1 de junio del 2014
Centro
de Cristianismo Práctico
El
Secreto del Entusiasmo
“Entonces el
Señor dijo a Pablo en visión de noche: «No temas, sino habla y no calles,
porque yo estoy contigo y nadie pondrá sobre ti la mano para hacerte mal,
porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad»”. (Hechos 18:9)
Cuando el apóstol Pablo escuchó estas palabras
estaba en Corinto, realizando su segundo viaje misionero por el mundo antiguo.
Jesús se le reveló a Pablo esa noche alentándolo
a que continuara su predicación porque tenía mucho pueblo en esa ciudad. Las
escrituras dicen que Pablo permaneció en Corinto “un año y seis meses”. (Hechos
18:11)
La figura de Pablo es interesante pues siempre
lo vemos activo identificado con alguna causa. A principio lo vimos identificado
con el Sanedrín persiguiendo a los cristianos, y luego de su conversión leemos
que “enseguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que este era el
Hijo de Dios.” (Hechos 9:20)
Antes de su conversión Saulo era animado por el
orden religioso, la Ley que Moisés le dio al pueblo judío. El deseaba que se
cumpliera la Ley al pie de la letra. Esto es, un cumplimiento intelectual y
legalista de la Ley.
Pero él mismo, luego de su conversión, en su segunda
carta a los Corintios les dijo que Dios lo había capacitado “para ser ministro
de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu, porque la letra mata,
pero el Espíritu da vida.” (2 Corintios 3:6)
Y ciertamente para que nuestro entusiasmo
permanezca y sea perdurable debemos estar animados por el Espíritu, pues es el
Espíritu de Dios en ti y en mí quien nos anima verdaderamente.
La conversión de Pablo es un ejemplo de esta
gran verdad; la inspiración que recibió de la letra fue pasajera, pero la
inspiración que recibió del Espíritu de Dios fue eterna.
Entonces uno de los secretos del entusiasmo es permitir que solo te inspire el Espíritu
de Dios que mora en ti. Pablo murió por Cristo y ninguno de los apóstoles que
vinieron antes que él trabajó más que él en la predicación del evangelio.
Existe una historia interesante que acerca del
origen de la palabra entusiasmo.
“La palabra entusiasmo procede del
griego enthousiasmós, que viene a significar etimológicamente
algo así como ‘rapto divino’ o ‘posesión divina’.
En efecto, el sustantivo griego está formado sobre
la preposición en y el sustantivo theós ‘dios’. [Esto es, en Dios, y pienso que una nueva
definición basada en estas raíces podría ser, en Dios estamos.]
La idea que hay detrás es que cuando nos dejamos
llevar por el entusiasmo es un dios el que entra en nosotros y se sirve de
nuestra persona para manifestarse, como les ocurría —creían los griegos— a
los poetas, los profetas y los enamorados.
Todos ellos estaban
poseídos por la divinidad y por ello merecían respeto y admiración, pues
llegaban a alturas que no podían ni siquiera vislumbrar las gentes de a pie,
por no decir pedestres.” (http://blog.lengua-e.com/2011/etimologia-de-entusiasmo/)
Jesús comenzó Su ministerio muy entusiasta y Su
dedicación por completo a Su ministerio es prueba fehaciente de que el mantuvo
su inspiración en Dios.
Jesús hablando de la Ley nos dijo: No penséis
que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a
cumplir.” (Mateo 5:17) Jesús nos dio una nueva y mayor interpretación de la Ley
o de la letra; interpretación que fue inspirada por Dios.
Pablo dice que: “… aparte de la Ley se ha
manifestado la justicia de Dios” (Romanos 3:21) y la justicia es por medio de
la fe. La justicia de Dios siempre es el bien para ti, y el cumplimiento de Su
divina voluntad.
Jesús al igual que Pablo se mantuvieron
entusiastas predicando el evangelio y fueron justificados no tanto por la letra
sino por la fe. De modo que el secreto
del entusiasmo es mantener la fe en Dios. Entonces para que perdure nuestro
ánimo interior tenemos que mantener la fe en Dios a pesar de todo lo que dicten
las apariencias.
