6 de julio del 2014
Centro
de Cristianismo Práctico
Libertad
a los cautivos
“Porque el
Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor allí hay libertad.” (2Corintios
3:17)
Una de las historias más conocida e interesante
del Antiguo Testamento es la historia de José y de Moisés. Detrás de estas
historias está el tema de la libertad.
Así como a toda noche oscura le sigue un bello
amanecer, después del cautiverio viene la libertad.
La historia de José es una bella historia de
cautiverio y libertad. José fue vendido a los egipcios (Gen. 45:5) y estuvo
también preso en la cárcel. “Pero Jehová estaba con José” (Gen. 40:21) y lo
prosperó en todo lo que hacía. Su extraordinaria habilidad administrativa y su
capacidad de interpretar sueños lo llevaron a convertirse en Primer Ministro de
Egipto. (Génesis 45:8).
Administró los bienes y la producción de
alimentos de forma tal que de todos los lugares venían a Egipto en busca de
alimento.
Hubo mucha hambre en la tierra y la familia de
José tuvo que ir a Egipto en busca de alimentos. Y liberó a su familia del
hambre que hubo en todos los países (Génesis 41:54) Porque allí donde está el
espíritu de Dios hay libertad.
Logró que su familia se estableciera en la
tierra de Gosén, una de las regiones más fértiles de Egipto, (Génesis 45:10
nota d) y allí se multiplicaron en gran manera y vivieron protegidos no solo
por José sino también por el Faraón.
Después de la muerte de José, pasaron muchos
años y “los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, llegaron a ser
numerosos y fuertes en extremo y se llenó de ellos la tierra.” (Éxodo 1:7)
Vino entonces un Faraón que no conocía a José y
éste le dijo a su pueblo: “«Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más
numeroso y fuerte que nosotros.»” (Éxodo 1:9) Y para evitar que se rebelaran
contra de ellos “los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza,
y amargaron su vida con dura servidumbre… en todo su servicio, al cual los
obligaban con rigor.” (Éxodo 1:13)
Entonces, “los hijos de Israel, que gemían a
causa de la servidumbre, clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos desde lo
profundo de su servidumbre.” (Éxodo 2:23) Después de ver la aflicción de Su
pueblo Jehová llamó a Moisés para que liberara al pueblo de la servidumbre y
del cautiverio egipcio.
Dijo Jehová: “Ven, por tanto, ahora, y te
enviaré al faraón para que saques de
Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel.” (Éxodo 3:10) Moisés tuvo muchas
adversidades pero finalmente logró sacar al pueblo del cautiverio egipcio;
porque dondequiera que permanezca el
Espíritu de Dios habrá libertad.
Y estas historias del pasado tienen un gran
significado hoy día en nuestras vidas. La moraleja es que Dios nos ha hecho
libres, pero nosotros mismos nos hemos esclavizado producto de maneras erróneas
de pensar, del miedo y del egoísmo y solo Dios puede liberarnos de tales
condiciones.
Entonces: ¿a qué condiciones estás atado?
El jueves pasado en el curso de Prosperidad que
estamos ofreciendo yo decía que existen muchos “gurús de prosperidad” que
cobran grandes cantidades de dinero por sus charlas y conferencias. Pero que al
final del día son conchas vacías porque su discurso se queda sin considerar que
el fundamento de toda prosperidad es el reconocimiento y la fe en Dios como la
Fuente Inagotable de todo lo que necesitamos.
Buscan liberarte del yugo de las deudas
vendiendo un producto que “promete” libertad, o se basan en un plan o una
fórmula que “promete” proveerte todo el oro que necesitas.
Cada vez que pienso en este tipo de charlas o
seminario me recuerdo de Aladino frotando su lámpara mágica para pedirle al
Genio la concesión de sus deseos. Una fabulosa historia de entretenimiento
infantil.
Pero la
vida no es así. El Genio que buscamos no necesariamente aparece ante nosotros
sino que está dentro de nosotros y puede conceder nuestros deseos en la medida
de nuestra fe.
Y el mayor deseo de Dios para cada uno de Sus
hijos es que sean libres y conozcan que en espíritu y en verdad Él nos creó
libres desde el principio.
Ahora bien, como he dicho anteriormente,
nosotros mismos nos hemos esclavizados producto del pensar erróneo. Por
ejemplo, hay mucha gente esclavizada por la pobreza.
Pensarás que le toca a los gobiernos crear
empleos para que una mayor cantidad de personas encuentren un modo de ganarse
la vida. Y tienes razón, pero dejar que solo el gobierno se encargue de esto
nunca solucionará la condición de pobreza. Jesús lo dijo: “… a los pobres
siempre los tendréis con vosotros.” (Juan 12:8)
El mejor antídoto contra la pobreza es la
creatividad. Identifica las necesidades de las personas que tienes a tu
alrededor y piensa en maneras creativas de satisfacer esas necesidades.
