquitera, no alambrada de gallinero, ni ninguna otra cosa parecida.

En la imagen anterior vemos la colocación de esta alambrada en una maqueta. Hay que darle aproximadamente la forma del terreno, y para ello hay que deformarla para que adquiera esa forma. La ventaja de la alambrada metálica es que una vez deformada retiene esa forma, a diferencia de la alambrada de plástico, que no retiene la forma y por eso no vale.

La iremos sujetando a los bordes de las pistas, y a los bordes del tablero. Se puede utilizar cola termofusible o también una clavadora de grapas.

Si la maqueta tiene cuadernas, el borde superior de las mismas nos servirá de apoyo y guía para cerrar la parte superior. Si la maqueta no tiene cuadernas, como es el caso de la fotografía sobre éstas líneas, puede ser necesario introducir algún listón que se apoye en algún punto de la estructura y mantenga la altura de la alambrada-

Al dar forma al terreno, nos fijaremos por supuesto en las imágenes que nos haya creado el programa, pero sin caer en la ingenuidad de lo que yo llamo "terreno amable" que sería llegar con la alambrada a coincidir suavemente con los bordes de las pistas de vías y carreteras, e incluso con las bases para los edificios, como si el terreno original supiera que por ahí va a pasar una vía y preparase un camino adaptado al trazado. Por el contrario hay que suponer que el terreno original estaba por encima o por debajo de lo necesario, y por supuesto con pendientes laterales que no coincidirían con lo que se necesitaría para construir la vía de ferrocarril, la carretera o el edificio. Entonces lo que tenemos que hacer es dejar en nuestro terreno las "huellas" de los trabajos de movimiento de tierras que se habrían necesitado, y que en general se concretan en desmontes y terraplenes que simulen estas obras. Como ta hemos comentado, en muchos casos, la naturaleza del terreno o la falta de espacio lleva a que los taludes que habría que hacer para contener el terreno así modificado, sean demasiado inclinados. En estos casos lo que se hace es un muro de contención, que puede ser de hormigón, de piedra de sillería, o de mampostería. Se venden imitaciones de superficies que imitan estos materiales, normalmente en forma de hojas de cartulina impresa y a veces estampada con un cierto relieve, por lo que es muy fácil recortar la forma requerida y situarla en su lugar cubriendo estos taludes verticales o casi verticales. Este es el momento de hacerlo.

Lo que si es necesario tener resuelto en este momento, es el tema de los bordes. Si la maqueta fuese plana, la alambrada podría quedar unida al cerco que forma la base de la estructura, como vemos en la parte inferior izquierda de la imagen. Pero eso no debe ocurrir de ninguna manera en toda la periferia, si se han seguido los consejos dados aquí. En general el terreno será accidentado, y por lo tanto, al menos en una gran zona, que normalmente será la trasera y posiblemente en todo o en parte los laterales, el terreno deberá acabar a una cierta altura sobre la base. Tenemos entonces que cerrar ese hueco con un tabique que nos sirva de apoyo a la tela metálica. Lo deseable es que este tabique tenga una serie de ventanas para tener acceso a las partes de vía que quedan ocultas bajo el terreno. Esto es lo que se ve en la parte trasera de la imagen anterior. El autor está colocando un tabique de madera que cubre la parte trasera, pero con grandes ventanas para permitir el acceso. Este tabique se pegará al cerco en la base, y si es posible se unirá mediante listones a las pistas de la estructura que queden cercanas a las diversas alturas

Como ya se comentó, si la maqueta se hace con cuadernas, y éstas se diseñan con un programa de ordenador, lo que hay que hacer es pedir al programa que sitúe una cuaderna en cada uno de los bordes. Esta cuaderna tendrá exactamente la forma requerida para estos tabiques perimetrales y se adecuará perfectamente al perfil de terreno que definen las demás cuadernas. Ya se dijo en su momento que si la maqueta tiene varios módulos hay que poner dos cuadernas idénticas, una a cada lado de la unión entre dos módulos

En el caso de construcción por pilares, la estructura debe poder separarse por la unión de los módulos, si es que la maqueta tiene más de un módulo, Así que tendríamos que haber puesto unos tabiques laterales en la cara que enfrenta cada módulo con el vecino, que sujetará la estructura de vías, y en su borde superior la alambrada del terreno, haciendo una solución prácticamente idéntica que para el caso de construcción por cuadernas. Probablemente la conclusión de ésto es que una maqueta que conste de varios módulos es más conveniente que sea construida por el método de las cuadernas.

Un consejo de órden práctico: cuando tenemos dos módulos adosados, dijimos en su momento que se unían por medio de espárragos que unían los cercos de ambos módulos. Pues bién: si tenemos modulos adosados en los que hay vías que pasan de un módulo a otro a una cierta altura, es conveniente hacer además unos taladros en las cuadernas laterales, justo debajo de las vías, y pasar unos tornillos, que pueden ser sólo de 3 o 4 mm haciendo que la unión se quede bien inmovilizada y no se produzcan movimientos que fuercen la vía. ¡Imprescindible para maquetas sobre ruedas!