Tanto Jesús, como Pablo y los apóstoles
enfrentaron grandes peligros, incluyendo la muerte pero pudieron mantenerse
entusiastas y siguieron adelante porque no solo mantuvieron la fe en Dios sino
que también se mantuvieron obedientes al llamado de Dios.
Todos hemos sentido alguna vez el llamado de
Dios, algunos lo hemos ignorado, otros lo han intentado pero rápidamente lo han
abandonado por presiones externas; pero otros sintiendo la inspiración de Dios han
sido obedientes y con fe y entusiasmo han respondido al llamado de Dios.
El secreto del entusiasmo es entregarse totalmente al querer y el hacer que produce Dios en cada
uno de nosotros. Los grandes personajes de la historia de la humanidad que
han respondido al llamado de Dios se han distinguido por su incansable labor y
entusiasmo en favor y en servicio de la humanidad. Tenemos a Jesucristo,
Ghandi, el Papa Juan Pablo II, Nelson Mandela, el Presidente Lincoln, Walt
Disney, Martin Luther King, y otros más.
Todos estos fueron gigantes de la historia que
entregaron sus vidas a grandes ideales, ideales que solo Dios pudo haber puesto
en el corazón de cada uno de ellos.
Otro de los secretos
del entusiasmo es mantenerse en una actitud positiva ante la vida. Todos
sabemos que una actitud positiva no solo nos acerca más a Dios sino que nos
ayuda a tener éxito en todo lo que emprendemos.
En el mundo mercantil los vendedores más
exitosos son los más entusiastas y los
más entusiastas son los que mantienen una actitud positiva, siempre dispuestos
a servir a los demás.
Estos vendedores conocen bien sus productos y
están enamorados de lo que hacen. Muchos piensan en los beneficios que sus
productos traen a las personas que los consumen y piensan a menudo que están de
alguna manera aportando al bienestar de la sociedad.
Si sientes que la vida no tiene sentido para ti,
si sientes desánimo, pesadumbre, apatía, o decepción busca algo que te
entusiasme. Puede ser un pasatiempo, lo que sea y dedícale tiempo a esta
actividad. Si es posible consigue personas con las que puedas compartir esta
actividad y verás que todo comienza a cambiar en tu vida.
Hablemos de la esperanza “porque con esperanza
debe arar el que ara y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto.” (1
Corintios 9:10)
Tal vez no puedas ver el fruto de algo que estás
haciendo con entusiasmo. Pero nunca dejes de hacer por razones externas. Porque
lo importante es mantener la esperanza viva, sabiendo que todo lo que hacemos
con gozo y entusiasmo eventualmente dará mucho fruto; por eso no desmalles ni
te desanimes, sigue adelante abierto y receptivo a la instrucción y la guía de
Dios. De modo que otro de los secretos
del entusiasmo es mantener viva la esperanza.
En la clase de prosperidad que estamos
impartiendo los jueves, hemos leído que Fillmore nos dice que cuando ponemos el
amor, la sabiduría y la fe a trabajar juntos grandes milagros ocurren en
nuestras vidas. ¡Imagínense que ocurrirá si a estos le añadimos el entusiasmo!
El entusiasmo nos anima a la acción pero unido
al amor, la sabiduría y la fe producirá resultados extraordinarios. Estos
cuatro ingredientes son indispensables para que cualquier idea logre alcanzar
el éxito.
Sin temor a equivocarme puedo afirmar que el
verdadero entusiasmo es la energía de Dios fluyendo a través de cada uno de
nosotros.
A medida que nos entusiasmamos por las cosas
espirituales somos inspirados en mayor grado por el Espíritu de Dios. Una gran
idea es que vayas cultivando el gusto por las cosas espirituales. Procura
consumir la leche espiritual de la cual habla Pedro para que por medio de ella
te purifiques y vayas preparando tu camino para tu propia salvación.
Entonces el secreto del entusiasmo es:
Receptividad a la inspiración espiritual
Mantener tu fe en Dios
Entregarte totalmente al querer y al hacer de
Dios en ti
Mantener una actitud positiva ante la vida
Mantener viva la esperanza
Dar a luz al Cristo que mora en ti.
Cuando te levantes por la mañana afirma con
convicción: En este nuevo día con gozo y
entusiasmo llevo a cabo las tareas que tengo delante de mí.
Dios te bendice si sabiendo estas cosas las
haces. ¡Amén!
|