Algunas personas se hacen esclavos del dinero
pensando que en el futuro no habrá dinero o escaseará. Piensan que no serán
capaces de rendir un servicio al prójimo y para estas personas la ley se cumple
“porque cuales son sus pensamientos íntimos tal es él.” (Proverbios 23:7)
Hay personas que se hacen esclavos de la
enfermedad. Viven enfermos toda la vida, quejándose de su condición buscando
quién se haga cargo de ellos.
Este tipo de personas nunca gozarán de plena
libertad porque no han aprendido a hacerse responsables de su propia vida ni
tampoco han aprendido que la libertad de todo tipo de condición viene de Dios.
Desconocen que “donde está el Espíritu
del Señor allí hay libertad.”
Hay personas que son esclavos de la mentira y
viven mintiendo todo el tiempo, haciéndose pasar por lo que no son y engañando
a los demás. Dan falso testimonio de otras personas y de ellas mismas también, engañándose
a sí mismas creyéndose lo que no son.
Poco a poco se van quedando solos porque las
personas a su alrededor van perdiendo la confianza en ella y esas mismas
personas terminan perdiendo la confianza en sí mismas. Terminan creando
alrededor de ellos una telaraña de problemas y falsedades.
Hay
quienes son esclavos del miedo. Viven una vida de miedo, miedo a relaciones
afectivas por temor a sufrir un desengaño, miedo a emprender proyectos de
envergadura por temor al fracaso, miedo a perder sus empleos por temor a no
poder afrontar el pago de sus
obligaciones, miedo a la vejez por temor a quedar inútiles y miedo a la muerte
por temor a ir al infierno.
El remedio a esta condición es desarrollar la
confianza y la fe en Dios. Dios nos dice: “¡Esforzaos y cobrad ánimo! No temáis
ni tengáis miedo…, porque Jehová Dios es el que va contigo; no te dejará ni te
desamparará.” (Deuteronomio 31:6)
Todo aquel que pueda apropiarse de estas
palabras y llevarlas hasta el tuétano de sus huesos jamás tendrá miedo. Porque
estas palabras más que palabras son una gran promesa para lo que creen en el
poder de Dios obrando en sus vidas.
Hay quienes se esclavizan por los placeres
carnales. En todos los niveles sociales encontramos personas que son adictas a
relaciones sexuales ilícitas. Esto lo vemos todos los días, hasta en el clero.
Muchas de estas personas se sienten presas de
este tipo de adicción y otros han sentido el peso de la ley en su contra.
Eventualmente el alma desea y anhelan liberarse de esta condición. Aunque estas
personas están buscando satisfacción ignoran que lo que están buscando
realmente es a Dios. Solo Dios puede liberar porque donde está el Espíritu del Señor allí hay libertad.”
Hay quienes son esclavos del alcohol y las
drogas. Cada día vemos cómo aumenta el consumo de estas sustancias y el tráfico
y consumo de las drogas ya ha llegado a las escuelas. Cada día hay más jóvenes
esclavos de las drogas y del alcohol.
Lo que hace falta es una educación cristiana en
el hogar como en las escuelas en donde cada día se practique la presencia de
Dios. Solo así lograremos libertad porque donde
está el Espíritu del Señor allí hay libertad.” Entonces, procura educarte
espiritualmente.
Existen personas que son esclavas de la
corrupción. Vemos agentes de la policía envueltos en actividades ilícitas y
corruptas. Empleados de gobierno buscando lucrarse ilícitamente.
Todo esto es error y nos confirma cada vez más
las palabras del Maestro Jesucristo cuando dijo: “–De cierto, de cierto os digo
que todo aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:36) pues donde está el Espíritu del Señor allí hay
libertad.”
Hay quienes todavía no han aprendido a controlar
su lengua profiriendo toda clase de insultos, calumnias y maledicencias contra
los demás. A tales personas Jesús les dijo: “… por tus palabras serás condenado”.
(Mateo 12:37)
Las grandes batallas se llevan a cabo dentro de
nuestro ser y las grandes conquistas se logran también dentro de cada uno de
nosotros. Cada uno de nosotros debe
tomar la decisión de liberarse del cautiverio del error.
El que libera está dentro de ti y tuyo es el
privilegio de buscarlo. Búscalo y lo hallarás, toca Su puerta para que entres
en su reino porque donde está el Espíritu
del Señor allí hay libertad.”
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las
haces.
¡Amén!
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