Si como es aconsejable ponemos unos refuerzos justo en la zona donde acomete la pista de la vía conta la cuaderna, será mejor que los tornillos atraviesen también estos refuerzos.

Volviendo a nuestro terreno, a partir de aquí hay dos escuelas: La primera propone recubrir toda la tela metálica con una capa formada por trozos de papel de cocina empapados en cola blanca. La cola blanca es mejor que esté un poco diluida para que no se recoja un exceso con el papel. La segunda escuela propone recubrir la malla metálica con papel de cocina mojado con escayola, o incluso con vendas de escayola. En ambos casos se trata de producir un cascarón rígido e impermeable que reproduzca ya la forma del terreno.

La imagen corresponde al método del papel de cocina impregnado con cola blanca.

Una vez seca esta capa se procede a extender sobre el cascarón así formado una capa de aproximadamente un centímetro de espesor compuesta con alguna preparación de albañilería que tarde bastante en endurecer. La escayola por ejemplo no vale porque se endurece muy rápidamente. En España se vende un producto llamado Aguaplast que es un cemento-cola adecuado para esta labor. También es una buena opción utilizar la pasta que se utiliza para repasar juntas en paneles de Pladur. Lamento no poder dar indicaciones más precisas para otros paises, porque los nombres de este tipo de productos son variables de uno a otro país, pero en general se trata de productos de albañilería vendidos en forma de polvo y que mezclados con agua producen una masilla muy elástica que se aplica bien con espátulas o rasquetas, empleados mayoritariamente para rellenar juntas y grietas.

No se trata de hacer una capa uniforme sobre el cascarón endurecido, hay que esforzarse en distinguir zonas que vaya a simular zonas más o menos lisas y que serán sobre todo, las partes más horizontales, que más adelante quedarán cubiertas de vegetación, y las partes más verticales que deberán mostrar un aspecto rocoso. En particular en estas zonas es aconsejable aumentar el espesor de la capa de masilla e incluso añadir "pegotes" de forma irregular para formar un principio de superficie de roca expuesta. Con esta misma técnica se simularán las zonas de los taludes de los desmontes, que en general tendrán también una vegetación escasa y roca descubierta.

Este tipo de pasta tarda aproximadamente una hora en endurecer, lo cual nos da tiempo suficiente para actuar con algunos utensilios puntiagudos o afilados para marcar irregularmente relieves y fisuras. Sobre todo en las zonas que serán de roca expuesta. conviene esperar un poco, hasta que la pasta empiece a fraguar, y luego proceder a grabar las grietas antes de que seque del todo. Por supuesto hay que ir haciéndolo por secciones relativamente pequeñas.

En general se trabajará de forma irregular, aprovechando las partes que hayan quedado más hundidas, para aumentar la profundidad haciendo una grieta, tanto en sentido vertical como en sentido horizontal o inclinado, y aprovechando las partes que hayan quedado más salientes, para acentuar su relieve afilando sus contornos.

Cuando todo la pasta esté seca, tendremos ya una imagen del relieve en la que será posible reconocer las formas del paisaje definitivo, distinguiéndose texturas propias de roca o de terrenos lisos que luego serán prados o pastizales, y zonas con un grabado intermedio que pueden corresponder a lo que serán zonas boscosas o de maleza.

La siguiente operación es de pintura: la primera operación es extender por toda la superficie una capa de pintura base que proporcione una primera aproximación del colorido del terreno. Se trata de una pintura al agua, por ejemplo acrílica, bastante disuelta.

Las zonas que vayan a ir completamente cubiertas de vegetación, recibirán simplemente una pintura de un color que coincida con la vegetación prevista, o sea, un verde más bien oscuro en las zonas de pradera, y una mezcla de gris y verde más oscura, en las zonas que vayan a ir cubiertas de monte bajo, o de maleza.

Las zonas rocosas sin embargo deben ya recibir una pintura más elaborada. Lo adecuado es comenzar con una pintura base, un poco disuelta para que corra bien entre las grietas que hemos marcado, pero que recubra bien la masilla. El color será el color de fondo de la roca, según queramos que sea un gris tipo granito, o colores algo más cálidos para imitar otro tipo de rocas. Una vez seco este color de base, lo que hacemos es cubrir la zona rocosa con una pintura oscura bastante diluida, e inmediatamente, antes de que seque, intentar quitarla con una esponja húmeda (ese es el momento que recoge la fotografía anterior, tomada en un seminario de modelismo). Esto conseguirá que la pintura oscura se quede metida en las zonas más profundas, remarcándose el relieve.

Por último, en las zonas rocosas, utilizaremos tonos claros (blancos amarillos anaranjados, o verdes claros) para dar ligeros toques con un pincel prácticamente seco que deja sólo una fina marca casi imperceptible en las aristas mas sobresalientes de la roca.

Con esto, habremos dotado a nuestra maqueta de un terreno realista que se convertirá en un verdadero paisaje cuando introduzcamos la vegetación los edificios, luces, etc. Todo ello se tratará en el capítulo de decoración.